¿Qué es el Holocausto?
El Holocausto fue el intento de los nazis de acabar con todos los judíos. Durante la Segunda Guerra Mundial, lograron matar a cerca de seis millones de judíos de toda Europa, gracias a la ayuda de numerosos colaboradores de diversas naciones. La discriminación nazi hacia los judíos empezó tras el ascenso al poder de Hitler en enero de 1933, fecha que muchos historiadores señalan como el comienzo del período del Holocausto.
El asesinato masivo y sistemático de judíos empezó poco después de la invasión de la Unión Soviética por los alemanes, en junio de 1941. De los fusilamientos se pasó al asesinato industrial, en los que se empleaba gas. Hacia el final de la guerra, en la zona de Europa que se hallaba bajo dominio nazi no quedaba prácticamente ningún judío.
Genocidio es un término legal, que implica la destrucción de los pilares fundamentales de grupos nacionales. Puede incluir, aunque no necesariamente, la aniquilación física del grupo. El Holocausto es una forma de genocidio, quizá la más extrema.
El término hebreo para designar el Holocausto, Shoah, es también cada vez más utilizado en otros idiomas.
¿Por qué es tan importante para nosotros el Holocausto? ¿Es un acontecimiento único en la Historia?
El profesor Yehuda Bauer, de Yad Vashem y del Grupo de Trabajo para la Colaboración Internacional en la Enseñanza sobre el Holocausto dijo: «En el Holocausto del pueblo judío ocurrió algo sin precedentes, aterrador. Por primera vez en la sangrienta Historia de la Humanidad, en un estado moderno, en el centro de un continente civilizado, se puso en marcha una decisión cuyo objetivo era localizar, registrar, marcar, aislar de su entorno, desposeer, humillar, concentrar, transportar y asesinar a cada uno de los miembros de un grupo étnico aunque la pertenencia al grupo no siempre la definieron ellos mismos sino el asesino [por ejemplo, los conversos]. Estos no sólo se llevaron a cabo en el país en el que se originó el impulso genocida. No sólo se produjeron en el continente que deseaban controlar en primer lugar aquellos que los planearon. Con el transcurso del tiempo, se llevaron a cabo en cualquier parte del mundo, debido simplemente a motivos ideológicos».
El Holocausto ocurrió en un mundo semejante al nuestro. Las ideas y los procesos que condujeron a él, la comisión de éste y las reacciones que produjo, evidentemente, atañen a toda la Humanidad. El Holocausto es una advertencia sobre la capacidad del hombre de cometer asesinatos a gran escala en nombre de una ideología, a pesar del boato que se da a la civilización.
¿Quiénes fueron las otras víctimas del Nazismo? ¿Qué diferencias y similitudes existieron entre su destino y el de los judíos?
Muchas otras personas y pueblos fueron víctimas del régimen nazi por razones políticas, sociales o raciales. Los alemanes de izquierdas, incluidos comunistas, socialistas y líderes de los trabajadores, se encontraban entre los primeros en ser perseguidos debido a sus actividades políticas. Muchos de ellos murieron en campos de concentración, pero la mayoría fueron puestos en libertad, después de destrozarles el ánimo.
En octubre de 1939, Hitler ordenó el comienzo de un «programa de eutanasia» concebido para acabar con aquellos que hubiesen nacido con alguna discapacidad física o psíquica. Según la ideología nazi esas personas «no merecían vivir». Entre 1939 y 1941, por todo el territorio del Reich fueron asesinados alrededor de cien mil niños y adultos (la mayoría alemanes), recluidos principalmente en seis centros que se hallaban bajo supervisión médica. La operación finalizó oficialmente en agosto de 1941, tras las protestas de las diversas iglesias. Después del cierre de los centros de eutanasia, su personal médico y operativo fue enviado a Polonia, donde se encargaron de crear y dirigir los campos de exterminio para judíos.
Otros alemanes fueron encarcelados por ser considerados «asociales», entre ellos había homosexuales, delincuentes e inconformistas. A pesar de trataros con brutalidad, al contrario que en el caso de los judíos, no entraba en sus planes finalmente aniquilar a esas personas.
La ideología nazi consideraba a los Roma (gitanos) un problema social que debía solucionarse conforme a la reestructuración racial de la sociedad que habían diseñado. A comienzos de 1942, en algunos lugares persiguieron y asesinaron a gitanos nómadas, y en otros, eligieron como víctimas a aquellos que no eran nómadas. Durante la Segunda Guerra Mundial, entre 90.000 y 150.000 gitanos fueron asesinados en los países ocupados y Auschwitz Birkenau durante el transcurso del genocidio cometido por los alemanes.
Los nazis consideraban que una serie de pueblos de Europa, sobre todo, los que hablaban lenguas eslavas, eran racialmente inferiores pero no era sólo la ideología racial la que determinaba el modo en el que los nazis trataban a determinados grupos étnicos, también influía la realpolitik. Los eslovacos, croatas, búlgaros y algunos ucranianos, a pesar de su supuesta inferioridad, eran aliados de los nazis. Por otra parte dos millones de prisioneros de guerra rusos fueron asesinados a causa del racismo nazi y de su aversión al Comunismo por medio de un abandono intencionado, trabajos forzados, hambre y fusilamientos. Los nazis intentaron acabar con los polacos como nación, debido, principalmente, a sus planes para reorganizar Europa por razones políticas y raciales. Sin embargo, no estaba entre sus planes aniquilarlos. Los niños polacos con «aspecto alemán» serían criados como alemanes; los intelectuales y líderes asesinados para evitar rebeliones y al resto se les convertiría en esclavos.
¿Cómo y cuándo se hicieron con el poder los nazis?
Hitler no se hizo con el poder por medio de un golpe de estado contra un gobierno elegido democráticamente, sino que lo logró de esa forma. Debido, en gran parte, a las continuas crisis sociales, económicas y políticas que vivió Alemania (especialmente después de 1929) y gracias a la habilidad de Hitler para dirigirse a diversos segmentos de la población con el mensaje que estaban deseando escuchar, él y su partido obtuvieron mayor número de votos que cualquier otro, en las diferentes votaciones celebradas en Alemania entre 1932 y 1933. Sin embargo, Hitler nunca fue elegido por una rotunda mayoría del electorado alemán, ni se le otorgó un claro mandato para que se convirtiera en un dirigente dictatorial del país. En realidad, durante las últimas elecciones democráticas, a pesar de ser el más votado, el porcentaje de votos del partido nazi se redujo de 37,3 del total, obtenido en las anteriores elecciones de 31 de julio de 1932, a 33,1 en las celebradas el 6 de noviembre de 1932. Hitler se hizo con el poder tras ser nombrado Canciller por el Presidente Hindenburg, el 30 de enero de 1933.
Una vez en el cargo, Hitler y sus acólitos no tardaron en ampliar sus poderes y desmontar la Constitución artículo por artículo. Un hecho crucial fue la promulgación de la denominada Ley de Habilitación que autorizaba al gobierno a dictar leyes sin tener que ser recurridas ante el Parlamento, ni ante el presidente. El 31 de marzo de 1933, se abolió la autonomía de los estados federados (Länder), por medio de una ordenanza. En cierto modo, la toma del poder por parte de los nazis se completó con la Ley contra la Creación de Nuevos Partidos Políticos (Gesetz gegen die Neubildung von Parteien) de 14 de julio de 1933 que convertía al partido nazi en el único partido legal de Alemania.
¿Cómo trataron los nazis a los judíos durante los primeros años de su gobierno?
Las condiciones en las que se produjo la persecución de los judíos antes del comienzo de la guerra fueron muy diferentes a las de la campaña de exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial. El objetivo clave de la política nazi durante los primeros años aún no era la aniquilación de los judíos, sino su desplazamiento en la sociedad y en la economía y su salida del territorio alemán. En la consecución de sus objetivos, el régimen todavía se hallaba sometido a presiones externas e internas que frenaban la brutalidad de sus medidas antisemitas. La mayor parte de la campaña contra los judíos se llevó a cabo ante las cámaras de los medios de comunicación de todo el mundo. Sus manifestaciones habituales incluían, entre otras; la legislación racial discriminatoria, las privaciones económicas, la difamación pública, el hostigamiento administrativo y el ostracismo social, más que la tortura física y el asesinato, sin embargo, todo ello estaba caracterizado por una violencia creciente y generalizada.
Un rasgo distintivo de la política nazi previa al comienzo de la guerra, era la confusa interacción de represión y normalidad, el continuo tira y afloja de la coacción antisemita. Las etapas de intensa actividad antisemita eran amortiguadas por medio de períodos prolongados de engañosa estabilidad. La campaña antisemita, anterior al comienzo de la guerra, alcanzó su máxima expresión en tres ocasiones: La primera de ellas fue el boicot económico de 1 de abril de 1933, y la posterior oleada de legislación racial contra los empleados judíos de los servicios públicos y de diversas profesiones. La segunda, las Leyes de Nuremberg, de 15 de septiembre de 1935, que pusieron fin a la emancipación de los judíos en Alemania y definieron la «naturaleza judía» en términos raciales. La tercera, el pogromo organizado por el Estado, la noche de 9 a 10 de noviembre de 1938, denominado Kristallnacht.
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Durante la noche del día 9 de noviembre de 1938, tropas de asalto nazis llevaron a cabo una campaña coordinada de asesinatos, incendios provocados y saqueos contra la población judía de Alemania, Austria y los Sudetes (la región de Checoslovaquia recientemente anexionada). Una vez que hubieron acabado, quedó un rastro de cerca de mil sinagogas derribadas, siete mil quinientos negocios y tiendas destrozadas y noventa y un judíos asesinados.
