La imperdible historia de la mujer que se ocultó en la misma finca que los nazis le requisaron
Por Dr. Israel Jamitovsky
Elsa Koditschek nació en Austria el 29 de Febrero de 1884.Contrajo enlace con Siegfried Koditschek, un conocido y próspero banquero, en tanto que en 1911 la pareja construyó una finca de tres pisos en Hietzing, una zona opulenta de Viena y cercana a los Alpes. Tuvieron un hijo y una hija pero en 1925 su esposo falleció a la edad de 48 años.Ella permaneció en su finca y alquiló el segundo piso a Sylvia Kosminski, con el tiempo ambas se hicieron buenas amigas y los hijos de Ana la llamaban «Tía Sylvia», pese a no existir vínculo familiar alguno entre ellas.
Cuando en Marzo de 1938 Austria es anexada por Alemania y el antisemitismo se intensificó, Elsa decidió enviar sus hijos al exterior y ponerlos a resguardo: su hijo se radicó en Estados Unidos en tanto que su hija se afincó en Suiza.Aún así, Elsa decidió permanecer en Viena habida cuenta que no quería abandonar a su madre de 84 años y exponerla a los riesgos que conlleva el traslado a otro país en aquella coyuntura.
A su vez, se incrementaron en Austria las resoluciones antijudías .Familiares y amigos suyos perdieron su trabajo y no podían afrontar el pago del alquiler de una finca. Ante ello, Elsa los acogió en su casa asignando a cada huésped una habitación diferente y ella se mudó a la sala de música durmiendo en el sofá. En una de las misivas que remitió a su hijo en 1939, señaló que tanto ella como sus huéspedes dependían económicamente de la Tía Sylvia.
En 1940 la situación se agrava. El partido nazi se apropió de la finca de Elsa y se la asignó a Herbert Gerbing, un oficial de la SS tristemente famoso por su crueldad y responsable de la persecución a los judíos de Francia y Grecia.Pese a ello, le permitió a Elsa permanecer casi un año en una habitación del piso superior.
Ese mismo año Elsa recibió la orden de trasladarse al Gueto de Lodz y pese a que Gerbing intentó tranquilizarla en cuanto a la suerte que correría, con la ayuda de Sylvia decidió escaparse y abandonar su finca.Durante una año y medio se ocultó en el hogar de una familia no judía rotulada Heinz.Una noche del año 1942 sintió que su anfitrión retornó temprano a su hogar acompañado de dos oficiales nazis. Elsa se escapó con lo que tenía puesto reencontrándose posteriormente con Silvia.Le quedaba una única opción.Retornar a su antigua finca y ocultarse en el departamento asignando a Sylvia.
Desde la ventana, Elsa solía observar a Herbert Gerbing sentado en el jardís así como la llegada de arcas con el patrimonio robado a los judíos y que el mismo Oficial Gerbing traía del exterior.A fines de 1944 la señora Gerbing recibe la noticia que su esposo fue asesinado en Praga y abandona la finca junto con sus hijos.
Una vez que las fuerza soviéticas liberaron la zona y saquearon su casa, Elsa permaneció en su finca junto con Sylvia antes de viajar a Suiza y unirse a su hija, falleciendo en el año 1961.
Todo esta singular historia permaneció mucho tiempo en el olvido y silencio hasta que sucedieron dos hechos.En primer término, numerosas misivas de Elsa escritas a mano en papel cebolla durante la guerra y con posterioridad, permanecieron intactas y ocultas durante años en el sótano de un familiar y que al detectarse, fueron leídas y analizadas por primera vez configurando para sus nietos y bisnietos un genuino tesoro. Lo atestigua las reflexiones de Ted Koditschek nieto de Elsa y profesor retirado de Historia de la Universidad de Missouri. Para él y el resto de los familiares, las misivas de Elsa configuran una suerte de «Rosetta Stone» y valioso testimonio para acceder en toda su dimensión a la extraordinaria historia de su abuela.
Pero hubo algo más, que determinó que su historia alcanzara notoriedad pública a tal punto que fue reseñada en el New York Times .Elsa Koditschek poseía inquietudes artísticas y en 1928 al cumplirse el décimo aniversario del fallecimiento del pintor vienés Egon Schiele, adquirió su pintura rotulada La pequeña ciudad elaborada en 1913 y por la cual exhibió un especial entusiasmo a tal punto que la colgó en el comedor de su finca.
Cuando huye de su finca dejó atrás todas sus posesiones, salvo esta pintura que siempre la acompañó, pero posteriormente le fue arrebatada por el régimen nazi.En el año 1950, esta pintura fue subastada en el Dorotheum de Viena y adquirida de buena fue por el coleccionista Víktor Fogarassy.
Gracias a sus misivas y a las gestiones desplegadas por la casa de subastas Sotheby’s se pudo acreditar que Elsa Koditsche era la propietaria de dicho cuadro.Luego de prolongadas y complejas negociaciones, los descendientes de Elsa así como los propietarios actuales del cuadro llegaron a un acuerdo en dividir el producto de la venta del cuadro en partes iguales. Algo interesante a resaltar es que los últimos propietarios del cuadro solicitaron permanecer en el anonimato.
Lucian Simmons responsable del sector de indemnizaciones de Sotheby’s, señaló que es infrecuente el hecho de que una víctima del robo o confiscación del nazismo especifique tan detalladamente todo por escrito tal como lo hizo Ana, lo cual contribuyó a acreditar que ella era su propietaria. Muchas veces en estos casos, hay escasas pruebas y es difícil encontrar la conexión entre ellas y su común denominador.
Finalmente la pintura antedicha fue subastada y vendida el 12 de Noviembre de 2018 en Nueva York ni más ni menos que por la suma de 24.57 millones dólares, debiéndose recalcar que su estimación inicial fue de 18 millones de dólares.Cabe consignar que Sotheby’s es una reconocida casa de subastas mayoritariamente de obras de arte y demás objetos coleccionables e intervino en distintas negociaciones entabladas entre los herederos de judíos que perdieron sus obras de arte durante el Holocausto y los propietarios actuales de dichas creaciones. Negociaciones obviamente complejas ya que están juego normas del Derecho Internacional y la Propiedad Intelectual,
Steeven Luckert, historiador del Mueso Conmemorativo del Holocausto de Washington afirmó con razón, que las experiencias y vivencias de Elsa Koditschek, configuran una de las historias mas asombrosas de judíos que vivieron en la guerra ocultos en espacios bajo dominio nazi.-
Fuente: aurora-israel.co.il