Por Ana Jerozolimski. Publicado en Semanario Hebreo el 26 de enero de 2017.
Con el Profesor Andrés Serralta, tras su participación en un curso para docentes de la Shoá en Yad Vashem (Jerusalem)
Andrés Serralta (36), Profesor de Historia egresado del IPA, especialmente interesando en la temática de violencia genocida, es también egresado de la Escuela Internacional para el Estudio del Holocausto en Yad Vashem, dicta cursos sobre la Shoá e Historia Contemporánea en diferentes niveles de educación formal e informal y ha sido ponente en congresos internacionales sobre el Genocidio Armenio.
Todo esto lo ha acercado al Centro Recordatorio del Holocausto en Uruguay, en el cual es miembro de la Comisión Directiva, con un profundo compromiso con su labor.
Hoy, cuando está por conmemorarse otra fecha recordatoria de la Shoá, es oportuno conversar con él. Este es un resumen del diálogo mantenido.
Andrés, quienes siguen las actividades del Centro Recordatorio del Holocausto, sin duda conocen tu nombre y saben de ti como profesor de historia, interesado entre otras cosas en el tema de los genocidios, lo cual te ha llevado a estudiar mucho sobre la Shoá y también sobre el genocidio armenio. Antes de ahondar en todo ello, dado que realizamos esta entrevista de cara al 27 de enero, el Día Internacional de Recuerdo de las Víctimas de la Shoa, fijado como tal años atrás por las Naciones Unidas, te preguntaría qué importancia tiene a tu criterio esta fecha. O sea…existe ya Iom HaShoa, en Uruguay también se destaca mucho la Noche de los Cristales Rotos… ¿Es importante que haya días recordatorios oficiales?
Considero muy importantes los días de recordación oficiales en tanto contribuyen a combatir el negacionismo de los procesos genocidas. Estos actos ponen, al menos por unos instantes, en la esfera pública estos temas. Sin embargo, se debe evitar correr el riesgo de la autocomplacencia o el conformismo pensando que porque se escuchó los discursos de una actividad recordatoria uno se convirtió en un “campeón” de la solidaridad y los Derechos Humanos. Son instancias importantes que deben ser complementadas por tareas de índole más periódica, que efectivicen o contribuyan a efectivizar, el mensaje de defensa de los Derechos Humanos y prevención de los genocidios que quienes instauraron las conmemoraciones oficiales intentaron transmitir.
Recientemente participaste nuevamente en un curso de Yad Vashem, el conocido “moréi morim”, o sea un seminario para docentes que enseñan la Shoá. Nuevamente digo, porque no fue tu primera experiencia de este tipo. Y además de lo interesante que te resultó, de lo enriquecedor como profesor de historia, no puedo dejar de preguntarte qué significó esta experiencia para ti, que no sos judío. ¿Te parece que una persona que no es judía necesariamente lo vive diferente?
Efectivamente, ya había realizado otra experiencia de formación en Yad Vashem, siendo esta más específica, ya que, como bien señalas, estaba orientada a educadores que realizan formación de otros docentes para la transmisión de la Shoá.
Desde mi percepción, la forma de vivir la experiencia de formación de una persona judía o no judía, puede variar fundamentalmente en que la primera -en muchas ocasiones, no en todas- se vincula a la enseñanza de la Shoá por impulsos nacidos de relaciones familiares con víctimas y/o sobrevivientes del proceso genocida. Esas experiencias una persona no judía, habitualmente no las posee -salvo que haya pertenecido a otro grupo perseguido- por lo que su motivación suele provenir de otras inquietudes.
En mi caso particular, la investigación histórica sobre los procesos de violencia estatal, me llevó a estudiar la Shoá, para intentar comprender de manera más profunda las causas de los genocidios. De todas maneras, a las motivaciones como historiador -o a cualquier otro profesional- se sumaron los valores personales que guían mi vida cotidiana. Es difícil involucrarse en la transmisión de este tipo de conocimiento sin hacer opciones personales que conlleven el respeto, la defensa y promoción de los Derechos Humanos. Contribuir a formar nuevos educadores y personas interesadas en la transmisión de estos acontecimientos estimo que es una tarea necesaria para lograr aumentar las posibilidades de una defensa más efectiva de los Derechos Humanos. En este último aspecto, a mi modo de ver, la experiencia formativa de una persona no judía y otra que sí lo sea, confluyen.
EL CENTRO RECORDATORIO DEL HOLOCAUSTO
Tú sos miembro del Centro Recordatorio del Holocausto y estás muy comprometido con su trabajo. Lo sé por Rita Vinocur, que te elogia con cariño y admiración. Y me pregunto si es distinto conocer sobrevivientes de la Shoá, escuchar sus testimonios, en Montevideo y en Jerusalem.
