Ana Jerozolimski. Publicado en Semanario Hebreo el 20 de diciembre de 2018. Giza Alterwajn de Goldfarb es conocida como “la niña de la maleta”, una historia dramática de salvación y entrega, en la que se combinó la muerte de sus padres a manos de los nazis, con el amor que recibió de la familia polaca cristiana, que se arriesgó para salvarla. Era la familia Slazak de Varsovia, un matrimonio con seis hijos, en cuya casa Giza vivió casi cinco años y medio, desde que tenía unos meses de edad hasta un tiempo después del fin de la guerra. Y su contacto en los últimos años era con Danuta Galkowa- este era su apellido de casada-, su hermana adoptiva, así como con sus hijos, nietos y bisnietos. Giza la llamaba Danusia. Tenía 17 años cuando Giza llegó allí de bebé, y ya era partisana, luchadora contra los nazis. Durante muchos años, como numerosos de los sobrevivientes de la Shoá, Giza no hablaba. Así nos contó al respecto. “Te diré que mi despertar después de ese largo silencio, fue la llamada que recibí en 2009, que no fue fortuita sino porque tuve la suerte de que un familiar mío viajó a Varsovia por problemas laborales, y la señora, que es la hija de un primo mío, fue al Centro Documental Judío de Varsovia a buscar su árbol genealógico para ver si había gente en otra parte del mundo de su familia. Y dejó el nombre de todos los integrantes de la familia Alterwajn entre ellos el mío, sin yo saberlo.. Y por el otro lado, esta familia polaca me había estado buscando durante 65 años, no es poca cosa y no cualquiera lo hace. Danusia, mi hermana adoptiva, le dijo a sus hijas “Yo tengo todo resuelto en la vida pero hay una cosa que no está resuelta. Quiero saber qué es de mi hermana chiquita, de Stefcia, si vive, qué es de su vida”. Giza nació en noviembre de 1940 en el Gueto de Varsovia. Sus padres entendieron que no había salida y lograron sacarla en un bolso del ghetto, llevándola a una casa de familia que la adoptó. Evidentemente, no cualquier familia. “Mi padre adoptivo inclusive murió en el campo de concentración de Flossenbürg. Creo que llegó al campo porque los nazis sabían que él tenía muchos amigos judíos y cuál era su pensamiento, y todo polaco que no era afín a los nazis trataban de limpiarlo”, recuerda Giza en referencia al padre de Danuta que ella también sintió suyo. Entre sus cosas, Danuta había guardado una carta que Giza dictó a sus hermanas adoptiva de pequeña, cuando el padre-al que se habían llevado los nazis- no volvía. “Yo lo extrañaba, dicté una carta diciendo “Papito mío, ¿cuándo vas a volver? Te extrañamos mucho. Tu hija chiquita te extraña y está llorando por ti”. Está fechada 23 de julio de 1944. Y aunque parezca increíble, te cuento que ese mismo día, o sea un 23 de julio, nació mi nieta mayor”. Giza vivió con la familia de Danuta durante casi cinco años y medio. No recuerda nada de la vida con esta familia polaca y lo atribuye a cierto tipo de mecanismo de defensa que le hizo borrar todo lo relativo a la guerra, aunque en esa casa creció como una hija más, con mucho amor. Años después, al reencontrarse con Danuta, todas las historias salieron a flote. También los riesgos. “Una vez la portera del edificio denunció a la familia a a la policía. Les dijo que a la señora Slazak hace tiempo que no la veía embarazada y de la noche a la mañana apareció un bebé en la casa. Pero esa familia era muy querida y en la comisaría trabajaba un agente de policía que era muy amigo y que le debía muchos favores a esa familia entonces corrió a la casa a avisarle lo que estaba pasando y ahí un cura (allegado a la familia) confeccionó mi fe de bautismo, de modo de que pareciera que era la sobrina de ellos, la hija de un primo que falleció en la guerra. Cuando llegó la policía yo ya tenía todos los papeles. Inclusive mi madre adoptiva armó tal escándalo que con tal de sacársela de encima le dijeron “Por favor, disculpe, disculpe, disculpe”. Pero la historia no termina ahí. Cuando termina la guerra Danusia se encuentra con la portera y está con las dos piernas de metal. Una bomba le cortó las piernas”. Dios la castigó, puede uno interpretar. ¿Habló algo? No, solo la miró. Nada más. Ahora me cuentan que yo tuve una vida normal, que era una integrante más de la familia y que aparte era la mimada por todos porque era la chiquitita y eran tres hermanas y tres hermanos más grandes. Fijate que Danusia, que era la hija mayor, tenía 17 años cuando yo llegué a esta casa y ella ya era una partisana. Ya luchaba en la resistencia polaca de noche. No llegaste a cualquier casa. No. En su familia nadie lo sabía, salvo el padre, la madre y Danusia. Porque tenían miedo que los hermanitos jugando con vecinos los pudieran descubrir. Eso te iba a preguntar. El cura sabía, el padre, la madre, Danusia pero el resto de hermanas y hermanos no. No caí en cualquier lugar. Es como yo digo siempre “Dentro de mi desgracia tuve mucha suerte”, y La historia de Giza y Danuta lo que yo más reprocho, que pasaron tantos años sin tener contacto con esa familia, que para mí… Me cambió la vida. Antes de eso, no sabías nada, ni tampoco recordabas. Ahora, sigues sin recordar pero sabes..Y el cambio comenzó hace solamente unos años, en el 2009. Así es. Recibí una llamada shockeante desde Polonia…que terminó en que finalmente viajé al encuentro de la familia de mis salvadores. Suerte que no viajé sola, porque no hubiera aguantado esa emoción. Fui acompañada y protegida por mi esposo, por mis grandes amigos Raquel y Gerardo Swedzki, por mi prima Edith Gelbtrunk junto a su esposo,(también hijo de sobrevivientes). Edith, es la hija del tío que tenía los papeles arios y que era el mensajero entre la familia polaca y los tíos que estaban escondidos del lado ario. A tus padres , cuando tu tío pasaba y recibía esos mensajes, ya los habías perdido. Así es. A mis padres ya se los habían llevado. A Treblinka a mi madre y a Auschwitz a mi padre. Volvamos al viaje… al encuentro… De hecho ¿con quién te fuiste a encontrar? Con mi hermana adoptiva, Danuta. Te diré que conocí una familia que ojalá hubiera conocido toda la vida. Porque los amigos los elegís, la familia no. En mi primer contacto telefónico con Danusia le dije :“Yo tengo miedo, no quiero viajar allá”, y me dice en polaco “Querida mía, gente buena y mala hay en todas partes del mundo”. Y ahí me di cuenta que esas pocas palabras eran de una gran sabiduría. Y bueno, tal cual, porque lo que recibí de ellos en los viajes que hice, que estuve allá, es indescriptible. … Danuta Galkowa, luchadora antinazi, condecorada en varias ocasiones es habitualmente invitada a participar en las Conmemoraciones del Levantamiento del Ghetto de Varsovia del 19 de abril de 1943, y del Levantamiento Nacional Polaco del 1 de agosto de 1944, del cual fue parte. Además ella y sus padres fueron declarados “Justos entre las Naciones” el 24 de marzo del 2011.
La historia de Giza y Danuta
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