Semanario Hebreo: Palabras de homenaje en su 60º Aniversario

Semanario Hebreo: Palabras de homenaje en su 60º Aniversario
17 diciembre, 2020 administrador

60 años de un milagro
60 años de una maravilla
60 años del Semanario Hebreo

Escribe la Prof. Rita Vinocur, directora del Museo de la Shoá de Uruguay, en homenaje a los sesenta años del Semanario Hebreo

 

Foto 1 (izquierda a derecha): Taiby Jerozolimski (Z»L), Sara Jerozolimski (Z»L), José Jerozolimski (Z»L) y Ana Benkel de Vinocur (Z»L)
Foto 2 (izquierda a derecha): Taiby Jerozolimski (Z»L), Sara Jerozolimski (Z»L), José Jerozolimski (Z»L) y Rita Vinocur

 

Elegir entre miles de momentos vividos junto al Semanario Hebreo a través de toda mi vida, sí… toda mi vida, puesto que siempre el Semanario estuvo en nuestra casa, ya desde niña pequeña lo veía y escuchaba comentarios en la casa de mis padres, y fui creciendo y se convirtió en parte inseparable de nuestra familia, de los amigos, de toda la colectividad y de todo el Uruguay, no es tarea fácil.

Se agolpan en mi mente momentos, miradas, tertulias en los cuales el Semanario era y es protagonista. ¿Por dónde empezar? Tal vez por la mujer maravilla que es su Directora, Ana Beris Jerozolimski, quien por un lado es pura dulzura, empatía y emoción hasta las lágrimas en sus entrevistas y artículos, y por otro es dama de hierro con coraje para jugársela con preguntas muy difíciles; siempre inteligentes.

¿Cómo hace, nos preguntamos todos? No se entiende… es un misterio de la naturaleza, pareciera tiene la capacidad de varias computadoras súpersónicas funcionando todas juntas y otra vez uno se pregunta, ¿cómo hace para abarcar todos esos temas y estar en todos lados, en Uruguay y en Israel a la vez?

No se entiende tampoco cómo con esa tarea gigantesca, ella puede cuidar hasta los más mínimos detalles, por ejemplo si se le envía un artículo con fotos de personas que no conoce, se preocupa siempre que bajo cada foto vayan exactamente los nombres de quienes allí aparecen.

Y seguimos viendo al Semanario salir cada semana, y lo sentimos como algo natural, normal, como parte del paisaje, pero no lo es. Se logra por un esfuerzo mayúsculo impulsado por amor y pasión a la tarea y todo ese esfuerzo inconmensurable hay que valorarlo y aplaudirlo en su total dimensión.

Y el dicho tan conocido, la manzana no cae lejos del árbol es tan apropiado… porque ese fruto viene de un tronco sólido, único creado sobre la raíz de un gigante, el enorme José Jerozolimski (Z”L) de quien tampoco se entendía si era real o irreal por su capacidad increíble y abnegada de cubrir las noticias como si fuera una misión sagrada, la cual heredó a su hija quien sigue en su línea, inclusive ampliándola.

Siempre digo que desde el cielo él sonríe al ver a sus hijos y familia maravillosos que formó y las semillas que plantó. De Yero y su labor en el Semanario se podría escribir volúmenes enteros. Todo un personaje. Yero sentía al Semanario como otro hijo más y un hijo muy querido y Ana siente exactamente igual.  El Semanario sale contra viento y marea y en los últimos días lo tenemos todavía más claro, luego de lo que Ana tuvo que atravesar.

Y para todos debería ser considerado como una joya que mucho debemos cuidar y apoyar. Es un órgano de difusión e información único. No hubo artículos del Centro Recordatorio del Holocausto -institución en la que trabajo- que no se publicaran.

Nuestra organización, que se dedica a la memoria de la Shoá con una mirada firme en el presente y futuro, siempre tiene su espacio. Y por supuesto el Semanario está también presente en todo lo referente a difusión respecto a la comunidad judía y a las noticias locales e internacionales, de Uruguay e Israel y mucho más porque el material que ofrece es de la más variada índole. Y es oportuno expresar en este aniversario nuestro total y absoluto agradecimiento.

Y recordar alguna anécdota en un aniversario así es necesario… por eso quiero retrotraerme décadas atrás y la cantidad tan enorme de recuerdos que se agolpan en mi mente hace difícil la tarea para decidir cuál elegir.

Una vez fui a lo de Yero para llevarle una desgrabación de una entrevista hecha a través de un cassette de audio, (si habrá pasado tiempo) cuando no existía el mail y Taibi –su esposa- me hizo pasar a su escritorio. Había estado en su casa pero nunca antes en su escritorio. Esa imagen de patriarca con su blanca cabellera con un gesto apacible y feliz por estar en su elemento rodeado por montañas impresionantes de papeles es memorable, parecía que todo brillaba a su alrededor. Es como si debiera estar firme en su lugar porque era imprescindible transmitir el accionar del mundo; estaba en su elemento, en su pasión y no se sentía como algo normal, se sentía el aire de grandeza que emanaba de su persona con una sencillez que solo los gigantes pueden tener.

Toda mi familia lo quería entrañablemente y mamá en una ocasión quería mostrarle su agradecimiento y lo invitó a su casa, ¿y cuándo decía Yero que podía ir a cenar a una casa? Pues solamente jueves debía ser porque era el día de publicación del Semanario y ahí podía respirar hondo y tranquilo. Mamá hablaba siempre con él por teléfono e iba a la radio también. Pero ese día fue especial, fue una cena de gala. Fue invitado junto a su esposa Taibi y su hermana Sara y tuve el honor de estar en esa cena y por supuesto fue un jueves. Y comparto una de las imágenes de ese día junto a esta nota.

¡Brindo por los primeros 60 años del Semanario Hebreo con augurios de muchísimos años más con la misma pasión que Ana le imprime, con ese sello y brillo inigualables que es orgullo de nuestra comunidad, nuestro país y el mundo!.-