por Dr. Israel Jamitovsky

En estos días se cumplen 80 años de la mayor huida de presos de un campo de concentración nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Pero más allá de evocar esta memorable gesta, en los momentos aciagos que estamos viviendo en Israel y todo lo que todavía nos espera, el heroísmo de los judíos de Sobibor en este espacio, configura por cierto, un referente de entereza, heroísmo y esperanza  a tener en cuenta en las presentes circunstancias.

El campo de exterminio de Sobibor fue creado en marzo de 1942 como parte de la Operación Reinhard. Ubicado a 235 kilómetros al sureste de Varsovia, entró en servicio en abril de 1942 y finalizó en octubre de 1942. Se estima que en su espacio perecieron entre 225.000 y 250.000 judíos. El 5 de julio de 1942, Himmler dispuso su clausura en tanto campo de exterminio para pasar a ser un campo de concentración, construyéndose el Campo IV con el propósito de almacenar la munición soviética capturada.

La fuga de Sobibor fue organizada por la Organización de la Resistencia encabezada por León Feldhendler (judío polaco) y por el capitán Aleksander Pecherski (prisionero de guerra  y oficial del ejército soviético apodado Sacha). Ante la posibilidad de ser descubiertos, ambos tomaron la precaución de mantener en secreto el plan de fuga, de tal suerte que de los 550 judíos involucrados, menos de un 10% tenía conocimiento sobre el mismo.

Hubo otro factor que incidió en la cristalización de la fuga. Fue el hecho de que los soldados soviéticos capturados se  mezclaran con los prisioneros judíos, de tal suerte que los conocimientos de Fledhendler sobre el campo amalgamado con la experiencia militar de Pecherski, posibilitaron la planificación de la fuga en términos reales. El plan apuntaba a la liberación de todos los presos de Sobibor, el exterminio de todos nazis que dirigían el campo y la salida por la puerta principal del campo, evitando y eludiendo  de ese modo,  la vigilancia de los custodias ucranianos.

Por  distintas razones la fuga se postergó varias veces, hasta que se fijó el día en que  varios de los comandantes germanos de campo se encontraban fuera del mismo. Fue el 4 de octubre de 1943 a las 4 de la tarde. Sin embargo, la liquidación de los hombres de la SS fue parcial y sólo once de ellos fueron exterminados. Tres de ellos quedaron con vida, por todo lo cual la huida planificada y ordenada quedó sin efecto. Ante ello, los líderes de la rebelión y fuga impartieron la orden de huir y procurar atestiguar ante el mundo, el exterminio que  se estaba perpetrando en Sobibor. Fue en ese momento que cientos de prisioneros huyeron hacia distintas direcciones en tanto que los guardias ucranianos sorprendidos ante la fuga, pretendían recuperarse de la sorpresa que implicaba la  misma huida y comenzaron a  disparar hacia los presos prófugos.

De los 550 prisioneros presentes en Sobibor durante el levantamiento, 150 permanecieron en el campo por incapacidad o no compartir el plan de fuga, 80 pereció durante la huida al toparse con terrenos  minados o  con armas de fuego de los nazis y sus cómplices.320 prisioneros logran escaparse hacia los bosques, pero de ellos 170 fueron atrapados y ejecutados. De los restantes 150 prófugos, 92 perecieron durante su  ocultamiento aunque no trascendió en qué circunstancias, otros 5 cayeron en combates bélicos ante los alemanes, por lo que de los 400 prófugos, sólo 53 de ellos lograron sobrevivir la Segunda Guerra Mundial. Al igual que  en la huida  de los prisioneros del Gueto de Treblinka acaecida pocos meses antes, el número de supervivientes en la de Sobibor fue minoritario.

A título de venganza y medida disuasoria a raíz de la antedicha  fuga, los nazis liquidaron a todos los judíos de la zona y posteriormente por orden de Himmler el campo de Sobibor fue exterminado. Actualmente en la zona, opera el Santuario Nacional de Polonia, al que asisten grupos de niños con sus escuelas.

ECOS DE LA REBELIÓN Y LA FUGA

Ecos de la rebelión afloraron ya  en el órgano de la organización clandestina polaca en 1943 y llegaron a Occidente en 1944.Después de la Guerra,  en el año 1993 se inauguró el Museo Sobibor en la estación de ferrocarril en  la cercanía de la localidad de Sobibor, en tanto que un monumento en recuerdo de los que perecieron en Sobibor se erigió en el cementerio de la ciudad de Holón en Israel.

Como era de esperar en el espacio literario, se   elaboraron  distintos volúmenes en derredor de la fuga y rebelión de Sobibor, a saber:

• El libro Sobibor, campo de exterminio y rebelión de Miriam Novitch que recoge testimonios de los sobrevivientes del campo, escrito en los años 60 del siglo anterior y con posterioridad al Juicio a Eichmann.Fue el primero en aportar un conocimiento detallado y minucioso de lo acontecido en Sobibor.
• El libro de Richard Rashke, Fuga de Sobibor que sirvió de base para la película Escape de Sobibor.
• El libro de Micha Lev publicado en el idioma ídish y traducido al hebreo y al inglés.
• El libro Sobreviviente de Sobibor de Dov Fraiberg, uno de los prófugos que sobrevivió y se radicó en Israel
• El libro Rebelión en el Bosque de los Búhos de David Avidar basado en el diario de Moshé Bahir, sobreviviente de Sobibor.

                 LA FUGA EN EL SÉPTIMO ARTE

• La fuga del campo de exterminio de Sobibor fue llevada a la pantalla gigante en el año 1987 en el film Escape de Sobibor, dirigida por Jack Gold,  filmada en el espacio de la Yugoslavia del pasado y en la que participaron los actores Alan Arkin y Joanna Pacula.
• A su vez en el año 2001 se exhibió la documental Sobibor, 14 de octubre 1943, 16 heures dirigida por el conocido cineasta Claude Lanzmann. Durante la misma,  Lanzmann entrevista a Yehuda Lerner que con apenas 16 años de edad participó en la rebelión.
• La rebelión fue igualmente llevada al cine ruso en el año 2018, bajo la dirección del director ruso Konstantin Khabesky con Christopher Lambert en el  rol de  Aleksander Pecherski, uno de los comandantes de la rebelión.-

Fuente: aurora-israel.co.il