Kristallnacht o «Noche de los Cristales Rotos» (por los fragmentos de vidrio esparcidos por las calles y Los nazis aseguraron que los hechos acaecidos durante aquella noche, tristemente conocida como aceras de los pueblos alemanes) se debió a un «arrebato de ira espontáneo del pueblo» por el asesinato de Ernst vom Rath, secretario tercero de la embajada de Alemania en París. Vom Rath murió el 9 de noviembre a causa de las heridas producidas por los disparos realizados dos días antes en París por Herschel Grynszpan, un judío alemán de diecisiete años, de origen polaco. Grynszpan actuó movido por la exasperación ante la suerte corrida por su familia, que se hallaba entre los diecisiete mil judíos polacos con residencia en Alemania, que fueron deportados por la Gestapo durante la noche a tierra de nadie, cerca de la frontera polaca.
Inmediatamente después del pogromo, la Gestapo y las SS, que durante la noche se habían mantenido al margen, pasaron a la acción y detuvieron a cerca de treinta mil hombres judíos, con edades comprendidas entre dieciséis y sesenta y cinco años. La mayoría de ellos fueron enviados a campos de concentración como Dachau, Sachsenhausen y Buchenwald, donde se les sometió a un trato brutal y se calcula que entre dos mil y dos mil quinientos murieron. A lo largo de los siguientes tres meses se permitió a la mayoría de los supervivientes regresar a casa tras firmar una declaración que les obligaba a emigrar de Alemania.
El día 12 de noviembre de 1938, durante una conferencia a la que acudieron los oficiales nazis de mayor rango, convocada por el Mariscal del Reich Göring y celebrada en las oficinas del Ministerio de Transporte Aéreo, se decidió multar a los judíos con el pago de una «indemnización» o «reparación», de mil millones de marcos, por los daños producidos en el pogromo perpetrado contra ellos. Durante los siguientes meses y semanas, un auténtico aluvión de decretos discriminatorios y medidas represivas, esbozados durante la conferencia del Ministerio de Transporte Aéreo, cayó sobre los desafortunados judíos de Alemania y Austria, arrebatándoles su medio de vida y los últimos vestigios que aún quedaban de sus derechos legales. Los judíos se convirtieron en parias sociales y en el blanco de todos. «No me gustaría ser un judío en Alemania»: comentó Göring.
¿Cómo reaccionaron los judíos de la Alemania nazi ante su persecución previa al estallido de la guerra?
La comunidad judía de Alemania, la primera de las víctimas del régimen nazi, era una de las más arraigadas de Europa. Hasta el año 1933, muchos consideraban a los judíos alemanes el modelo virtual del éxito de la emancipación y de la creativa interacción de los judíos con el entorno. La mayoría de ellos, se consideraba tan alemán como cualquiera de sus vecinos cristianos. Alrededor de doce mil habían muerto en los campos de batalla de la Primera Guerra Mundial luchando por los intereses y por el honor de su amado país. Durante los primeros días del régimen nazi, no concebían que alguien pudiera despojarles de sus derechos como alemanes y de su identidad, que pudieran convertirse en parias en su propio país. «Alemania sigue siendo Alemania», declaraba un artículo editorial en el periódico publicado por la Asociación Central de Ciudadanos Alemanes de Fe Judía, la organización que representaba a la mayor parte de la comunidad judía. «Nadie podrá privarnos de nuestra patria y lugar de nacimiento». Desde el otro lado de la división ideológica, los sionistas alemanes, más pesimistas acerca de la posibilidad de una síntesis de alemanes y judíos, parecían estar más en consonancia con los tiempos que corrían. Sin embargo, ni siquiera ellos llegaron a prever el alcance de la amenaza nazi para la existencia de los judíos.
Estos solían pensar que el ardor revolucionario del régimen nazi acabaría por extinguirse tras sus primeros meses en el gobierno y que su mordisco no resultaría ser ni la mitad de peligroso que su ladrido. En cierto modo, los que antes se percataron del peligro, fueron los miembros en activo del movimiento socialista y del comunista, doblemente expuestos a las persecuciones por motivos políticos y raciales.
Tras la perplejidad inicial, la comunidad judía comenzó a reorganizarse conforme a las nuevas circunstancias. En abril de 1933, se creó el Comité Central para la Ayuda y la Reconstrucción, que coordinaba la amplia gama de actividades de asistencia social a la acosada comunidad judía. El 17 de septiembre de 1933, nació la Representación Nacional de los Judíos de Alemania y asumió la responsabilidad de su representación política en conjunto.
Al ser una pequeña minoría de un país que se hallaba bajo la batuta de un violento régimen autoritario, la comunidad judía alemana no tenía la capacidad necesaria para organizar ninguna clase de oposición política frente a los nazis. Sus esperanzas de que el estatus de los judíos en Alemania pudiese acordarse de una forma aceptable por medio de negociaciones entre los dirigentes judíos y el régimen nazi resultaron vanas.
Lo único que podían hacer los dirigentes judíos era ocuparse de la vida interna de la comunidad. Uno de los resultados obtenidos f ue el logro de una mayor conciencia judía y la consolidación de los lazos internos de solidaridad, durante un período en el que se hallaban sometidos a una terrible persecución.
A la vez que aumentaba su aislamiento, las organizaciones judías centraban sus esfuerzos en el trabajo de asistencia social y de ayuda al necesitado. Establecieron un sistema educativo para los niños que habían sido expulsados de las escuelas alemanas. Fomentaron la educación de los adultos y fundaron el Kulturbund, una organización en la que los artistas judíos pudieron expresarse.
Hacia la mitad de la década de los 30, las organizaciones judías fomentaban cada vez más las actividades que alentaban a emigrar. Distribuyeron información sobre varios países de destino y se of recieron clases de idiomas y de oficios. Esta amplia gama de actividades continuó hasta que se produjo el pogromo en noviembre de 1938. Después, los nazis establecieron un límite y las organizaciones judías sólo pudieron continuar con un número reducido de ellas.
¿Por qué no pudieron marcharse más judíos de Europa antes del comienzo de la guerra?
La respuesta más sencilla es que simplemente, no tenían adónde ir. Para los judíos de Europa, tal y como se indicaba en el famoso comentario de Chaim Weizmann, realizado en 1936: «Ahora hay dos clases de países en mundo, aquellos que desean expulsar a los judíos y aquellos que no desean admitirlos».
Las prácticas de inmigración restrictiva que establecieron la mayoría de los países extranjeros frente a los refugiados judíos eran un reflejo del clima global de proteccionismo económico con cierto tinte xenófobo y descaradamente antisemita. La conferencia internacional sobre refugiados celebrada en Evian, Francia, en 1938, por iniciativa del presidente Franklin D. Roosevelt, resultó un fracaso. Salvo la República Dominicana, ninguno de los representantes de los treinta y dos países presentes en la conferencia ofeció esperanza alguna a los posibles refugiados judíos de Alemania y Austria.
Otra posible explicación es que la aplicación intermitente y desigual de la coacción antisemita durante los primeros años del régimen nazi, enviaba señales confusas a las víctimas judías, lo que contribuía a disipar su sensación de peligro y les hacía creer que lo peor ya había pasado. Tras la anexión de Austria en marzo.
de 1938 y la aprobación de la nueva política nazi de emigración forzosa, muchos judíos se apresuraron a marcharse. Este éxodo se intensificó tras el pogromo de noviembre. Por aquel entonces, los judíos estaban deseando huir adónde fuese.
¿A qué países emigraron los judíos del Reich antes del estallido de la guerra?
Durante los primeros años del régimen nazi, la mayoría de los judíos alemanes que emigraron, se marcharon a países europeos vecinos y al Mandato británico en Palestina. Sin embargo, después de 1936 y especialmente en 1938, el panorama cambió bastante. A lo largo de este período, como se complicaba la emigración de los refugiados a Palestina y a la mayoría de los países europeos, y la situación de los judíos en Alemania empeoraba, estos comenzaron a plantearse irse a destinos más lejanos, sobre todo a Sudamérica. Además, como la difícil situación de la comunidad judía en Austria se hizo aún más desesperada tras la anexión del territorio por parte los nazis, en marzo de 1938, y el pogromo de la Kristallnacht, en noviembre, que afectaron a los judíos de todo el Reich, Estados Unidos y Gran Bretaña suavizaron sus prácticas restrictivas.
En su intento desesperado por escapar de la encerrona nazi, los refugiados judíos de Alemania y Austria se marchaban adónde pudieran. Algunos viajaron hasta Shangai, uno de los pocos lugares que aceptaba inmigrantes con toda libertad. Otros intentaron llegar clandestinamente a Palestina para eludir las restricciones de los británicos a la inmigración judía.
Se calcula que entre 1933 y 1939 cerca de trescientos sesenta y seis mil judíos emigraron de la Gran Alemania. Sus destinos fueron principalmente: Estados Unidos, Palestina, Latinoamérica, Shangai y varios países del Oeste de Europa.
¿Cuándo y cómo decidieron los nazis asesinar a los judíos que estaban bajo su control?
Se desconoce la fecha exacta en la que se tomó la decisión política nazi de asesinar a todos los judíos. No se ha hallado ningún mandato escrito por Hitler que revelase ese propósito, aunque existen muchos documentos que atestiguan la planificación y ejecución de dicha política. Hoy en día, existe un consenso entre los historiadores que antes del comienzo de la guerra los nazis no tenían un plan definitivo para asesinar a los judíos de Europa. La política que exigía la muerte de todos los judíos, conocida con el nombre de «Solución Final», se desarrolló en realidad durante la guerra.
