Bernardo Gerstenbluth: entre un criminal de guerra nazi y un comisario de la dictadura

Bernardo Gerstenbluth: entre un criminal de guerra nazi y un comisario de la dictadura
16 julio, 2019 administrador

Foto: En el centro Bernardo Gerstenbluth y Larissa Mogilewski (sobreviviente de la invasión nazi a la Unión Soviética), acompañados por miembros del CRH.

Por Santiago Tricánico, escritor e investigador. Su libro «Nazismo en el Río de la Plata (1933-1945)» puede conseguirse en librerías de todo el país o solicitarse en la Biblioteca del CRH.

Publicado en Semanario Hebreo el 11 de julio de 2019.

El 27 de junio pasado el Centro Recordatorio del Holocausto convocó a Bernardo Gerstenbluth y a quien suscribe en una reunión singular, que se llevó a cabo en la sede de dicha institución, la Biblioteca de Shoá. Bernardo tuvo dos tristes privilegios en su vida conocer al criminal de guerra Dr. Aribert Heim en Paysandú y ser víctima de apremios físicos a cargo del tristemente conocido ex integrante de la Dirección de Inteligencia y Enlace el Inspector Mayor Hugo Campos Hermida. Gerstenbluth nació en Montevideo en diciembre de 1933 y en el año 1957 se radicó en la ciudad de Paysandú en donde se dedicó a la actividad comercial y tuvo un destacado papel en la comunidad judía del lugar. En ese mismo año contrajo matrimonio con Clara Kirchner y producto de esa unión nacieron tres hijos. Por su actividad comercial tuvo mucho contacto con el sanatorio Modelo de esa capital, lugar donde conoció al Dr. Enrique Klugkist, nombre falso del criminal de guerra del campo de Mauthausen. Aribert Heim, conocido como el Dr. Muerte. A Heim se le acusó de cometer delitos tales como: operar a pacientes sin anestesia, matarlos durante la intervención, inyectarles gasolina en el corazón y coleccionar cráneos que luego exhibía en su mesa como trofeos. Trabajó como médico de la Waffen- SS en varios campos de exterminio. Heim logró evadir por mucho tiempo a las autoridades aliadas y su último rastro se pierde en El Cairo, Egipto, donde presumiblemente falleció no sin antes convertirse al islamismo. En ese país adoptó el nombre de Tarek Hussein Farid. En las páginas del diario El Telégrafo de Paysandú de fecha 13 de mayo de 1959, se daba cuenta de la obtención por parte de Klugkist de la habilitación para ejercicio de la medicina. El mencionado criminal ya tenía algún tiempo ejerciendo como anestesiólogo. En 1997 el legendario cazador de nazis, Simón Wiesenthal, escribió una carta al senador colorado Nahum Bergstein, solicitándole que se investigara en Uruguay el paradero de uno de los nazis más requeridos. Wiesenthal estaba convencido que Heim había permanecido en Uruguay hasta el año 1983, fecha en la que se registran movimientos bancarios desde Uruguay a Austria donde vivía su hija. La investigación, por trabas burocráticas, no logró muchos avances. Se sabe fehacientemente que Heim ingresó a Uruguay proveniente de Brasil. Este criminal tuvo un periplo de huida por varias partes del mundo, entre ellos Austria, Alemania, Francia, Chile, Marruecos y Egipto. Con sus 85 años muy bien llevados, Gerstenbluth recuerda: “conocí a este médico en el sanatorio Modelo y tenía una gran cicatriz en su cara. Cuando llegó a Paysandú ejercía como anestesista. A mí no me cerraba la revalidación de su título, también había algo extraño en su persona, era un hombre que vivía aislado y no tenía relación con nadie ni siquiera con sus colegas médicos”. También expresa que: “estamos hablando de los años 1957 o 1958 por ahí y recuerdo que vivía en una casa tipo búnker, donde por supuesto nadie ingresaba, creo que ni siquiera tenía alguna empleada para las labores de la casa. Su esposa me daba siempre la impresión de una persona muy parecida a las “kapos” de los campo de concentración. Todos estos hechos me hicieron sospechar de él , por lo cual hice la denuncia al jefe de Bitajón (Seguridad) de Paysandú. Por supuesto que yo nunca supe quién era realmente. Luego de realizar la denuncia dejé todo en manos de este grupo, sabiendo que les está vedado dar información sobre lo investigado. Debo confesar que a este tipo lo dejé de ver por lo cual entendí que algo se habría hecho con mi denuncia. Yo tomo conciencia realmente de quién era cuando veo hace un tiempo atrás una nota en el diario El País sobre este sujeto y es ahí cuando me decido a contar mi experiencia, todos estos años permanecí callado» sostiene Gerstenbluth.

DE MAL EN PEOR

En el año 1979 Bernardo Gerstenbluth vivía en la calle 2 de Mayo número 1364, en la zona de Pocitos , en Montevideo. Esta casa es una muy bella propiedad que despertó el deseo de tenerla por la fuerza por parte del inspector mayor de Policía Hugo Campos Hermida. Este último conquisto su fama de duro represor cuando era integrante de la Dirección Nacional de Inteligencia y Enlace y miembro de la disuelta OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas dependiente del ejército), sobre el que pesan cientos de denuncias sobre violaciones a los Derechos Humanos, tanto en Uruguay como en Argentina. Es acusado también de montar la operación que terminó con la vida de los ex legisladores Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz el 20 de mayo de 1976 en Buenos Aires. El ex jerarca policial falleció en el año 2001 a los 73 años y nunca pudo ser juzgado. Una mañana Gerstenbluth recibe la visita de dos agentes policiales que le muestran una orden de allanamiento para su domicilio. “Yo no entendía mucho -explica- pues jamás tuve militancia política alguna como tampoco nadie de mi familia. En ese mismo instante soy detenido. Los policías me llevan ante el inspector Campos Hermida. La charla comenzó con una brutal agresión diciéndome «yo a los judíos los mataría a todos». Luego me dice que quería mi propiedad y que me iba a sacar el 90% de mis bienes y me dejaría solo con el 10%”. En su memoria permanecen intactos los recuerdo de esa época pues sin mediar mandato judicial alguno es confinado a la ex cárcel de Miguelete en donde permanece por espacio de 3 meses en condiciones más que precarias. “En mi juventud -recuerda- yo había practicado boxeo y creo que eso me salvó para aguantar los golpes a los que fui sometido por parte de los esbirros de este policía. Mi pecho quedó totalmente morado, pero pude sacar fuerzas y no quebrarme. En la cárcel me tuvieron algunos días sin comer. Pude obtener algún alimento cuando reconocí a uno de los carceleros de apellido Quintana, oriundo de Paysandú quien me proporcionó algo de comida . Toda una pesadilla y una gran impotencia. Asimismo, me mandaron a un químico, -yo por ese entonces tenía farmacia por la Comercial- el Sr. me explica que su hijo estaba preso por tupamaro por lo cual debía hundirme porque en caso de no hacerlo la vida de su hijo corría riesgo. Ahí me di cuenta que mi vida también corría peligro”. Hasta el día de hoy ni él ni nadie de su familia realizaron denuncia alguna sobre lo ocurrido. Finalmente Gerstenbluth pudo vender la casa a la organización judía DROR y huyó a Colombia donde regresó luego de que el Uruguay retomara el camino a la democracia.

El Centro Recordatorio de Holocausto agradece al Lic. Sebastián Taranto su trabajo voluntario filmando el evento.