El profesor Yehuda Bauer, de Yad Vashem y del Grupo de Trabajo para la Colaboración Internacional en la Enseñanza sobre el Holocausto dijo: «En el Holocausto del pueblo judío ocurrió algo sin precedentes, aterrador. Por primera vez en la sangrienta Historia de la Humanidad, en un estado moderno, en el centro de un continente civilizado, se puso en marcha una decisión cuyo objetivo era localizar, registrar, marcar, aislar de su entorno, desposeer, humillar, concentrar, transportar y asesinar a cada uno de los miembros de un grupo étnico aunque la pertenencia al grupo no siempre la definieron ellos mismos sino el asesino [por ejemplo, los conversos]. Estos no sólo se llevaron a cabo en el país en el que se originó el impulso genocida. No sólo se produjeron en el continente que deseaban controlar en primer lugar aquellos que los planearon. Con el transcurso del tiempo, se llevaron a cabo en cualquier parte del mundo, debido simplemente a motivos ideológicos».
El Holocausto ocurrió en un mundo semejante al nuestro. Las ideas y los procesos que condujeron a él, la comisión de éste y las reacciones que produjo, evidentemente, atañen a toda la Humanidad. El Holocausto es una advertencia sobre la capacidad del hombre de cometer asesinatos a gran escala en nombre de una ideología, a pesar del boato que se da a la civilización.