En el momento en el que se produjo la conquista alemana de Polonia, en otoño de 1939, los nazis traspasaron la línea existente entre las anteriores formas de discriminación y los asesinatos masivos.
Estos se produjeron en los territorios ocupados donde vivían la mayoría de los judíos polacos, lo que ocasionó la muerte de miles de ellos durante los últimos meses de 1939. Con la invasión de la Unión Soviética el 22 de junio de 1941, se pusieron en marcha operaciones para el asesinato de judíos a mayor escala. Al principio, formaciones armadas alemanas comandadas por unidades especiales de las SS, conocidas con el nombre de Einsatzgruppen, junto a voluntarios locales, comenzaron a fusilar a varones judíos y dirigentes políticos comunistas, de forma masiva y sistemática.
El 31 de julio de 1941, Hermann Göring, el lugarteniente de Hitler, puso en manos del «número dos» de las SS, Reinhard Heydrich, la responsabilidad de ejecutar la «Solución Final a la Cuestión Judía en Europa». A mediados de agosto, durante la visita del jefe de las SS, Heinrich Himmler, a los nuevos territorios soviéticos ocupados, los alemanes incluyeron a mujeres y niños judíos entre los objetivos de sus asesinatos. Poco después, comenzaron los experimentos con gas Zyklon B para usarlo como método de asesinato masivo. Los experimentos se realizaron en Auschwitz, en prisioneros de guerra soviéticos.
La deportación de los judíos del Reich comenzó a mitad del mes de octubre de 1941 y un edicto aprobado pocos días después prohibió la emigración de los judíos que se hallasen en su territorio. En octubre se eligió también la ubicación de los primeros campos de exterminio. A comienzos de diciembre, se puso en funcionamiento Chelmno, el primero de ellos. Allí, comenzaron a asesinar a los judíos en camiones sellados empleando gas. Mientras tanto, en Serbia, Rumania y el territorio ocupado por ésta, conocido con el nombre de Transnistria, decenas de miles de judíos fueron aniquilados por diversas formaciones nazis y por sus aliados. El asesinato de judíos revestía, por tanto, numerosas formas.
Durante una reunión celebrada el 12 de diciembre, entre Hitler y su círculo más cercano, se discutió acerca del asesinato de los judíos de la Unión Soviética y de las nuevas operaciones contra los judíos de Alemania. La celebración de esta reunión deja claro que Hitler participó personalmente en el desarrollo de esta política. A comienzos de diciembre, se convocó una reunión en Wansee por iniciativa de Heydrich para coordinar el asesinato de judíos que ya habían puesto en marcha. Sin embargo, la reunión se pospuso hasta el 20 de enero de 1942 debido al ataque japonés a Pearl Harbour. Estos sucesos indican que la «Solución Final» se consolidó durante la segunda mitad de 1941, y que Hitler, Göring, Himmler, Heydrich y otros líderes nazis fueron parte integrante del proceso de toma de decisiones que condujo al asesinato masivo de los judíos.
¿Cuáles fueron los guetos más grandes? ¿Cuántos judíos estuvieron confinados en ellos? ¿Cuándo se cerraron?
El gueto más grande se hallaba en Varsovia y llegó a albergar hasta 445.000 judíos. Después de las deportaciones masivas a Treblinka, en verano de 1942, y tras las dos revueltas ocurridas en enero y abril de 1943, fue liquidado en mayo de ese mismo año. El gueto de Lodz albergaba a más de ciento sesenta mil judíos en su momento de máxima ocupación. Éste fue erradicado de forma gradual; con una primera serie de deportaciones a Chelmno que se produjo entre enero y mayo de 1942; con las siguientes, principalmente a Chelmno y Auschwitz-Birkenau y en su aniquilación final el 30 de agosto de 1944. El gueto de Lwow albergaba a cerca de ciento diez mil personas en el momento de su apertura, en noviembre de 1941. Sus últimos miles de habitantes fueron trasladados en junio de 1943, tras la deportación de los demás a Belzec y Janowska donde fueron exterminados. En el gueto de Minsk se hallaban confinados cien mil judíos de esta ciudad, de los pueblos y aldeas de los alrededores y del Reich. Se cerró el 21 de octubre de 1943, después de los fusilamientos de la mayoría de los habitantes judíos en Maly Trostenets y Tuchinka. En el verano de 1941, antes de la creación del gueto, se sometió a los 57.000 judíos de Vilna una oleada de asesinatos masivos. Finalmente se construyeron dos; uno para los débiles y otro para los fuertes. Se vació el de los débiles y sus habitantes fueron ejecutados en Ponar. Algunos de los habitantes del segundo gueto corrieron la misma suerte. Esta oleada de asesinatos finalizó en diciembre de 1941 y los judíos restantes, alrededor de veinte mil, vivieron en el gueto de Vilna hasta el fracaso de la revuelta allí realizada. El 23 de septiembre de 1943, los últimos miles de judíos que quedaban con vida fueron enviados a campos de Estonia. El gueto de Bialystok que en un principio albergaba a cincuenta mil judíos, fue aniquilado el 16 de agosto de 1943. Durante la liquidación, se produjo un enfrentamiento armado de la Resistencia judía contra los alemanes.
¿En qué condiciones se vivía en los guetos?
En Polonia, la mayoría de los judíos estaban arruinados a causa de los decretos dictados contra ellos por las autoridades, aún antes de llegar a los guetos. En los territorios ocupados de la Unión Soviética, los guetos se crearon después de que padeciesen una oleada de asesinatos masivos. Dentro de los propios guetos, los nazis confiscaban casi todas las pertenencias que les quedaban, y les denegaban el acceso incluso a las necesidades cotidianas básicas. Los guetos normalmente se hallaban en las zonas más pobres de las ciudades y de los pueblos. El espacio físico en el que se les confinaba, estaba abarrotado de gente, y se prohibía entrar en las «zonas de vivienda de los judíos» a aquellos que no lo fueran. Muchos guetos estaban rodeados por muros o verjas para imponer el aislamiento a los judíos y la separación de sus vecinos y del mundo exterior. Los guetos fueron concebidos como lugares de concentración temporal sometidos a una estrecha vigilancia, en los que la capacidad de trabajo de los judíos sería explotada hasta que un futuro cambio de política conduciría a su expulsión.
En la mayoría de los guetos, los judíos se hallaban en condiciones horribles. El hacinamiento, la falta de higiene, el hambre extrema y la carencia de medicamentos básicos, fueron el origen de epidemias en muchos guetos. Las duras condiciones y las largas jornadas de trabajos forzados debilitaban aún más a los judíos. En el gueto de Varsovia, el más grande de todos ellos, cerca de ochenta y cinco mil judíos, alrededor de un veinte por ciento de la población, murieron a causa de las condiciones en las que vivían, antes incluso de que los nazis comenzasen a deportarlos a campos de exterminio. En otros guetos es evidente que se produjeron porcentajes similares de fallecidos, e incluso en aquellos lugares en los que las condiciones fueron, en cierto modo, mejores, el sufrimiento fue inmenso.
¿Cómo soportaron los judíos las condiciones del gueto?
Aunque la vida de los judíos se hallaba bajo el férreo control de las autoridades alemanas, estos hicieron todo lo posible por salir adelante. Emplearon todos los medios legales a su alcance, e incluso los «ilegales», para enfrentarse a las difíciles condiciones a las que se hallaban sometidas sus vidas dentro de los guetos. Los Consejos Judíos se encargaban del alojamiento, repartían comida y proporcionaban asistencia social, cuidado infantil, ayuda al refugiado y otros servicios, estirando al máximo sus escasos recursos, más allá incluso de sus capacidades. En algunos guetos se crearon organizaciones de asistencia social autónomas para hacer frente a necesidades semejantes y los partidos políticos y los movimientos juveniles se organizaron de forma clandestina para proporcionar ayuda complementaria y apoyo moral a sus miembros. Las familias y los amigos trataban de ayudar a los suyos lo más posible. Muchos judíos de un gran número guetos, se dieron cuenta por si mismos y también colectivamente, de que los nazis los tenían acorralados. Si obedecían sus normas de los nazis terminarían por morir antes de tiempo, de hambre o a causa de alguna enfermedad. Si les sorprendían infringiendo las normas, mientras introducían de forma clandestina comida, suministros o información, se enfrentaban a una muerte segura.
La política nazi sobre el castigo colectivo supuso que mucha gente inocente pagase por los actos de una sola persona, especialmente, sus familiares más cercanos. Esta política resultó una pesada carga para los judíos. No obstante, en muchos casos, estos prefirieron convertirse en «proscritos» mientras luchaban por la subsistencia.
¿Qué eran los Einsatzgruppen y qué papel desempeñaron en el asesinato de judíos?
