Evaluaciones del viaje a Polonia, con los hijos de los sobrevivientes (II)
El viaje del grupo uruguayo “Memoria y Dignidad” a Polonia, con el gran guía Dr. Mario Sinay, no dejó a nadie indiferente. Cada uno lo expresaba a su forma. Había quienes lograban poner en palabras los que todos sentíamos y aquellos cuya mirada decía mucho, sin palabras. Para los judíos, era parte de nuestra historia personal, inclusive si no convivimos con la fuerte historia de padres sobrevivientes o con la presencia ausente de abuelos asesinados . Para nuestros compañeros no judíos, era estremecedor conocer de cerca uno de los capítulos más oscuros en la historia de la humanidad.
Pero indudablemente, para los hijos de sobrevivientes, estar allí les permitió tocar los escenarios en los que sus padres sufrieron y de los que lograron salir.
A lo largo del viaje, grabamos y registramos mucho. No todo, por razones técnicas. Lamentablemente, algunos de los valiosos testimonios son de hecho inutilizables por el viento de fondo que los hace inaudibles. Otros, no alcanzamos a grabarlos.
Compartimos hoy aquí algunas de estas vivencias, a través de las palabras de nuestros compañeros que honraban desde allí la memoria de sus padres que ya no están pero que lucharon por sobrevivir y lograron construir familias a las que educaron sin odio ni rencor. Debo señalar que no se trata de filmaciones de largos testimonios ni de toda la historia de sus seres queridos, sino de recuerdos y comentarios que iban realizando, alentados por el propio Mario Sinay, de acuerdo al lugar en el que nos hallábamos y el tema que estábamos tratando.
Con algunos tuvimos la oportunidad de grabar más que con otros. Todas las historias valen. Lamentamos no poder transmitir todas por las circunstancias del lugar. Dedicaremos capítulos separados a lo que compartieron con nosotros Rita Vinocur, Andrés Rener y Rosa Zytner Tessle.
Una de las compañeras del viaje fue Mónica Packer, hija de Silvio Packer (z’l), nacido el 25 de diciembre de 1925 en Nassaud, Rumania.
Así la grabamos en Birkenau.
Silvio Packer, tenía 18 años cuando fue deportado a Auschwitz en junio de 1944. Pasó por diversos campos de concentración. Estuvo en Matthausen y Gusen, uno de los sub campos del primero. Fue liberado el 5 de mayo cuando el ejército norteamericano entró al campo.
Logró llegar a Uruguay, donde al fin pudo comenzar a vivir. En Uruguay contrajo matrimonio, tuvo tres hijas, 6 nietos y 6 bisnietos.
Le llevo muchos años comenzar a contar lo que había vivido. Pero tal cual escribieron sus hijas en su memoria, se fue en paz, el 25 de febrero del 2017.
Está sepultado en el Cementerio Israelita de La Paz y en su lápida hay un recordatorio de la familia que perdió, asesinada en Auschwitz.
Bendita sea su memoria.
Cerca de las vías del tren en Birkenau, captamos unos comentarios de Andrés Rener y Anita Fraiman, ambos hijos de sobrevivientes.
También de Gabriela Gutfriend y Rosa Zytner Tessler
En el ómnibus en el que nos trasladábamos, fueron compartidas evaluaciones de algunos de los compañeros que quisieron hablar. Sandra Veinstein, con la sensibilidad que le caracteriza, conectó entre lo vivido, el recuerdo de su padre Samuel (z»l), sobreviviente de la Shoá, y de su hijo Sebastián, ambos de bendita memoria. Seba falleció muy prematuramente por COVID.
Samuel Veinstein nació en Hotin, Rumania, el 13 de junio de 1935. Tenía 6 años cuando los nazis bombardearon su pueblo en 1941. Fue expulsado de su pueblo y llevado en una marcha para curzar el río Diniester. Su padre fue enlistado en el Ejército Rojo y murió combatiendo a los nazis en 1941.
Samuel, el menor de la familia, y su madre, lograron llegaron a un campo de concentración en Trasnustria, escaparon y terminaron en un pequeño gheto, donde trabajaron como mano de obra esclava para los nazis y sus aliados rumanos.
Logró salvarse junto a su madre, pero también terminada la guerra tuvo que lidiar con tragedias, al morir Yankel, su hermano mayor, ahogado, en Hungría. Nunca hallaron su cuerpo. Estaban tratando de llegar a la Palestina del Mandato Británico, donde se estableció luego el Estado de Israel.
En 1948 llegó a Uruguay, donde luego se casó, tuvo dos hijas y 5 nietos.
En el viaje, en su corazón, Sandra iba acompañada tanto por su papá como por su hijo mayor, bendita sea la memoria de ambos.
Aquí, una selfie de Seba con su amado Zeide.
Otra de las compañeras del grupo que compartió en distintas ocasiones pantallazos de la historia de su familia, fue Anita Fraiman, quien llegó al viaje desde Estados Unidos, donde están radicados junto a su esposo Acho hace muchos años.
Anita es hija de Gerson Rizowy (z’l) y Eva Cukier Wisnia (z’l).
Completaremos más información sobre ellos.
Su mamá tenía 5 hermanos. La familia toda fue deportada a Trebelinka donde fueron asesinados. Eva se salvó porque saltó del tren. Los niños que le encontraron la llevaron al gheto.
Gerson y Eva participaron, por separado, en la construcción de la muralla del gheto de Varsovia.
Allí mismo, junto a uno de los trozos remanentes de la muralla, nos contó:
De Varsovia, Eva fue deportada a Majdanek y de ahí a Auschwitz-Birkenau, donde trabajó en las barracas de almacenamiento conocidas como Kanada.
Cuando llegamos al imponente bosque Lopojowa, uno de los sitios más conmovedores de la visita, Anita leyó una canción que es como plegaria.
Amén.