Por Prof. Rita Vinocur. Publicado en Semanario Hebreo el 4 de mayo de 2017.
Siempre es difícil perder físicamente a quien es visionario, hacedor apasionado de una misión fructífera que beneficia a la sociedad en la que vive de tal manera, que se prolongará en el tiempo y el espacio, con una personalidad sencilla y bondadosa lo cual hizo que a todos quienes los conocimos, nos haya sacudido.
No se debe dejar pasar el imprescindible agradecimiento que tanto nos involucra. Su decisión y accionar tuvieron consecuencias positivas con efectos multiplicadores.
Cada año dentro de su obra maestra, la Cátedra de Judaísmo, se imparten clases magistrales en la Universidad Católica y se tratan diferentes temas de gran profundidad que cada vez despiertan mayor interés.
En el año 2011 se instrumentó el ciclo llamado “Museos relatan la historia judía” y para dicho ciclo, Nisso vino al Centro Recordatorio del Holocausto y me invitó a ser una de los disertantes del curso, presentando al Museo de la Shoá, Uruguay. Fue una grata sorpresa.
Antes nunca se nos había invitado para presentar al Museo en una Universidad y aunque nuestra actividad educativa en el Museo, era permanente desde hacía muchos años, no habíamos tenido esa oportunidad.
Y por supuesto la preocupación por la responsabilidad era innegable pero era una oportunidad imposible de rechazar y Nisso mostró una confianza enorme que reconfortaba.
Desde hacía mucho queríamos llevar a cabo una tarea abrumadora: registrar todos los relatos orales de las historias de los objetos donados para el Museo, en su mayoría por sobrevivientes de la Shoá; pero era tan difícil desmenuzar esos relatos, todo ese dolor. Pero debía quedar todo registrado y ese fue el envión necesario para hacerlo.
Ya en la tarea, también escribí sobre la historia de la fotos e ir más allá de la presentación, registrar todo lo que pudiera de lo que había escuchado a lo largo de la vida. Antes no había casi nada escrito de los objetos, salvo la historia del peine de Ana Vinocur (Z”L), casi todo era historia oral de reliquias que son patrimonio de la Humanidad y era tan difícil tomar el coraje de hacerlo, pero había que hacerlo para dejarlo como legado.
Y llegó Nisso con su propuesta que me dio el impulso y la energía y no quedaba otra alternativa, había que registrarlo por escrito. Faltaba ese eslabón en una cadena imprescindible para que quedara todo disponible para su estudio en el presente y el futuro.
No fue fácil; pero se hizo. Qué alivio y cuánto agradecimiento!
Quién sabe a cuántos, Nisso ha incentivado a expandir y compartir sus conocimientos.
Y finalmente y no menos importante, destacar la importancia de que la Esc. Sylvia Goldstein, Sub Directora de la Cátedra de Judaísmo quede ahora a cargo de una tarea tan importante como digna sucesora, siendo desde hace unos años mano derecha de Nisso cumpliendo de manera brillante su tarea y que toma hoy la antorcha que él encendió.
Nisso es de las personas que marcan caminos, que dejan huellas, que plantan semillas que florecerán por siempre.