Einsatzgruppen significa «destacamentos especiales». Las SS crearon esas unidades antes de invadir Austria, Checoslovaquia, Polonia y la Unión Soviética. La misión de los Einsatzgruppen en Polonia era sembrar el terror entre la población local y asesinar a todo aquel que las SS considerasen indeseable. Los Einsatzgruppen con peor f ama fueron creados antes de la invasión de la Unión Soviética, en junio de 1941. Estaban divididos en cuatro unidades y subunidades y su tarea fundamental era destruir lo que ellos consideraban que era la infraestructura ideológica de la Unión Soviética; comisarios políticos, miembros del Partido Comunista y, sobre todo, judíos. La inmensa mayoría de los comandantes de esas unidades, poseían un título universitario y tenían un firme compromiso con el establecimiento de la utopía nazi, o lo que es lo mismo, de una sociedad sin judíos, racial e ideológicamente pura. Los Einsatzgruppen avanzaban dentro de la Unión Soviética junto al ejército alemán. Allá donde se detenían, reunían y disparaban a sangre fría a todos los judíos que hallaban a su paso (al principio a los varones, poco después, también a las mujeres y los niños). Escribieron informes diarios detallados, sobre, la mayoría de sus actividades y aún existen copias de esos documentos. Según sus propios informes que se hallan incompletos, mataron a alrededor de novecientos mil judíos y fueron ayudados por otras unidades en el asesinato de cerca de seiscientos mil más.
¿Qué unidades alemanas participaron en el asesinato de judíos?
Casi todas las clases de la sociedad alemana participaron directa o indirectamente en el asesinato de los judíos. A la Conferencia de Wansee, en la que se coordinó la Solución Final, acudieron representantes de los principales departamentos y ministerios del gobierno. A la cabeza de los asesinatos se hallaba la SS a menudo en cooperación con otras entidades, entre ellas; brigadas de la SS, formaciones de policía, unidades de las fuerzas armadas alemanas, unidades formadas por extranjeros que se habían alistado a éstas y, de vez en cuando, grupos insólitos como cuadrillas de obreros y músicos. Alrededor de un millón y medio de judíos fueron fusilados por los Einsatzgruppen y sus seguidores. Millones de judíos de toda Europa fueron asesinados en campos de exterminio comandados por la SS. La comunidad judía de Serbia en su totalidad fue aniquilada en una operación conjunta del ejército regular alemán y la SS. En el territorio que se encontraba bajo dominio rumano, la 11ª división del Ejército alemán participó a fondo en los asesinatos, junto al Einsatzgruppe D, a las unidades militares y los civiles rumanos y las milicias locales ucranianas. Cientos de miles murieron en campos de trabajos forzados y campos de concentración que se hallaban bajo el mando de la SS o en guetos. A las decenas de miles que intentaron escapar del encarcelamiento se los buscó uno a uno, sin descanso, por medio de la SS y de otras formaciones armadas alemanas, hasta darles caza.
Otras autoridades gubernamentales y civiles alemanes participaron también en el proceso de asesinato. Por toda Europa del Este, los guetos estaban dirigidos normalmente por administraciones civiles alemanas que contaban entre sus filas con abogados, ingenieros, médicos y otros funcionarios. Los industriales alemanes explotaron a millones de trabajadores por medio de trabajos forzados. El porcentaje de defunciones entre los trabajadores judíos, que se hallaban en la parte más baja de la escala social dentro de los campos y las fábricas, era sorprendentemente elevado. La deportación de judíos a los campos y los traslados entre ellos, no hubieran podido llevarse a cabo sin el esfuerzo conjunto de la red de ferrocarriles alemana, por ejemplo. En todas las fases de los asesinatos colaboraron voluntariamente muchos civiles que no eran alemanes. En ninguna de ellas faltaron personas dispuestas a participar en el asesinato de judíos.
¿Qué eran los camiones de gas?¿Cuándo y dónde fueron utilizados?
Los furgones de gas eran camiones usados para asesinar por asfixia tanto a judíos como a otras personas. Al principio, el monóxido de carbono producido por la combustión de la gasolina de los motores de los camiones se reconducía a cámaras selladas. El primer experimento con camiones de gas se realizó en niños con enfenfrmedades mentales en Kochanówka, cerca de Lodz, en 1940. Más tarde, en septiembre de 1941, fueron asesinados prisioneros de guerra soviéticos reconduciendo el humo producido al compartimento sellado del propio camión en Sachsenhausen. Dos meses después, en la Unión Soviética comenzaron a utilizarse camiones de gas como parte del plan para el asesinato de judíos encabezado por los Einsatzgruppen. En el campo de exterminio de Chelmno, puesto en ffuncionamiento en diciembre de 1941 se usaban tres camiones de gas para los asesinatos. Estos también se emplearon, por ejemplo, a comienzos de 1942, en el campo de Sajmiste cerca de Belgrado, en Serbia, los judíos – sobre todo mujeres y niños – fueron asesinados por este método. En total, los camiones de gas se utilizaron en el asesinato de cerca de setecientas mil personas, la mitad de ellas en Chelmno.
¿Quién construyó las cámaras de gas? ¿Qué tipo de gas se utilizaba para matar a los judíos? ¿Quién se lo proporcionaba?
En los campos de exterminio construidos en el marco de la «Operación Reinhard» (Belzec, Sobibor y Treblinka) el primero de los gases empleados para asesinar fue el monóxido de carbono, producido por motores de gasolina o liberado de recipientes herméticos especiales. En Majdanek se usaron varias clases. En septiembre de 1941, comenzaron en Auschwitz los experimentos para el uso de Zyklon B, una forma de cianuro de hidrógeno o ácido cianhídrico. El granulado usado para producir el gas era suministrado por DEGESCH (una cooperativa alemana fabricante de pesticidas) dirigida por I. G. Farben. También se lo proporcionaban Tesch Stabenow Co. de Hamburgo. La cámara y los crematorios de Auschwitz, ya perfeccionados, fueron construidos por J.A. Topf und Söhne, de Erf urt, Alemania.
¿Qué eran los campos de concentración? ¿Cuándo se pusieron en funcionamiento y cuál era su objetivo?
Inmediatamente después de hacerse con el poder, los nazis construyeron campos en los que encarcelaron y trataron de forma brutal a aquellos que consideraban opositores al régimen; comunistas, socialistas, líderes sindicales y cualquiera que supusiese una «amenaza». Esos campos fueron diseñados para acabar con la oposición e infundir temor entre la población y asegurarse de que no surgirían más opositores. El primer campo de concentración se puso en funcionamiento el 23 de marzo de 1933, en Dachau, dos meses después de que Hitler fuese nombrado Canciller de Alemania. Dachau se convirtió en el campo de entrenamiento para los guardias de las SS. Su primer comandante, Theodor Eicke, sentó numerosos precedentes en lo referente a brutalidad, que más adelante continuaron por todo el sistema del campo, que aún se hallaba en expansión. Entre los campos más importantes construidos en la Gran Alemania, se encontraban; Buchenwald, Mauthausen, Neuengamme, Ravensbrück y Sachsenhausen.
En la fecha en la que se produjo la anexión de Austria y aún más, durante el pogromo contra los judíos de Alemania, en noviembre de 1938 (Kristallnacht), no se encarcelaba ya a las personas principalmente por sus acciones, sino por motivos raciales. Al mismo tiempo que conquistaban cada vez más y más territorios, los nazis expandieron el sistema del campo y lo emplearon como un instrumento más en su plan para reorganizar la sociedad europea conforme a la herencia racial. También fueron encarcelados en los campos otras personas que el régimen consideraba problemáticas por motivos sociales, entre ellos había homosexuales, testigos de Jehová, delincuentes comunes, hombres que habían luchado con las Brigadas Internacionales en la Guerra Civil Española e incluso amantes de la música jazz.
Los trabajos forzados fueron siempre un componente más del sistema del campo de concentración y con el paso del tiempo, se fueron convirtiendo en una parte central de éste. De hecho, los nazis no losllamaban a todos «campos de concentración», unos fueron escogidos para servir de campo de trabajo o de trabajos forzados, otros de tránsito y algunos de intercambio. Muchos prisioneros murieron en ellos, sobre todo durante la guerra, a causa de las inhumanas condiciones de trabajo, la crueldad de su personal y las terribles condiciones físicas en las que se encontraban. A comienzos de la Solución Final, se construyeron seis campos de exterminio en los que se asesinaba de forma sistemática principalmente a judíos. En Croacia, el régimen Ustasha, aliado de los nazis, construyó un enorme campo de concentración y exterminio en Jasenovac, en el que fueron asesinados, sobre todo serbios aunque también judíos locales.
¿Qué eran los campos de exterminio? ¿Cuándo se pusieron en funcionamiento y cuál era su objetivo?
Los campos de exterminio fueron construidos con el objetivo de convertirlos en lugares de asesinato masivo por métodos industriales. Millones de personas, casi en su totalidad judíos, fueron trasladados, por lo general, en tren. Disponían de personal encargado de llevar a cabo la masacre sistemática, por medio de una refinada maquinaria para matar. Se recogían los enseres de las víctimas, incluidos sus dientes de oro y su pelo, y las autoridades les otorgaban diferentes usos. Sus cuerpos eran incinerados en crematorios o en piras.
El primer campo construido con el fin específico de ser utilizado como campo de exterminio se hallaba en Chelmno (Kulmhof), Polonia. Se puso en funcionamiento el 8 de diciembre de 1941, tras el traslado allí de los judíos de los alrededores. Se utilizaron los furgones de gas para los asesinatos. Al final, cera de trescientas treinta mil personas, la mayoría de ellas judíos, fueron asesinados allí.
A comienzos de 1942, en el marco de la «Operación Reinhard» (Aktion Reinhard), los nazis comenzaron a matar a judíos en tres campos de exterminio: Belzec, Sobibor y Treblinka. La mayoría de los judíos de Polonia fueron asesinados en esos campos durante 1942 y 1943. En total, cerca de un millón setecientos mil judíos murieron en los campos de la Operación Reinhard. Majdanek era campo de concentración, campo de trabajo y centro de exterminio. A diferencia de los de aquellos, la mayoría de sus internos no eran judíos.
