¿A quién pertenecen las pinturas encargadas por Josef Mengele?
Por Dr. Israel Jamitovsky
Fuente: aurora-israel.co.il
Pese al tiempo transcurrido desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, continúan aflorando historias de aquella época con connotaciones de presente. En esta ocasión se trata de una artista plástica judía que por orden de Mengele pintó valiosos cuadros en la época del Holocausto y en la actualidad sus descendientes bregan por recuperar su acervo artístico. He aquí su historia.
Dina Babbitt (de soltera Gottliebova) nació en Brno, Checoslovaquia de entonces, en el marco de una familia judía. En 1939, cuando los alemanes invadieron su tierra natal, ella residía en Praga, dado que había ido a estudiar en la Academia de Bellas Artes de esta ciudad. En 1942, ella y su madre Johanna Gottlieb fueron arrestadas y enviadas al campo de concentración de Theresienstadt sito en las afueras de Praga. Al año siguiente , ambas fueron trasladadas al campo de exterminio de Auschwitz. En 1944 y cuando contaba apenas 21 años y en mérito a su talento artístico, Dina Babbitt fue escogida por Mengele para que dibujara retratos de presos gitanos. A través de estos retratos, Mengele apuntaba a captar la coloración de la piel de los romaníes que con la cámara y película de ese momento y acreditar su inferioridad racial. Babbitt estuvo de acuerdo e incluso se le dio la opción de escoger a los prisioneros, solicitando únicamente salvar la vida de su madre a lo que Mengele aceptó. En total pintó once retratos y en cierto modo los abordó como una suerte de misión que apuntaba a preservar el patrimonio de los gitanos, pero no siempre configuró una tarea grata .En más de una oportunidad, fue obligada a pintar los crudos experimentos practicados por Mengele a este colectivo. También otros oficiales nazis le exigieron y recibieron sus pinturas.
Tras la liberación del campo de exterminio y el fin de la guerra emigró a París y ahí conoce al dibujante y cineasta Art Babbitt con el que contrae enlace. Posteriormente ambos se radican en Estados Unidos. En el año 2009 sobreviven siete acuarelas de Babbitt, todas ellas exhibidas en el Museo Estatal de Auschwitz-Birkenau. Conforme al sitio web de este Mueso, siete de sus retratos de reclusos gitanos fueron descubiertos después de la Segunda Guerra Mundial fuera del campo de Auschwitz a principios de la década de 1970 y vendidos por personas que en principio y aparentemente desconocían que todavía estaba con vida y viviendo en California bajo el nombre de Dina Babitt.
En 1973, el Museo solicitó a Babbitt que regresara a Auschwitz para identificar sus retratos. Después de hacerlo y solicitar llevarse sus obras precisamente para atestiguar en qué espacio y condiciones afloró su creación e inclusive concluir su obra, se topó con el terminante rechazo del Museo que le impidió llevarse las pinturas a su hogar. Babbitt por su parte rechazó una proposición del Museo de recibir sus retratos en cálida de préstamo de por vida. Aspiraba a ser su dueña absoluta y exhibirlos en museos norteamericanos.
Por su parte el Mueso sostiene que dichas pinturas acreditan y divulgan el Holocausto gitano y su devolución sentarían un peligroso precedente. En el futuro podrían producirse reclamos semejantes por parte de sobrevivientes del Holocausto o sus descendientes en relación a objetos que actualmente se encuentran en el Museo.
Más aún, el principal argumento del antedicho museo es que en realidad el genuino propietario de las pinturas era Mengele o eventualmente su hijo, fue el jerarca nazi que las encargó y eran de su peculio, de ahí que en realidad y desde ese perspectiva jurídica nunca pertenecieron a Dina Babbitt. Amén de la normativa internacional, las autoridades del Museo sostienen que su postura fue apoyada por organizaciones de gitanos de Europa. En declaraciones que formuló oportunamente Bartoch Bartizal portavoz del Mueso Auschwitz-Birkeneau, señaló que el hecho que el Mueso fuera declarado por Unesco como Patrimonio Mundial de la Humanidad, fortifica el argumento que los objetos que se encontraban en el campo de exterminio al producirse su liberación y que conforman su acervo, deben permanecer en su espacio exclusivo y la pérdida de alguno de ellos implica un daño considerable e irreparable a las víctimas del Holocausto.
A partir de ese momento, comenzó una larga lucha por la recuperación de las pinturas de Dina Babbitt y que continúa en nuestros días. En el año 2000 recibe el apoyo unánime del Congreso y el Senado de los Estados Unidos. Posteriormente Rafael Medoff director del Instituto David S. Wyman de Estudios del Holocausto y Neal Adams director de la industria del cómic apoyaron los esfuerzos desplegados por Babbit. En base a un texto de Medoff, Adams ilustró un documental gráfico de seis páginas sobre Babitt calificando su situación como trágica y configurando una genuina atrocidad.
En el año 2008, Adams, el Wyman Institute y el editor de Vanguard Publication J. David Spurlock encabezaron un petición que incluyó a más de 450 creadores de cómics y dibujantes, instando al Museo Auschwitz-Birkenau a devolver los siete retratos de Babbitt a su legítima propietaria. La solidaridad alcanzó otros espacios. Un grupo de estudiantes de Palo Alto High School dirigido por el maestro David Rapoport se dirigió al Departamento de Estado instándolo a respaldar el reclamo de Babbitt e incluso escribieron un volumen rotulado «Justicia para Dina».
Dina Gottliebova-Babbitt falleció en el año 2009 en Felton, California, a los 86 años de edad, con la tristeza y desilusión de no poder recuperar sus pinturas. Sin embargo sus dos hijas y tres nietos continúan desplegando ingentes esfuerzos para recuperarlas y actualmente el caso está en manos de destacados juristas que están preparando la pertinente acción judicial.
Aún así, tendrán que sortear numerosos escollos como ser la propiedad intelectual, las normativas en tiempos de guerra, el hecho que Polonia estuvo bajo la ocupación nazi, interesante ver si la figura jurídica de la prescripción -tanto adquisitiva como extintiva- rige en estas coyunturas, etc. No hay duda de que, mas allá de la faceta histórica y emocional de este caso específico, el tópico es muy interesante y digno de seguirse.-