El Centro Recordatorio del Holocausto de Uruguay acompaña a la comunidad armenia en el 107º aniversario del Genocidio Armenio

En este 2022 se cumplen 107 años desde el 24 de abril de 1915 fecha en la que se perpetraron los arrestos de los principales referentes de la comunidad armenia del Imperio Otomano, en Constantinopla, (actual ciudad de Estambul, Turquía).

En 1965, fecha del cincuentenario del Genocidio Armenio, las diferentes comunidades de la diáspora armenia esparcidas por el mundo -cuya emigración, en numerosos casos, fue consecuencia directa de las persecuciones que sufrieron en sus Estados de origen– bregaron porque sus países de acogida reconocieran el genocidio armenio. La tarea que enfrentaron los miembros de esas comunidades, lamentablemente para sus intereses, distaba muchísimo de presentarse como sencilla. Los juicios emprendidos contra algunos de los responsables del genocidio en el antiguo Imperio Otomano, durante la ocupación aliada, en su enorme mayoría habían quedado truncos.

No había Estados que reconocieran oficialmente el genocidio y sí, algunos que lo negaban activamente. La negación del carácter genocida de las masacres ocurridas entre 1915 y 1923, que era – y sigue siendo- pieza constitutiva de la política exterior de Turquía, se mostraba eficaz. Año tras año, las comunidades de la diáspora, concurrían, en los países que así lo permitían, a efectuar sus reclamos de que se diera estatus legal a la constatación del crimen que habían padecido sin éxito.

El cincuentenario otorgó mayor visibilidad a las peticiones de la diáspora y las comunidades esperaron, con ilusión, que su pedido fuera escuchado. La enorme mayoría de los Estados les dieron la espalda, aunque no todos. En Uruguay la comunidad armenia local experimentó el consuelo de que su patria adoptiva, aquella donde nacieron sus hijos y sus nietos, hiciera suyo su reclamo.

El Poder Legislativo uruguayo no se limitó a emitir una declaración meramente simbólica, sino que, por el contrario, perforó la hasta entonces sólida muralla del negacionismo. Esa pared hecha de indiferencia que se erguía, oprobiosa, cimentada con cada negativa de cada uno de los Estados a los que habían llegado los sobrevivientes. Los legisladores uruguayos decidieron obrar diferente. Sancionaron la ley N° 13.326, que dispuso que se conmemorara oficialmente el genocidio, siendo el primer país en hacerlo. En ocasión de tratarse el proyecto de ley en el Senado, Eduardo Víctor Haedo expresó:

Refiriéndose a la misma cuestión, cuando el proyecto se trató en la Cámara de Diputados, Uruguay Tourné dijo:

«Creo que lo valores morales que entraña el hecho de la heroicidad del pueblo armenio en esta materia, tienen que destacarse en forma expresa a toda la juventud y niños de nuestro país» (2).