El campo de concentración de peor fama fue establecido en Auschwitz. Con el tiempo éste se convirtió en un enorme complejo formado por campos de trabajo y subcampos. El centro de exterminio se puso en funcionamiento en la primavera de 1942, tras la construcción de cámaras de gas de mayor tamaño en el cercano Birkenau (Auschwitz II). Muchos judíos fueron asesinados nada más llegar a Auschwitz, otros fueron destinados a trabajos forzados y cuando ya no podían continuar, eran enviados a Birkenau donde eran asesinados empleando gas. Finalmente, cerca de un millón de judíos y alrededor de cien mil polacos, gitanos, prisioneros de guerra soviéticos y gente de otras nacionalidades fueron asesinados allí.
¿Qué eran las marchas de la muerte?
Mientras el Tercer Reich se tambaleaba y caía el Frente Este, el jefe de las SS, Heinrich Himmler dio la orden de que los Aliados no hallasen prisioneros con vida. A finales de 1944, los alemanes comenzaron a evacuar a cientos de ellos de los campos de Polonia y del Este de Prusia. En abril de 1945, la evacuación de los prisioneros se extendió a los campos de concentración de Alemania y Austria. En mitad del crudo invierno, los prisioneros eran trasladados, en su mayoría a pie, por medio de inaguantables marchas forzadas que duraban semanas. Su supervivencia dependía de lograr esquivar los peligros que surgían en el camino y la brutalidad de sus supervisores, que acababan con todo aquel que vacilase o tratase de escapar. Este asesinato masivo de cientos de miles de prisioneros continuó hasta el día en el que se rindieron los alemanes.
¿Qué papel desempeñaron los gobiernos bajo el dominio alemán en el asesinato de judíos?
Es necesario considerar numerosos factores que intervinieron en el desarrollo de los acontecimientos para poder contestar a esta pregunta. Dos de los más importantes son: la clase de relación de un país determinado con la Alemania nazi y el modo en el que se relacionaba con los judíos en medio de esa situación. Cuanto más independiente fuese de la Alemania nazi, en general, más oportunidades de sobrevivir tenían los judíos, ya que, en cierto modo, esos estados no se mostraban tan dispuestos a cumplir con el objetivo nazi de asesinar a todos los judíos. En varios países, las autoridades hacían una distinción entre los judíos que eran ciudadanos desde hacía mucho tiempo y los que no lo eran o vivían en territorios recién anexionados. En general, no se sentían en la obligación de proteger a aquellos judíos, e incluso, a veces, llegaron a fomentar activamente su asesinato.
En cambio, los judíos que vivían en países que durante la mayor parte de la guerra estuvieron gobernados directamente por Alemania, o prácticamente, tenían tan sólo remotas posibilidades de sobrevivir porque en esos lugares no existían grandes obstáculos para la puesta en marcha de los planes de asesinato por parte de los nazis.
Mientras Italia fue un aliado independiente de Alemania, hasta septiembre de 1943, los judíos allí eran perseguidos, pero no asesinados. En los territorios ocupados por los italianos, el ejército se mostraba reacio a entregárselos a los alemanes. Las tropas del ejército rumano asesinaron a gran cantidad de judíos en los territorios obtenidos tras la Primera Guerra Mundial y a comienzos de la Segunda, pero, en general, el gobierno no asesinó a los judíos de sus territorios principales. El gobierno húngaro no cedió ante la presión de los nazis para que deportase a la numerosa comunidad judía, hasta la ocupación de Hungría, en marzo de 1944. Sin embargo, durante ésta, el ejército húngaro desempeñó un papel fundamental en la deportación. El régimen búlgaro protegió a los judíos de sus territorios tradicionales, pero enviaron a la muerte a los de las zonas anexionadas de Macedonia y Tracia.
Algunos Estados, manejados igual que si fueran marionetas, como Croacia, asesinaron brutalmente a los judíos que vivían en su territorio, y otros, como Eslovaquia, los entregaron a los alemanes. Durante el período en el que Francia permaneció dividida en dos zonas, la del Norte, ocupada por los nazis y la del Sur, la Francia de Vichy, que era prácticamente soberana, ésta colaboró en la deportación de los judíos que no eran franceses. Por lo general, las autoridades del Régimen de Vichy evitaban deportar a aquellos judíos que poseyeran la ciudadanía francesa. En la zona del Norte de Francia, y, tras su ocupación, en la del Sur, los alemanes se comportaron con los judíos del mismo modo que hicieron en otras áreas que se hallaban bajo su directo control.
Los judíos de Dinamarca vivieron seguros mientras se conservó cierta apariencia de independencia danesa. En el momento en el que los alemanes comenzaron a restringir esa independencia, fue necesario poner a salvo a los judíos daneses que fueron trasladados a escondidas a Suecia. El pueblo danés tuvo el mérito de salvar a prácticamente todos los judíos que vivían en su país.
¿Cómo trataron de ocultar los nazis las atrocidades que cometieron?
El primer método empleado por los nazis para camuflar el asesinato de los judíos fue el empleo de eufemismos en muchos de sus documentos, por ejemplo; «tratamiento especial», en lugar de asesinato, y «evacuación», en vez de deportación. Incluso el término «Solución Final» es un nombre en clave para referirse a la política de exterminio. Aquellos que participaban en las operaciones de asesinato estaban obligados a jurar que guardarían el secreto. Contaron diferentes mentiras a los judíos acerca de adónde eran trasladados cuando se les ordenaba prepararse para la deportación. Por lo general, les decían que iban a un «lugar mejor» donde tendrían que trabajar pero seguirían con vida.
A partir de junio de 1942, comenzó Aktion 1005, una operación especial para destruir las pruebas tangibles de los asesinatos. Una unidad especial, denominada Sonderkommando 1005, que se hallaba bajo el mando del oficial de las SS, Paul Blobel, supervisaba la incineración de los cadáveres de las víctimas en los campos de exterminio. Esas operaciones fueron cobrando importancia a la vez que los líderes nazis comenzaron a plantearse la posibilidad de que Alemania perdiese la guerra. A partir de junio de 1943, el Sonderkommando 1005 regresó a los lugares de exterminio en las zonas ocupadas de la Unión Soviética que databan, al menos, de junio de 1941 y trataron de borrar todo rastro de la existencia de fosas comunes quemando los restos en enormes piras. A veces, los encargados de llevar a cabo esta espantosa tarea eran los judíos que realizaban trabajos forzados. A pesar de que los nazis no lograsen borrar todo rastro de los asesinatos, en su esfuerzo por conseguirlo, dificultaron mucho la tarea de desvelar los detalles más precisos y la magnitud estadística de los crímenes cometidos.
¿Cuándo se enteró el mundo de lo ocurrido en el Holocausto? ¿Cómo llegó la información al mundo libre?
Es necesario hacer una distinción entre los informes sobre determinados episodios de asesinatos masivos y aquellos acerca del genocidio. La información sobre asesinatos masivos de judíos empezó a llegar al mundo libre poco después de que comenzasen, a finales de 1941, en la Unión Soviética, y el volumen de esos informes siguió aumentando con el paso del tiempo. Las primeras fuentes de información incluían: atestados policiales interceptados por los servicios secretos británicos, declaraciones a la Resistencia, a los soviéticos o a fuentes neutrales, por testigos oculares locales y judíos que lograron escapar, y los comentarios de soldados húngaros que se hallaban de permiso, de los que informaron fuentes neutrales. Durante 1942, llegó a manos de los Aliados y de los dirigentes de los países neutrales información acerca de un plan ideado por los nazis para matar a todos los judíos que incluía detalles sobre los métodos, cifras y emplazamientos, procedentes de diversas fuentes, – como el clandestino Partido Socialista Judío Bund del gueto de Varsovia; la primera llegó en mayo y de nuevo en noviembre. Recibieron también información procedente de organizaciones judías en Ginebra, como el telegrama de Gerhard Riegner desde Suiza, en agosto; el relato de un testigo presencial, Jan Karski, un correo de la Resistencia polaca, en noviembre y los testimonios de sesenta y nueve judíos polacos que llegaron a Palestina por medio de un intercambio de prisioneros civiles entre Alemania y Gran Bretaña, en noviembre de 1942. El 17 de diciembre de 1942, los Aliados hicieron pública una declaración que condenaba el «exterminio» del pueblo judío en Europa y afirmaba que castigarían a los culpables. Sin embargo, no se sabe con certeza hasta qué punto y en qué momento comprendieron los Aliados y los dirigentes de los países neutrales la verdadera trascendencia de la información recibida. El estado de conmoción absoluta en el que quedaron los comandantes supremos de los Aliados que liberaron los campos al final de la guerra, da a entender que no habían comprendido cuál era la situación real, a pesar de la información de la que disponían.
¿Por qué no bombardearon los Aliados Auschwitz Birkenau?
En junio de 1944, los Aliados recibieron la primera información detallada sobre Auschwitz, por medio de la descripción de dos prisioneros que lograron escapar, reenviada por miembros de la Resistencia judía en Eslovaquia. Ésta contenía una petición para que bombardeasen el campo y las vías férreas que lo comunicaban con Hungría, puesto que en aquella época numerosos judíos húngaros estaban siendo deportados al campo. En aquel momento, los Aliados poseían el dominio sobre los cielos y las bases aéreas en Italia ponían al alcance de las fuerzas aliadas en el Oeste algunas zonas de Polonia. Desde la primavera hasta el otoño de 1944, los aviones de los Aliados sobrevolaron varias veces el campo, durante una misión concebida para fotografiar las plantas industriales alemanas que se hallaban a unos kilómetros de distancia. A finales del verano, éstas fueron bombardeadas, cosa que nunca ocurrió con el campo de exterminio de Auschwitz Birkenau.
