La historiadora argentina Wanda Wechsler en su paso por la Biblioteca de Shoá Simón Wiesenthal.
Por Silvina Cattáneo
El Museo de la Shoá de Uruguay recibió una visita especial durante los días 4 y 5 de diciembre. La historiadora y docente argentina Wanda Wechsler entrevistó a parte de la Comisión del Centro Recordatorio del Holocausto, visitó las nuevas instalaciones del Museo y conversó con parte del equipo de trabajo. Todo esto en el marco de una investigación para su doctorado en la Universidad de San Andrés.
¿Cuál es el motivo de una visita tan detallada al Museo de la Shoá de Uruguay?
Estoy haciendo mi segundo trabajo de investigación sobre Museos del Holocausto de Latinoamérica. Primeramente hice un trabajo de investigación para Magíster que fue sobre el Museo de Buenos Aires, un poco la concepción y la historia del Museo, pero también los recursos y la muestra principal. Hice un análisis muy detallado de todo lo que el mismo Museo hizo y cuando terminé esta investigación empecé a ampliarme un poco y ahora estoy desarrollando lo que son museos latinoamericanos.
¿Cómo son los Museos de Shoá en otros países latinoamericanos?
Los museos tienen perspectivas muy distintas entre sí. El museo de México que se llama “Memoria y Tolerancia”, tiene de interesante y de diferente que propone un museo que trabaje con diversos genocidios en un mismo espacio. Entonces, si bien se centra en el Holocausto y tiene la mayor parte de las salas dedicadas a eso, luego hay un recorrido de otros genocidios del siglo XX. Eso me interesó, poder pensar un proyecto museístico que incluya otros genocidios y que haya un ejercicio crítico entre estos genocidios. El otro museo que estoy viendo es el de Guatemala, que tiene la particularidad de estar basado en el concepto del Holocausto por balas, en el cual no se trabajan los campos de concentración y exterminio sino los asesinatos en masa que fueron hechos en la parte oriental de Europa. Además tiene de diferente que los creadores del Museo son franceses, de la comunidad católica francesa y hasta hoy en día se encuentran haciendo entrevistas en la zona oriental de Europa, es impresionante el trabajo que hacen.
¿Qué objetivos te motivan en este trabajo de investigación que te lleva a recorrer el continente?
Lo que más me interesa es pensar qué lugar ocupa una memoria sobre hechos que no sucedieron en el mismo país, qué lugar ocupa para la sociedad. Poder pensar de forma comparativa, como un ejercicio, qué lugar tiene la memoria del Holocausto en un país en el cual no ocurrió, ése fue siempre mi principal interés, cómo se forman espacios de memoria de algo que sucedió tan lejano en tiempo y en espacio. Cada país tiene sus particularidades, cuando analizo un museo debo tener muy en cuenta cómo está conformada esa sociedad, qué rol tiene la comunidad judía en ese país, cómo es la construcción de políticas de memoria de ese Estado, todo esto juega en la comprensión de cómo se crean estos museos en Latinoamérica.
¿Cómo aparece en el radar de tu investigación el Museo de la Shoá de Uruguay?
Es la primera vez que vengo al Museo, no lo conocía para nada y hace poquito entré a la página web y lo que más me llamó la atención es que decía “el primer Museo del Holocausto de Latinoamérica”, y yo dije “¿Cómo el primer Museo?”, teniendo muy presente que, para mí, el primer Museo era el de Buenos Aires. Bueno, cuando vi la fecha me quedé totalmente sorprendida, ver que comenzó a pensarse el espacio en el año 1953, ahí me pareció que había algo para investigar, para tratar de entender cómo, de una forma tan temprana se crea un espacio de recordación y se sostiene en el tiempo, porque ya lleva medio siglo de existencia. Otra cosa que me llamó mucho la atención es que los dos museos, tanto el de Buenos Aires como el de Montevideo, decidan una reinauguración casi al mismo tiempo, increíble, dos días de distancia (2 de diciembre y 28 de noviembre respectivamente). Probablemente haya sido casual, no lo hablaron entre ellos, pero sí creo que fue parte de un fenómeno propio de la época, hay una influencia latinoamericana en la cual esta memoria empieza a tener un lugar central, si bien hace muchos años que está en el ámbito público, por alguna razón estos museos hoy en día empiezan a tener un lugar más importante y bueno, por eso hice este viaje, ¿no? Para poder pensar cómo estos dos museos reinauguran casi a la vez y qué es lo que cada uno de ellos viene a aportar, porque son muy diferentes entre sí, en estructura y en recursos.
¿Recuerdas cómo se inició el interés por este tema?
A mí lo que me convoca más es pensar cómo esta memoria del Holocausto construyó una base para poder pensar otras memorias locales, vinculadas con el terrorismo de Estado y los golpes de Estado en Latinoamérica. Tiene que ver sin duda con la identidad pero más que nada fue un interés que surgió al conocer Yad Vashem, ver lo que es ese Museo y decir, bueno, acá hay algo impresionante que hay que seguir indagando.-