Una experiencia inolvidable. 10ª Conferencia Internacional en Yad Vashem. Educación sobre el Holocausto, tiempo espacio y relevancia, Junio 25-28, 2018

Una experiencia inolvidable. 10ª Conferencia Internacional en Yad Vashem. Educación sobre el Holocausto, tiempo espacio y relevancia, Junio 25-28, 2018
6 agosto, 2018 administrador

Por Prof. Rita Vinocur. Publicado en Semanario Hebreo el 2 de Agosto de 2018.

Cuando la hoja en blanco se presenta serena, firme y hasta desafiante, espe­rando recibir maravillas de quien quiere en pocas palabras compartir experiencias y emociones, agrade­cer gestos, esfuerzos y cariño, y se agolpa todo eso en el corazón, pue­de ser aterrador. ¿Cómo se puede en pocas palabras expresar tanto? ¿Es posible? Lo intentaremos. O al menos concentrarnos en algunas pocas cosas; porque contar todo y agradecer todo en este espacio es imposible.

Para quien casi nunca viaja, visi­tar primero a familia y amigos muy queridos en Kfar Saba, en el kibutz Tel Itzjak, luego Jerusalem -en el marco de una conferencia inter­nacional en Yad Vashem, Centro Mundial de Recordación del Ho­locausto – con encuentros y re en­cuentros de familia, amigos, colegas y luego unos pocos días en Paris y Londres en un breve lapso, es casi surrealista. Hasta pude conocer personas que durante décadas sola­mente conocía por mail.

Viajamos 3 uruguayas represen­tando a nuestro país, Mónica Pac­ker, Isabel Burstein y quien escribe, por la 10ª. Conferencia Internacio­nal -mencionada en el título del artículo- que congregó a más de 50 países con 358 participantes.

La Conferencia fue del más alto nivel imaginable; Yad Vashem es un lugar donde cada centímetro está pensado para la misión de la memoria y produce un impacto perdurable sólo por caminar allí. Es como pisar tierra sagrada en la tie­rra santa.

Si debo elegir mencionar lo mí­nimo, diría que me impresionó es­pecialmente un testimonio con un formato digital muy especial para cuando el sobreviviente no esté más físicamente en este mundo, en tama­ño natural, que de varias maneras será un testimonio interactivo ya que se preveen muchas preguntas y ya el sobreviviente brinda las respuestas. Será lo más cercano a estar con un sobreviviente en persona. Lo había ya leído, pero verlo parece ciencia ficción. Una sorpresa fue que al final de la presentación el sobreviviente sí estaba entre el público mirando su propio testimonio. Siempre identi­ficarse con la historia de una perso­na es mejor que hablar de números aunque sean elocuentes. Vale la pena contar que cada vez que sobrevi­vientes hablaban en el auditorio cen­tral, recibían aplausos de pie. Nada es, ni será comparable al testimonio de los testigos directos. Vaya aquí un homenaje al sobreviviente ru­mano Ben Walker y Ruth su esposa quienes asistieron a la Conferencia completa y a quienes nos acercamos y apreciamos mucho.

Un proyecto enriquecedor relata­do en los talleres de la Conferencia, es el de un joven Profesor Dr. Miguel Ángel Ballesteros de la Universidad de Sevilla y sus alumnos más jóve­nes a quienes logró motivar para estudiar la Shoá, inclusive yendo físi­camente a los campos de concentra­ción. Cuando el profesor expresa que se va a ir a los campos, sus alumnos quieren seguirlo y cada uno se paga sus gastos. Una maravilla.

Más allá de la Conferencia fue im­portante dedicar horas para visitar el Museo Histórico de Yad Vashem. Difícil expresar lo que transmite. Hay que verlo, hay que sentirlo. Me honró el fugaz re- encuentro con Avner Shalev, su presidente a quien mucho respeto y admiro.

Conocer en Yad Vashem final­mente a Alexander Avraham, el Director de la Sala de Nombres con quien me escribí por casi 20 años y a Amanda Smulowitz, al uruguayo Yechiel Chilewski, ex alumno del Yavne, que me impulsó para via­jar, Haya Feldman, Dorit Raviv y a quienes ya tenía el gusto de conocer, Yosi Goldstein, Eliana Rapp y Nora Gaon, fueron momentos hermosos que atesoraré. Agradecimiento a to­dos ellos por sus atenciones.
Y un lugar especial quiero dedi­carlo a agradecer a Ana Jerozolim­ski; para mí ella es Janale.

Llegó al hotel con su calidez ca­racterística y su amplia sonrisa que te hace sentir abrazado con un manto de bienvenida solo al verla. Creo que muchos uruguayos que pisaron la bendita tierra de Israel y llegaron a Jerusalem saben a qué me refiero. Nos llevó adonde que­ríamos ir que era el Kotel, nos vol­vió a buscar luego de que tuvimos nuestro espacio en el muro sagrado; nos paseó por tantos lugares her­mosos de Yerushalaim que todavía no habíamos visto con la paciencia de que tomáramos fotos, incluyen­do la maravillosa vista del Monte de los Olivos dedicándose como si no tuviera nada que hacer! Y se sabe de su incesante actividad. Hasta a Ma­jané Yehuda nos arrimó y en reali­dad nos quería llevar a su casa.

Janale es el símbolo de la hospi­talidad. Mi compañera de viaje Mó­nica Packer y yo agradecemos justa­mente por esta vía, en el Semanario, que es parte de la energía que corre por sus venasc como ocurría con su padre Yero (Z”L) pareciendo ya un llamado ancestral el periodismo y la comunicación, con la verdad y ese corazón compartido por nuestro Uruguay e Israel.

Y es justamente aquí, en este lu­gar en donde ella está en su salsa donde esperamos provocarle una sonrisa porque le decimos nueva­mente: Gracias Janale!!