Los Aliados dieron diversas explicaciones para aclarar su decisión de no bombardear el campo. Dijeron que resultaba técnicamente imposible para ellos llegar al campo, pero el hecho de que bombardeasen otros objetivos que se hallaban muy cerca, demuestra que eso no es cierto. Argumentaron que dichos bombardeos no hubiesen frenado la operación de asesinato y habrían obligado a trasladar tropas de otros campos de batalla que eran decisivos y pondrían en peligro a los soldados de las fuerzas aéreas. Según ellos, el único modo de salvar a los judíos era ganar la guerra. Por lo tanto, sus argumentos principales eran el «rescate por medio de la victoria» y «ninguna desviación del esfuerzo bélico». Los Aliados no querían que pareciese que estaban luchando por los judíos. Queda en el aire la pregunta acerca de si habría salido victoriosa o habría fracasado la misión de bombardeo del campo de exterminio. Sin embargo, lo que parece estar claro es que los Aliados no pusieron la misma energía y determinación en rescatar a los judíos que la que mostraron los nazis para asesinarlos.
¿Qué eran los Consejos de Judíos (Judenräte)?
En cada uno de los países que durante la guerra se hallaron bajo el control de los alemanes, se instauró una organización de gobierno conocida con el nombre de Judenrat (Consejo Judío) o Ältestenrat (Consejo de Ancianos). La mayoría de los estados aliados de los alemanes, como Eslovaquia, crearon instituciones similares. El objetivo era disponer de un instrumento que les permitiese controlar a los judíos, aislándolos del mundo exterior, y poner en marcha diversos decretos. Por lo general, las autoridades procuraban que los Consejos estuviesen formados por aquellos judíos que ya antes de la guerra eran dirigentes de renombre y por figuras públicas respetadas. Los Consejos, se debatían entre cumplir de su deseo de satisfacer las necesidades de los judíos y acatar las estrictas exigencias de las autoridades.
Los Consejos trataron de adoptar diversas medidas que creyeron que ayudarían a los judíos. Éstas abarcaban desde el apoyo activo a grupos clandestinos y resistencia armada, hasta la cooperación absoluta con las autoridades en la puesta en marcha de sus políticas, con la esperanza de poder evitar que se tomasen medidas peores de las que ya se aplicaban. A medida que las deportaciones masivas parecían cada vez más cerca y por la sensación que muchos líderes compartían de que éstas ocultaban intenciones de asesinar, la cuestión de obedecer o no, las órdenes de los nazis adquirieron cada vez más importancia. El presidente del Judenrat de Varsovia, Adam Czerniakow, prefirió suicidarse, antes que ceder a las exigencias de los nazis de que entregase a judíos para su deportación. En Lodz, el presidente del Judenrat Mordechai Chaim Rumkowski, prefirió seguir obedeciendo a las peticiones de los nazis, con la esperanza de salvar al menos a parte de la población del gueto, sobre todo, a los trabajadores que consideraba que tendrían más posibilidades de librarse. Proporcionó listados de judíos e incluso suplicó a las madres que entregasen a sus hijos pequeños. En contraste con la situación que se vivía en Lodz, en el pequeño gueto de Tuczyn, el Judenrat planeó y trató de poner en marcha una resistencia armada.
¿Cómo resistieron los judíos el ataque asesino de los nazis?
En el contexto de la política nazi para el asesinato masivo y sistemático de todos aquellos judíos que se hallasen bajo su mando, la resistencia a la agresión que estaban padeciendo adoptó diversas formas. El mero hecho de intentar seguir con vida y conservar al menos, algún vestigio de dignidad humana, suponía una resistencia al esfuerzo de los nazis por deshumanizar y, finalmente, aniquilar a los judíos. A nivel personal, familiar y comunitario, los judíos lucharon por aguantar física y emocionalmente frente a la maquinaria asesina nazi.
En muchos guetos, los Consejos Judíos (Judenräte) y varias organizaciones comunitarias clandestinas hicieron todo lo posible por repartir comida y medicinas a la suf rida muchedumbre y proporcionar otras de sus necesidades básicas. En numerosos lugares, pusieron en marcha actividades culturales, educativas y religiosas, como muestra del espíritu humano, aún con vida, de los residentes del gueto. En muchos sitios, el acto de proporcionar trabajo adquirió gran importancia, por las cuestiones prácticas del día a día y porque la demostración del valor de los trabajadores judíos, en varios guetos, se transformó en una estrategia para proteger de los nazis a tantos como fuera posible. En algunos lugares se intentó documentar el creciente sufrimiento bajo el dominio de los nazis. Los judíos consiguieron documentos de identidad falsos, en algunas ocasiones por su cuenta y otras de forma organizada, que les identificaba como gentiles y usaban para ocultarse e incluso cruzar fronteras.
Cuando los judíos se dieron cuenta de que los nazis trataban de asesinarlos, se crearon organizaciones armadas clandestinas. En muchos guetos, esos grupos se prepararon para la lucha armada contra los nazis dentro de los guetos o uniéndose a los miembros de la resistencia que se hallaban en los bosques, pantanos o montañas de los alrededores. Sin embargo, por diversas razones, no se puso en marcha toda aquella resistencia armada que en un principio se planeó.
A pesar de los brutales regímenes imperantes en los campos, los judíos participaron también en revueltas armadas en varios de ellos. Los judíos escaparon de muchos de los campos, incluido Auschwitz Birkenau.
Dos grupos de prisioneros fugados de aquel, en primavera de 1944, proporcionaron el primer estudio detallado que informó al mundo occidental acerca del sistema utilizado para cometer asesinatos en Auschwitz Birkenau; los «Protocolos de Auschwitz».
En aquellos países en los que existía la posibilidad de realizar un rescate a gran escala, sobre todo, en los de Europa occidental y central, los judíos intentaron salvar la vida de sus semejantes, intercalando las actividades de rescate con acciones armadas contra los nazis y sus acólitos. Ese fue el caso de Eslovaquia, Países Bajos, Francia y Bélgica. En Hungría, durante la ocupación alemana, los judíos planearon junto a diplomáticos de países neutrales una operación de salvamento a gran escala en Budapest. Las organizaciones judías que se hallaban fuera de la Europa dominada por los nazis, la mayoría con representantes en Ginebra, hicieron todo lo que estuvo en su mano para enviar ayuda material y documentación que contribuyese a salvar la vida a sus hermanos. Realizaron también grandes es por contar al mundo la matanza que se estaba llevando a cabo.
Algunas personas y pequeños grupos de judíos también opusieron resistencia a los nazis y a sus seguidores de diversas formas; desde acciones de resistencia violenta, hasta huidas y escondites, o simplemente, la conservación de la dignidad en el momento de ser asesinados. Muchos judíos realizaron intentos desesperados por salvar a sus hijos entregándolos a gentiles que estaban dispuestos a esconderlos.
¿Qué características tenía la resistencia armada judía?
A pesar de que las condiciones eran totalmente desfavorables, durante el Holocausto hubo muchos casos de lucha armada por parte de judíos. Estos apenas tenían contacto con los de otros guetos y campos y carecían de apoyos externos, estaban físicamente debilitados, disponían de poco armamento, tenían escasos conocimientos sobre lucha armada y se enfrentaban al poder y la ira de la maquinaria bélica alemana. La mayoría de los combatientes sabían además que no tenían auténticas posibilidades de vencer a sus opresores, aunque luchaban con todas sus fuerzas, resistían por resistir.
En alrededor de cien guetos de Polonia, Lituania, Bielorrusia y Ucrania se crearon organizaciones para la resistencia armada. Su objetivo era planificar levantamientos o escaparse del gueto por la fuerza, para unirse a los miembros de la resistencia que se hallaban en el exterior. Por lo general, se hacían coincidir los actos de resistencia con las fechas escogidas por los nazis para llevar a cabo las deportaciones a los campos de exterminio, aunque en algunos casos, las sublevaciones fueron espontáneas. La revuelta más conocida fue el Levantamiento del Gueto de Varsovia. El 19 de abril de 1943, los nazis entraron en el gueto para reanudar las deportaciones a los campos de exterminio. Dentro de él, los judíos dirigidos por la Organización Judía de Combate (Żydowska Organizacja Bojowa, ŻOB) y la Unión Militar Judía (Żydowski Związek Wojskowy, ŻZW), se rebelaron contra los alemanes y resistieron valientemente durante cuatro semanas. Un gran número de supervivientes logró escapar hasta el lugar donde se hallaban los miembros de la resistencia. En muchos otros guetos también se produjeron revueltas armadas. En Cracovia, por ejemplo, la resistencia judía creyó que no tendrían ninguna posibilidad de de vencer si luchaban dentro del gueto así que trasladó la batalla a la zona «aria» de la ciudad y organizó ataques contra los alemanes en aquel lugar. En Vilna, hubo desacuerdos acerca de la estrategia que debían seguir. Algunos miembros de la organización clandestina de combate (Fareinikte Partizaner Organizatsie, FPO), querían luchar dentro del propio gueto, mientras que otros querían unirse a los partisanos de los bosques cercanos. Esto último fue lo que hicieron logrando sólo un éxito parcial. En el momento en el que la revuelta comenzó a tambalearse, justo después de su estallido, los combatientes que quedaron con vida escaparon hacia el lugar donde se hallaban los partisanos. En Kovno, los miembros de la resistencia trataron de llegar hasta los partisanos.