Hace unos años soy miembro del Centro Recordatorio del Holocausto, en mi caso, como en el de muchas otras personas que se han acercado a la institución en los últimos años, tiene mucho que ver con ello, la labor de la Prof. Rita Vinocur, que trabaja en forma constante y dedicada por mantener vivo el espíritu fundacional de los sobrevivientes y porque las personas que intentamos contribuir con ese objetivo nos sintamos cómodas, respetadas y queridas. A eso se suma la existencia de un gran grupo humano y profesional que está trabajando en el CRH, ello hace que sea un espacio de intercambio de conocimiento, pero también de construcción de vínculos y de pensar nuevas actividades para realizar.
Con respecto al testimonio de los sobrevivientes, te puedo decir que he escuchado en forma presencial o por registros fílmicos un número significativo de casos de personas que eligieron Israel o Uruguay para radicarse definitivamente.
En primer lugar, los testimonios a los que uno asiste en Yad Vashem o son producidos por esta institución, están seleccionados por una entidad que fue creada por ley en el Estado de Israel, por lo tanto, es esperable que se escojan testimonios que promueven de forma indirecta o directa, la emigración al Estado de Israel, visto como “hogar nacional” judío. Ello no debería percibirse como extraño ya que es de público conocimiento que el Estado tiene políticas públicas activas para el fomento de la emigración desde la diáspora. Los testimonios elegidos de personas que viven en Israel reflejan el sentir de personas que se sienten agradecidos con el Estado de Israel por haber podido rehacer sus vidas allí. También es común que quienes lograron reconstruir sus vidas en su país de radicación definitiva -Uruguay, Argentina, Estados Unidos, etc- expresen diversos grados de agradecimiento con el país de acogida.
Los testimonios de sobrevivientes radicados en Uruguay, presentan algunas diferencias notorias en relación a este punto. Evidentemente no instan a otros a venir a vivir a Uruguay, ya que, por regla general, dan testimonio en Uruguay, para uruguayos, por lo que tal apelación no tendría sentido. Algunos aspectos comunes son, por ejemplo, enfatizar la tolerancia social que vivieron, la posibilidad de educarse gratuitamente en un Estado laico que no les obligó a cambiar sus tradiciones o abjurar de su credo religioso -si lo tenían- para poder recibir instrucción.
Y vuelvo un poco a la base… ¿por qué? ¿Por qué te acercaste al Centro Recordatorio? ¿Por qué le dedicas tiempo?
Como te decía me acerqué inicialmente por motivaciones referidas a mi profesión. Luego está la cuestión más difícil que tienen las instituciones que es “retener” o fidelizar con la entidad a aquellos quienes se acercan. En el caso del Centro Recordatorio del Holocausto la apertura de la institución a los aportes de personas no judías, a mi modo de ver, fue una opción de la organización para intentar darle mayores posibilidades de continuar con la misión que le encomendaron sus fundadores, sobrevivientes del Holocausto, cuando lamentablemente quienes sobrevivieron ya no estén con nosotros. Eso sin desmedro de la dedicación de integrantes de la comunidad que recibe, le permitió contar con un número de colaboradores más numeroso y diverso para llevar adelante proyectos como la constitución de la Biblioteca “Simón Wiesenthal”, que tiene el acervo bibliográfico más completo sobre la Shoá del Uruguay, mayor al de otras bibliotecas de América Latina.
En mi opinión, la misión de la institución supo adaptarse a la realidad de la existencia de personas dispuestas dedicar su tiempo a la difusión, transmisión – y también discusión fundada- de la Shoá que provienen de distintos orígenes.
LA SHOÁ Y OTROS GENOCIDIOS
Has investigado a fondo también el Genocidio Armenio, que precedió a la Shoá, sobre el que has escrito un libro junto con tu colega Marcelo Desena. En Yad Vashem se destaca siempre lo singular de la Shoá, lo incomparable con otras situaciones, y al mismo tiempo se habla de la lección universal de la Shoá, como advertencia ante otros genocidios, recordando que lamentablemente, no fue el único. ¿Te parece que se maneja bien ese mensaje? Casi lo llamo de “dualidad” pero creo que no es apropiado.
Como señalas empecé a estudiar el Genocidio Armenio hace varios años. Publicamos con mi colega el libro Genocidio Armenio 1915 -1923. Antecedentes perpetración y consecuencias y en los próximos meses estaremos publicando un nuevo libro también sobre el Genocidio Armenio. Indudablemente todos los procesos genocidas comparten similitudes que son las que permiten encuadrar esos procesos dentro de una misma categoría.
La posición de Yad Vashem, con respecto a la corriente historiográfica que sostenía la unicidad del Holocausto, ha ido variando. Esa posición actualmente está totalmente superada a nivel académico y la institución se adaptó a ello. Yad Vashem, por diversas necesidades, no sólo de origen académico, abandonó definitivamente los postulados de la unicidad, ya que todo proceso histórico no solamente un genocidio- es irrepetible en las mismas condiciones en que se gestó.
