Es difícil para una institución como la nuestra, dedicada fundamentalmente a la transmisión de la memoria y la educación de lo ocurrido en la Shoá (Holocausto) expresar de manera serena y objetiva los sentimientos que producen este tipo de acciones de vandalismo, racismo, judeofobia y discriminación como los perpetrados en la Rambla de Montevideo en el Memorial del Holocausto.
Son actos que hieren tan profundamente la clara verdad, que no afectan solamente a los sobrevivientes, a los descendientes y al pueblo judío sino que afectan a todo el pueblo uruguayo y a todas las personas de buena voluntad de cualquier lugar del mundo. La blasfemia llega también a los que ya no están en el plano físico con nosotros, a los que no sobrevivieron.
El Holocausto ha sido documentado de manera extensiva, contundente, con miles y miles de documentos, testimonios orales y escritos por sus testigos directos, por historiadores y ha sido además reconocido por los propios victimarios.
Ya ha habido negadores que no pudieron demostrar sus viles mentiras y perdieron estrepitosamente. ¿Cómo es posible que sigan ocurriendo actualmente actos como estos? Producen dolor, indignación y repudio total.
Afortunadamente las autoridades han sido diligentes, han actuado inmediatamente como corresponde tanto el Comité Central Israelita del Uruguay, como autoridades nacionales. Es un alivio y un orgullo.
A los negadores no hay que darles tregua. En Uruguay hay una ley contra el racismo, la xenofobia y la discriminación y hay que encontrar a los responsables de estos actos que incitan al odio.
Cuánta visión tuvo Steven Spielberg al crear la Fundación Historia Visual de los Sobrevivientes de la Shoá donde 52.000 sobrevivientes de todo el globo, que jamás pudieron haberse conocido ni escuchado con anterioridad -porque al terminar la guerra tomaron rumbos muy diferentes y se dispersaron por el mundo- dieron sus testimonios orales y no existía internet cuando esta Fundación fue creada. Y aunque cada historia es un universo diferente hay puntos de coincidencia insoslayable porque habían compartido los mismos lugares de confinamiento, ghettos campos de concentración y exterminio, campos de trabajos forzados etc.
Sabemos que no se debe permitir al veneno de la serpiente esparcirse; sean pocos o tal vez no tan pocos, esto no puede seguir.
Lo que debemos hacer con energía es difundir, esclarecer y educar sobre lo ocurrido y sobre lo que puede ocurrir.