En Bialystok, mientras la revuelta decaía, se frustró la huida planeada hasta el lugar donde se encontraban los partisanos y los combatientes fueron asesinados. La resistencia física dentro de los campos, se oponía a toda lógica, puesto que los judíos no disponían de armas, estaban a merced de sus guardianes, se hallaban hambrientos, agotados y enfermos y sabían que si alguien se resistía muchos otros serían castigados. Sin embargo, se produjeron revueltas en ciertos campos como el de Treblinka, Sobibor, y Auschwitz Birkenau. En este último, miembros del Sonderkommando (prisioneros que trabajaban en los crematorios) lograron matar a algunos hombres de las SS y prender fuego a uno de los crematorios.
Algunos de los judíos que escaparon de los guetos a los bosques, montes y pantanos de Europa del Este se hicieron partisanos. No obstante, también tuvieron que vencer muchas dificultades para ser aceptados en sus filas. En primer lugar, debían escapar del gueto, que ya de por sí suponía un difícil reto, además, muchos judíos huyeron de los guetos antes de que existiese ningún movimiento partisano organizado en los territorios soviéticos ocupados. Tuvieron que arreglárselas solos, hasta que se crearon esas unidades y éstas asumieron el control. Sin embargo, después de todo, no era fácil encontrar alguna que quisiera aceptar a judíos. A pesar de esos obstáculos, la actividad de los partisanos judíos en la Europa occidental aumentó hasta alcanzar proporciones considerables. Los estudiosos en la materia creen que llegó a treinta mil la cifra de judíos que formaron parte de las unidades partisanas de los bosques, desde donde realizaban osadas incursiones y operaciones de rescate.
Los partisanos judíos desarrollaron una gran actividad por todo el territorio soviético ocupado. En Polonia fue a menor escala debido a las condiciones locales. En Eslovaquia, los judíos también se convirtieron en partisanos y más de mil quinientos participaron en el Levantamiento Nacional Eslovaco. En Yugoslavia, Bulgaria y Grecia, los judíos fueron aceptados en sus unidades como uno más, y quizás por esa razón, en esos países no existieron por separado unidades partisanas judías. Había algunas diferencias entre los partisanos judíos y los que no lo eran. En general, estos últimos tenían acceso directo a las armas antes de convertirse en partisanos, los judíos no. Aquellos se unían al combate identificándose como nacionalistas cuyo deseo era librar a sus países de todos los extranjeros (ya fueran nazis o judíos) o como socialistas y comunistas que anhelaban luchar contra el Fascismo. Dejaban a sus familias en casa, en un entorno relativamente seguro, con la esperanza, por lo general, de regresar junto a ellos tras la guerra. El partisano judío no sólo combatía por venganza o con un objetivo concreto, como la liberación de un territorio ocupado, sino por el más básico de todos los derechos, el derecho a la vida. Los partisanos que no eran judíos, gozaban de gran apoyo popular, mientras que a los judíos se les miraba como a extraños y tenían escasas posibilidades de sobrevivir en el bosque.
En Bielorrusia, sobre todo, las unidades judías estaban compuestas por muchas personas que no eran combatientes, entre ellas niños, mujeres y ancianos. El mayor de esos «campos de familias» albergaba a cerca de mil doscientas personas y se hallaba bajo el mando de Tuvia Bielski. Aquellas unidades justificaban su existencia como grupo de partisanos, luchando tanto como fuera necesario, al mismo tiempo que se centraban en salvar vidas. Los campos de familias fueron, sin duda, un fenómeno exclusivamente judío ocurrido durante la Segunda Guerra Mundial.
¿Durante el Holocausto, se dieron casos en los que judíos que se hallaban bajo el dominio nazi rescatasen a otros judíos?
En casi todos los testimonios o memorias de los supervivientes, resulta evidente que en algún momento recibieron ayuda por parte de otro judío, lo que contribuyó a que siguiera con vida. El fenómeno de la ayuda espontánea proporcionada por unos judíos a otros, constituye un aspecto importante del salvamento llevado a cabo durante el período del Holocausto.
A mayor escala, existen numerosos ejemplos de judíos que intentaron salvar a otros a lo largo de aquellos años. En Eslovaquia, por ejemplo, un grupo denominado «Equipo de Trabajo», dirigido por el rabino Michael Dov Weismandel y la presidenta de la Organización de Mujeres Sionistas Eslovacas, Gisi Fleischmann, probaron diferentes tácticas para proteger a los judíos de ese país y de otras zonas de Europa de la deportación. Entre otras actividades, negociaron el cese de las deportaciones con miembros del gobierno eslovaco y de las SS y financiaron huidas desde Eslovaquia hasta la vecina Hungría. Sin embargo, a pesar de sus enormes esfuerzos, la mayor parte de la comunidad judía eslovaca fue asesinada durante el Holocausto, y en el exterior de Eslovaquia, los intentos para salvarlos, resultaron en gran medida infructuosos. En Hungría, el Comité de Ayuda y Salvamento, dirigido por Israel Kasztner y Otto Komoly, ayudó a los refugiados de otros países que llegaron a Hungría antes de que se produjera la ocupación alemana, en marzo de 1944. Por lo general, les proporcionaban documentación falsa, alojamientos seguros y las necesidades básicas. Tras la ocupación de Hungría por parte de los alemanes, algunos miembros del Comité de Ayuda y Salvamento siguieron participando en actividades de rescate, entre ellas, la negociación con las SS. Trabajaron junto a varios diplomáticos de países neutrales y organizaciones internacionales, además de la resistencia juvenil sionista, para proteger a los judíos de las deportaciones de los nazis y de los destrozos causados por el régimen fascista húngaro de la Cruz de Flechas. En otoño de 1944 y a comienzos del invierno de 1945, decenas de miles de judíos de la capital, Budapest, se salvaron gracias a esos esfuerzos conjuntos. No obstante, casi tres cuartas partes de la comunidad judía de Hungría fueron asesinadas durante el Holocausto.
En Francia, ciertos grupos, entre ellos, el MJS (Mouvement de la Jeneusse Sioniste), la Armée Juive, los Scouts judíos y el Circuit Garel, dirigido por George Garel, hicieron todo lo que pudieron por mantener a los judíos fuera del alcance de las autoridades. Lograron esconder a judíos por los campos de toda Francia e introducirlos de forma clandestina en Suiza y en España. Gracias, en gran medida, a la ayuda que recibieron de los gentiles, parte de los esfuerzos de aquellos salvadores judíos tuvieron éxito.
En líneas generales, hay que reconocer que durante el Holocausto, estos carecían de la capacidad necesaria para salvar a gran cantidad de judíos sin ayuda procedente de fuera de la comunidad judía. Esa ayuda se proporcionó de manera tan esporádica que no sirvió para impedir que murieran seis millones de judíos.
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«Justos de las Naciones» es el título más prestigioso concedido por el Estado de Israel a personas que no sean judías. Es otorgado por Yad Vashem para honrar a aquellos que durante el Holocausto arriesgaron sus vidas por salvar las de judíos sin intención de obtener ningún beneficio a cambio. Las acciones de uno de los candidatos al título son revisados por un comité especial en Yad Vashem.
En muchos casos, se trataba de gente normal que salvó la vida a judíos durante el Holocausto, que decidieron, por raro que pareciese, ocultar a uno o más judíos en su casa o en sus terrenos. A menudo, construían un búnker para el fugitivo que llegaba a permanecer allí semanas, meses o años, sin ver apenas la luz del sol. Durante la guerra, la comida escaseaba y solían compartir lo poco que tenían para llevarse a la boca con los judíos que mantenían ocultos de los nazis. También se dieron casos de grupos de gente que salvaron a judíos. En los Países Bajos, Noruega, Bélgica y Francia grupos de resistencia clandestinos ayudaron a judíos, sobre todo buscando lugares para que se escondieran. En Dinamarca, el propio pueblo danés trasportó a Suecia a 7200 de los 8000 judíos que residían en el país, en una operación de rescate llevada a cabo en barcos de pesca.
En contadas ocasiones, alemanes que se hallaban bien situados en la sociedad, usaron su posición para ayudar a judíos. El más famoso es Oskar Schindler, el empresario alemán que salvó a más de mil judíos del campo de Plaszów proporcionándoles empleo en su factoría.
Entre los «Justos de las Naciones» hay también diplomáticos y funcionarios. Algunos de los más conocidos son Arístides de Sousa Mendes (Portugal), Chiune-Sempo Sugihara (Japón) y Paul Grüninger (Suiza). Todos ellos arriesgaron su carrera prof esional por ayudar a judíos, pero el diplomático más famoso por ello es Raoul Wallenberg, de Suecia, que contribuyó a salvar a decenas de miles de judíos procedentes de Hungría. A pesar de su inmunidad diplomática, fue detenido por los soviéticos tras la ocupación de Budapest y se cree que murió en un campo soviético.
Hasta el año 2009, cerca de veintitrés mil personas, entre hombres y mujeres, han sido galardonadas con el título de «Justos de las Naciones». Los numerosos casos de salvamento llevados a cabo por los elegidos como «Justos de las Naciones» demuestran que era posible lograrlo, a pesar de las peligrosas circunstancias que se vivían. Aquellos que recibieron el título, no sólo salvaron vidas de judíos sino que contribuyeron también a restablecer nuestra fe en la humanidad.
¿Qué eran los campamentos de desplazados y cuántos judíos residieron en ellos tras la guerra?