Actualmente Yad Vashem hace énfasis en que la Shoá fue un evento paradigmático, aunque paulatinamente -no sin resistencias- ha renunciado a la incomparabilidad de la Shoá con otros genocidios. Esto tampoco quiere decir que la Shoá pueda ser comparada con cualquier proceso por el sólo hecho de facilitar su transmisión o difusión. Considero que debe ser comparada con eventos de magnitud y categoría similares. Lamentablemente el propio término genocidio se utiliza con frecuencia para situaciones y contextos que en nada o muy poco se asemejan al delito que pretende describir ese término, lo que aumenta las precauciones a tomar para efectuar comparaciones válidas.
La visión de la Shoá como acontecimiento de alcance universal, ha ganado cada vez más aceptación, por lo menos dentro de los países de cultura occidental, aunque no únicamente en estos.
ENSEÑANDO LA SHOÁ EN URUGUAY
La enseñanza de la Shoá no es obligatoria aún en el programa curricular uruguayo de secundaria. ¿Cuál es el margen de maniobra que tiene un docente de historia cuando se llega al año en que se estudia el siglo XX y por ende también la Segunda Guerra Mundial? ¿Cómo lo has estado manejando tú?
Justamente en el libro que publicaremos con el Prof. Marcelo Desena, Enseñar el Genocidio Armenio…, abordamos el tema del “margen de maniobra” que posee el docente al enseñar sobre un proceso genocida. Sin entrar a analizar la legislación o experiencias concretas, puedo decirte que es perfectamente posible enseñar sobre Shoá en el sistema público uruguayo, o sobre el Genocidio Armenio. Al estar incluida la Primera y Segunda Guerra Mundial en el programa oficial, tratar ambos genocidios es perfectamente posible, ya que comenzaron durante las guerras mundiales y sus consecuencias se extendieron más allá de fin de estas, incluir su estudio dentro de estos tópicos es una opción docente. Esto puede hacerse siempre y cuando uno cumpla también con el resto del programa educativo para evitar inconveniente. Ello supone jerarquizar contenidos y priorizar en la carga horaria unos temas en detrimento de otros, tarea que no todos los educadores están dispuestos a hacer lamentablemente.
La existencia de materiales apropiados para enseñar o el acceso a ellos es un asunto bien diferente, sobre el que existen deficiencias evidentes. A propósito de ello, te voy a contar una anécdota, un Manual de Historia de 3er año de Secundaria, publicado por una editorial muy conocida a nivel internacional, que se usa actualmente en Uruguay, no contiene menciones acerca del Genocidio Armenio y sobre la Shoá dedica en total menos de dos carillas de sus 311 páginas. Ante esto un estudiante me preguntó ¿Profesor por qué enseña el Genocidio Armenio si no está en el libro? Justamente, yo creo que mi deber es enseñarlo, aunque no esté en el Manual.
La decisión de enseñar la Shoá, es ante todo del docente, que en los niveles educativos inicial – primario y secundario, tiene su libertad académica más restringida en función de lo que prescribe el programa, pero al no estar prohibida la enseñanza del tema ni mucho menos, su inclusión responde a la convicción y formación del profesional. Como nadir nadie puede enseñar aquello que no conoce, el aspecto fundamental es seguir formando educadores en estos temas y poner herramientas a su alcance para incrementar las posibilidades de que estos temas sean enseñados y se los transmita en forma adecuada.
¿Te parece que debería ser un tema obligatorio?
Realmente en un sistema educativo como el uruguayo que ni siquiera puede obligar a sus estudiantes a cumplir lo más elemental de la ley de educación vigente, como completar la totalidad del trayecto de educación secundaria, la discusión acerca de la obligatoriedad de la enseñanza de la Shoá no me parece central.
Si bien otros países con situaciones educativas similares han incluido la obligatoriedad de la enseñanza de la Shoá dentro de sus programas, entiendo que hacer eso es “poner la carreta delante de los bueyes”. Sirve a efectos de generar una declaración simbólica, pero posee muy poca efectividad práctica, e inclusive puede tener aspectos contraproducentes, que lleven a la ingenuidad de pensar que con la obligatoriedad de la enseñanza del tema se resolvió el problema.
¿Qué beneficios puede traer incluir un contenido educativo para el cual los docentes no recibieron formación acorde a su nivel?
A mi juicio si existen, son por lo menos dudosos. Muy probablemente el contenido se enseñe en forma fragmentaria, insuficiente o aún deformada y quizás, aún en forma contraria a la intención original porque los encargados de enseñar no fueron capacitados en las particularidades del tema. Eso tampoco se resuelve con capacitaciones puntuales sino con políticas de formación continua en el tema a nivel estatal que hoy están lejos de existir.
Desde mi punto de vista genera mucho más impacto educativo -muchos estudios también lo consideran así- poner al alcance del docente las herramientas necesarias para llevar adelante una enseñanza adecuada, en vez de imponerle la obligatoriedad de transmitir un contenido muy complejo para el que no fue formado.