Lote nazi de remate en Uruguay
Por el Profesor Oscar Destouet, para Semanario Hebreo, 20 de abril de 2021
Hace unos días una conocida casa de remates en Montevideo ofreció un lote que me cuesta creer que en Uruguay alguien lo adquiera y tal vez hasta se dio una pugna para condecorarse con una medalla nazi con el tradicional símbolo de un aberrante genocidio del siglo XX que costó la vida a 6 millones de hombres y mujeres, niños y ancianos por el solo hecho de ser y querer ser judíos. El objetivo nazi era transcender mil años y borrar de la faz de la Tierra al Pueblo Judío. Pero el criminal régimen asesinó también a otros colectivos étnicos, religiosos, políticos y por orientación sexual. Para horrorizar aún más la conciencia y deshumanizar a toda la humanidad asesinó a más de 200 mil niños y jóvenes de su propia familia “aria” alemana por ser parte de una población nacida con Síndrome de Down u otras “diferencias” (consideradas inferiores) al prototipo “ario”.
Hoy en nuestro Uruguay un comercio remató símbolos nazis. Es legal hacerlo pero no ético. Banalizar el mal deshonra a las víctimas y a la humanidad toda. No sabemos quién pugnó por el lote ni por qué lo hizo. Ni tampoco qué hará con las medallas. Tal vez sean donadas a un Museo para que se le dé un adecuado contexto histórico y así poder conocer su significado. O tal vez sean usadas en celebraciones conmemorativas neo nazis privadas. Pudo ser también, un coleccionista que tal vez olvidó el genocidio. Pagó una cifra baja, 4600 pesos y se llevó 2 medallas y un 1 libro intrascendente. La casa de remates Castell on line cobró un 16,91% (impuestos incluidos) de comisión por su trabajo burocrático de comerciante. El olvido tal vez momentáneamente triunfó, aunque no lo creo.
Comparto palabras del Dr. Nahun Bergstein en ocasión del décimo aniversario de la sanción de la Ley Antidiscriminatoria (…) “El hecho es que el hombre no nace con sentimientos discriminatorios, sino que algunos los van adquiriendo a lo largo de sus vidas. Es preciso agotar todos los esfuerzos para erradicarlos. Esto no se agota sólo con leyes penales; la norma jurídica no tiene un efecto transformador instantáneo en la sociedad. No obstante la ley penal, por el solo hecho de existir, disuade a mucha gente de cometer delitos. Lo que sucede, entonces, es que en esta materia, como en muchas otras, se requiere fundamentalmente de la educación a todos los niveles, comenzando por el hogar, la escuela, el liceo, la universidad, las confesiones religiosas, los medios de comunicación, los partidos políticos; en fin, nadie debe quedar al margen de esa lucha por la erradicación de los prejuicios” (1999 Cámara de Senadores).
Un amigo, el Dr. Nicolás Brener Maceiras fue quien dio la alerta y nos acercó la publicación de propaganda del remate. Con indignación, de inmediato comenzamos a pensar qué se podía hacer y compartimos con otros amigos la mala nueva. La legislación nacional en relación al tratamiento de la simbología de un genocidio aberrante no existe. Pero sí una larga trayectoria de defensa ciudadana a valores democráticos, de convivencia y respeto a la diversidad humana. Algunos valoraron que lo principal era no obstaculizar el derecho del coleccionista de adquirir objetos a pesar de ser de mala memoria. El comercio, para ellos, debe ir delante de la memoria de las víctimas. Para otros, sin animarse a decirlo en lo público, significó un regocijo antisemita. Para la mayoría una frustración por no contar con herramientas jurídicas para su condena. No olvidar es honrar a las víctimas. Aprender es estar alertas ante siempre presentes nostálgicos y negadores de la destrucción y la muerte. Los “olvidadizos” de la historia son equivalentes a los indiferentes cuya condena será eterna. Escribió Dante Alighieri en la Divina Comedia (…) “los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral”.-