Después de la liberación, en la parte occidental de la Alemania ocupada, había entre cincuenta mil y setenta y cinco mil judíos. Eran supervivientes del Holocausto procedentes de toda Europa, la mayoría de ellos liberados en territorio alemán. Durante las primeras semanas tras el fin de la guerra, provisionalmente se dispusieron en esa área cientos de campamentos de desplazados para aquellas personas que no deseaban regresar a sus países de residencia, entre ellos muchos judíos.
En agosto de 1945, el Comité Harrison, nombrado por el presidente Truman para investigar la difícil situación que vivían los desplazados, informó al ejército estadounidense de las deplorables condiciones en la que se hallaban los judíos en esos campamentos. A consecuencia de ese informe, se establecieron campamentos especiales, con mejores condiciones, para judíos, en la zona de ocupación estadounidense y poco tiempo después, también en la zona británica. Sin embargo, los soviéticos, rehusaron insistentemente reconocer a los judíos como un grupo distinto y no establecieron campamentos especiales para ellos.
La población de los campamentos de desplazados en Alemania, Austria e Italia continuó aumentando debido principalmente a la incesante llegada de refugiados judíos procedentes de la Europa oriental. A causa de la huida masiva de judíos de Polonia, tras el pogromo de Kielce, a finales de 1946 vivían cerca de quince mil judíos en la zona de ocupación británica, ciento cuarenta mil en la estadounidense (sobre todo en Bavaria) y mil quinientas en la francesa. En total, había en funcionamiento cerca de setecientos campamentos de deportados. Entre los más conocidos se hallaban los de Landsberg, Pocking, Feldafing y Bergen-Belsen. A pesar de los numerosos problemas que tenían los supervivientes, emergió en los campamentos una activa e intensa vida, que contaba con un sistema educativo y de enseñanza de profesiones, disponía de periódicos, desarrolló cierta creatividad cultural, e incluso actividad política.
La mayoría de los judíos de los campamentos de desplazados que se encontraban en Europa central se marcharon en torno a 1950. Muchos de ellos emigraron a Israel, algunos a Estados Unidos, Canadá, Australia y otros lugares y parte de ellos se quedaron en Alemania.
¿Qué es la Negación del Holocausto?
Es un término general que engloba afirmaciones antisemitas, según las cuales, el exterminio masivo de judíos nunca ocurrió, la cifra de judíos fallecidos ha sido tremendamente exagerada o el Holocausto ni fue sistemático, ni fue consecuencia de una política oficial. Afirmaciones como éstas, obviamente absurdas, han sido realizadas por nazis, neonazis, seudo historiadores denominados «revisionistas», incultos e ignorantes que no desean, o no son capaces de creer, que tan inmensa atrocidad pudiera ocurrir en realidad.
Antes incluso de que finalizase la Segunda Guerra Mundial, se intentó negar el Holocausto. A pesar de la existencia de pruebas evidentes que se hallaban a la vista de todos, los nazis que participaron en la Solución Final (el exterminio de la comunidad judía europea) empleaban un lenguaje eufemístico con términos como «Solución Final» y «tratamiento especial» en lugar de gaseo, aniquilación y asesinato para ocultar al mundo sus actividades asesinas. Durante los dos últimos años de guerra, se ordenó a las unidades Sonderkommando a las que se había puesto a trabajar a en un programa secreto llamado Aktion 1005, que cavasen fosas comunes y quemasen los cadáveres. La intención de los nazis era de nuevo ocultar cualquier prueba de sus atrocidades.
Hoy en día, más de sesenta años después, todavía hay gente que rechaza por completo la idea de que el Holocausto ocurriera, o dice que no estaba tan extendido como en realidad lo estuvo. En buena parte del mundo sigue habiendo en activo «historiadores revisionistas» y otros seudo estudiosos. En 1978, un «grupo negacionista» de California creó el Institute for Historical Review (Instituto para la Revisión Histórica) y celebra conferencias internacionales.
Los negacionistas a menudo afirman que el Holocausto no afectó a tantas personas como ocurrió en realidad. Un académico francés, Paul Rassinier, uno de los fundadores de la escuela revisionista, declaró que durante la Segunda Guerra Mundial murieron solamente entre quinientos mil y un millón de judíos de forma gradual y debido a las malas condiciones físicas, sobre todo, no de forma sistemática a manos de los nazis. Rassinier afirma además, haber hallado a los millones de judíos que desaparecieron de Europa.
Sostiene que el elevado número de judíos norteafricanos que se trasladaron a Israel, tanto antes como después de que se transformase en un Estado, no eran todos originarios del Norte de África, sino que eran judíos que huyeron de Europa antes de la guerra y durante ella.
Los negacionistas afirman que los diarios, testimonios y fotografías no son creíbles y que contienen numerosas mentiras. Algunos dicen que desde el punto de vista material, los nazis no podrían haber incinerado a tanta gente tan rápido, ni es factible que se pudiera utilizar el gas Zyklon B, de forma habitual, en un mismo lugar. Los negacionistas han aprovechado la aparición de Internet para diseminar por este medio, sus mensajes de odio. Ofrecen una versión sesgada de los acontecimientos en muchas de sus páginas de la red o en las de grupos relacionados con ellos, como los que defienden la supremacía de la raza blanca.
Se han dado pasos importantes para luchar contra esa desinformación. En algunos países, la negación del Holocausto se ha convertido en una actividad ilegal y los que promulgan esa idea son castigados. Se han inaugurado numerosos museos sobre el Holocausto y se ha incluido su enseñanza en muchos colegios para asegurarse de que a pesar de los esfuerzos de los negacionistas no vuelva a ocurrir ningún fenómeno similar. David Irving, un famoso negacionista, demandó a la historiadora Deborah Lipstadt por calumnias tras llamarle negacionista. En el año 2000, el tribunal británico encargado del caso determinó que en efecto, Irving había participado en la negación del Holocausto. Aquello supuso un importante revés para aquellos que declaran que el Holocausto nunca llegó ocurrir.
En el mundo árabe y musulmán, el negacionismo comenzó a ganar adeptos, sobre todo, tras la Guerra de los Seis Días que tuvo lugar en junio de 1967. Hoy en día, en aquellos países, el negacionismo es una creencia mayoritaria.
¿Cómo fue posible el asesinato de judíos, desde punto de vista humano?
Esta pregunta abarca numerosos aspectos, y casi todas las posibles respuestas, al final, dejan desconcertados y preocupados a aquellos que consideran la vida como algo sagrado.
En el núcleo del proyecto nazi para acabar con el pueblo judío, se hallaba su perspectiva racial y antisemita del mundo. Los nazis intentaban transformar el mundo conforme a su concepto de él, muy influido por el Darwinismo y por la creencia de que a lo largo de la historia de la Humanidad, los fuertes han dominado a los débiles. Consideraron que el pueblo alemán poseía cualidades raciales superiores y debía dirigir a las razas inferiores. Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, llevaron a cabo una serie de proyectos que podrían definirse como una reestructuración racial para hacer realidad su utopía. Clasificaban a las personas conforme a supuestas categorías raciales científicas, las trataban como a títeres y las trasladaban de un sitio a otro ante la mirada impasible de Europa, por lo general, vulnerando por completo sus derechos humanos fundamentales. Los nazis consideraban a los judíos sus enemigos acérrimos por motivos raciales, cuya «influencia» sobre el resto de la humanidad era necesario frenar.
El asesinato siempre se consideró una de las posibilidades debido a la ideología nazi. Sin embargo, como plan político fue evolucionando con el transcurso del tiempo. De ese modo, los nazis pudieron probar diferentes soluciones para el denominado «problema judío» antes de comenzar con el asesinato masivo y sistemático de todos aquellos que se encontraban bajo su mando, en una política conocida con el nombre de Solución Final.
Entre los líderes del régimen nazi, de las tropas y de los colaboradores, no cabe duda de que algunos adoptaron la ideología nazi y creyeron que al asesinar judíos estaban librando a la Humanidad de un enemigo mortal. No obstante, según algunos estudios académicos profusamente documentados, está claro que no todas las personas que participaron en el asesinato de judíos creían a pies juntillas la visión social de los nazis. Otros factores, entre ellos, el deseo de ascender en la escala social nazi, la codicia, la presión externa y una despiadada brutalidad originada por las terribles condiciones provocadas por una guerra global, contribuyeron a hacer que personas normales, en circunstancias extraordinarias, se convirtiesen en asesinos de masas. En diversos lugares y en momentos diferentes, factores logísticos como la inexistencia de espacio para albergar a los judíos en un determinado gueto o la falta de alimentos, unidos a la política de asesinatos, podían dar pie a una Aktion específica de asesinatos masivos.
El asesinato de judíos no podría haberse llevado a cabo sin el apoyo, tanto activo como pasivo, del conjunto de una sociedad dominada por los nazis. En casi todos los territorios que se encontraban bajo el control de los nazis, la población era consciente de los asesinatos de judíos que se llevaban a acabo y se beneficiaban del reparto de sus propiedades. Muchas personas apoyaron sin reservas los asesinatos, otras se mostraron menos entusiastas. Apenas existía una oposición frontal organizada y sólo una escasa minoría se arriesgó para ayudar a sus vecinos judíos.
Un elemento común entre aquellos que cometieron los asesinatos y gran parte de la sociedad bajo dominio nazi, era una visión antisemita del mundo, conforme a la cual, los judíos se encontraban excluidos del entorno normativo de la responsabilidad social, dicho de otro modo, la vida de un judío era, cuanto menos, prescindible.
Fuente: Yad Vashem