Publicado en Semanario Hebreo el 21 de Diciembre de 2017.

Hay momentos de especial significado para la gente que hace cosas buenas, momentos que atesoran para siempre. Para Rufo Winter, el galardón que se le entregó días atrás, la distinción Nelson Mandela, fue un de ellos. Su resumen de emociones y razonamientos en la ocasión, tienen a nuestro criterio, un sentido que va más allá de la alegría que sin duda le embargaba a él en la ocasión. Por eso, decidimos compartirlo.

Discurso pronunciado al recibir el Premio “Nelson Mandela” ( 11/ 12/ 17 )
Por Lic. Rafael Winter (Rufo)

Sra. Ministra de Educación y Cultura

Autoridades de la Educación

Autoridades en general

Comisión Honoraria contra el Racismo la Xenofobia y toda otra forma de Discriminación

Compañeros e instituciones galardonadas

Representantes de Instituciones de la Comunidad, particularmente del Comité Central Israelita quien me nominó para el Premio Nelson Mandela

Compañeros del Centro Recordatorio del Holocausto

Una mención especial para mi amigo aquí presente, Juan Raul Ferreira, quien será operado dentro de pocas horas pero no obstante vino aquí a acompañarnos. Muchas gracias!

Amigos todos.

Hoy, 11 de diciembre, mi papá estaría cumpliendo años. (Y mi mamá no puede estar presente por motivos de salud).

A ellos les dedico este galardón. A mi familia -hermanos- amigos y a toda la comunidad.

Nobleza obliga para mi recordar a quienes, además de mi familia, también incidieron en mi educación: a la Escuela pública Nro. 131 Rep. de Chile; al liceo J. E. Rodó, a la Facultad de Humanidades y Ciencias; a la Comunidad; a la Universidad Hebrea de Jerusalem y otros más. Todos quienes me sensibilizaron -además de mi familia- en este tema.

Estimado público:

En la vida de un ser humano, sin duda que es reconfortante recibir un galardón. En lo personal, si hubiese tenido que “elegir” el premio que algún día podría haber recibido, realmente hubiese elegido este, el Premio Nelson Mandela.

¡Qué mejor que ser reconocido en relación a este noble y gran personaje, a los Derechos Humanos, a la lucha contra el racismo y contra la discriminación!

Por lo tanto, quisiera en primer lugar agradecer a la Comisión Honoraria por otorgarme este premio. Comisión que en su momento integré durante cuatro años, hasta abril del presente. Comisión la cual, comprobé personalmente -de manera la mayoría de las veces silenciosa- realiza una gran tarea, digna del mejor elogio, en esta lucha del día a día que es contra la discriminación. A los integrantes de la Comisión Honoraria, ex-compañeros y nuevos integrantes: muchas gracias!

Al MEC, del cual la Comisión Honoraria forma parte, también ¡muchas gracias!

En este mes de diciembre, en un intervalo de pocos días, se unen dos fechas las que se encuentran directamente relacionadas: el aniversario del fallecimiento de Nelson Mandela, que fue un 5 de diciembre, hace cuatro años.

Y el aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas: fue el 10 de diciembre. Hace 69 años. (El próximo año se cumplen 70 años de esta Declaración Universal, lo que de alguna manera nos DEBE involucrar a todos).

Declaración Universal la cual, en sus Preámbulos y 30 artículos, establece los derechos básicos y las libertades que una persona debe tener, simplemente por el hecho de ser… ¡humano!

Y Nelson Mandela.

¡Qué decir de este noble y gran personaje que sobre él aún no se haya dicho!

En la vida hay momentos en los cuales muchas veces hay que resistir, luchar.

Mandela RESISTIÓ lo más que pudo contra el oprobioso régimen del apartheid en Sudáfrica, siendo él mismo el emblema de dicha resistencia.

En la vida hay momentos en los cuales lamentablemente hay que sufrir y a Nelson Mandela le tocó pasar 27 años de su vida en prisión.

No es fácil, no es para cualquiera sobrellevar ese sufrimiento, más que con resignación, con estoicismo. Depende de un cúmulo de circunstancias, de factores, del carácter y de la fuerza interior de la persona. Mandela logró sobrellevar dicho sufrimiento.

En la vida hay momentos en los cuales hay que ser capaz de buscar la RECONCILIACIÓN, incluso con quien haya sido tu feroz enemigo. Cosa nada fácil. No es para cualquiera; no cualquiera tiene esa grandeza y, por cierto, también depende de quien sea o haya sido tu enemigo. Si el mismo va a querer seguir siéndolo, difícil será encontrar la reconciliación.

De todos modos y hasta donde sea posible hay que buscarla.

Al abordar su Presidencia, Mandela pensó por sobre todo en su nación, buscando y en buena medida consiguiendo la reconciliación entre la mayoría
negra y la minoría blanca. Eso también se llama pragmatismo, eso también se llama realismo.

Por lo tanto, el legado de Nelson Mandela nos deja muchas enseñanzas.

El año que viene se cumple el centenario del nacimiento de Mandela y ya comenzó a haber una “movida” al respecto; en esa magna fecha también es muy importante que estemos involucrados.

A pesar de hombres extraordinarios como el que estamos haciendo referencia, el flagelo de la discriminación sigue existiendo y a veces parecería que, en lugar de disminuir, aumenta.

Nadie, ningún lugar, está ajeno (en mayor o menor medida) a este flagelo.

Discriminación por etnia (raza), género, orientación sexual, religión, nación, capacidades diferentes.

Racismo, xenofobia, antisemitismo.

Discriminación en sus más distintas variantes, hasta las más inverosímiles, insólitas.

La lucha contra la discriminación debe ser de todos y cada uno de nosotros, no es solamente tarea de la Comisión Honoraria y/o de la Institución Nacional de Derechos Humanos o de otras instituciones que activan al respecto.

La lucha contra la discriminación debe comenzar en casa, a la más tierna edad y continuar en las escuelas a lo largo de todo el ciclo educativo.

Mi sueño, incluso mi propuesta es que en todas las escuelas y liceos del país, además de Comisiones de Cultura, Prensa, Deportes, Ayuda social, Medio ambiente y otras existentes (y todas ellas importantes), que también puedan haber Comisiones de Derechos Humanos, bien asesoradas por docentes, como un aporte más en la lucha por los Derechos Humanos, y contra toda forma de discriminación.

Nos encontramos aquí por la premiación. Pero nos encontramos aquí también para homenajear a Nelson Mandela.

Ojalá su ejemplo sea fuente de inspiración para todos nosotros, durante todos los días de nuestras vidas!