Prof. Rita Vinocur Benkel
El Museo de la Shoá de Uruguay fue creado por sobrevivientes del Holocausto tiempo después de fundar el Centro Recordatorio del Holocausto en 1953, siendo el primero en Sudamérica.
El Museo tiene un recorrido íntimo en cuyo espacio se logran presentar diferentes etapas y aspectos de lo ocurrido en la Shoá, debiendo aprovechar cada detalle, los colores, las texturas, la luz, los espejos, y donde cada centímetro tiene un propósito.
Consta de una sala que demuestra que el valor de un museo no reside en el tamaño de sus instalaciones. En Uruguay es para muchos estudiantes su primera oportunidad, y en algunos casos la única, de tener un panorama general de lo ocurrido en el Holocausto. Según las devoluciones que recibimos, el Museo tiene un impacto y una fuerza perdurables en el tiempo que llaman la atención por su emotividad y profundidad. Se logra darles voz a quienes ya no tienen voz.
Resaltamos que si bien hemos recibido a visitantes ilustres como presidentes, ministros, autoridades nacionales e internacionales, la mayor cantidad de visitas son las de jóvenes de instituciones educativas del área formal e informal, de liceos públicos y privados, y también de alumnos de 6º año de escuela. Se trabaja con ellos pensando en construir un mundo mejor.
El Museo tiene una misión eterna: esclarecer, difundir, recordar y dignificar la enorme importancia de cada genocidio sin olvidar la singularidad y la especificidad de la Shoá. Es mantener vivo en la memoria el recuerdo de las terribles experiencias sufridas bajo el régimen nazi y transmitir sus enseñanzas a las jóvenes generaciones para que horrores vividos por el odio y la intolerancia no vuelvan a repetirse. Esperamos despertar sentimientos que hagan reflexionar sobre lo que se vivió y cómo sentirse comprometido para aplicar esta conducta a la vida diaria.
Cada persona puede ser factible de ser discriminada, por lo que aspiramos a que quien pase por el Museo, sienta la importancia de elevar su voz si hubiera brotes de discriminación y de racismo, de cualquier índole, volviéndonos así más humanos. El Museo de la Shoá tiene un mensaje de esperanza y dignidad, pues muchos de los que sobrevivieron decidieron volver a construir un futuro, una familia y si bien jamás podrían olvidar a sus seres queridos asesinados, la característica de los sobrevivientes es la resiliencia, ese espíritu indomable de querer vivir, resistir proyectándose hacia el futuro.
Tengamos en cuenta un poderoso mensaje de Yehuda Bauer:
“Nunca serás víctima,
nunca serás victimario,
nunca serás observador del sufrimiento ajeno.”