Entrevista a Rafael Winter, vicepresidente del Centro Recordatorio del Holocausto de Uruguay

Entrevista a Rafael Winter, vicepresidente del Centro Recordatorio del Holocausto de Uruguay
27 septiembre, 2021 administrador

«Soy, ante todo, un judío uruguayo»

Historias comunitarias judeo-uruguayas: Rafael (Rufo) Winter

Esta vez está clarísimo. Nuestro entrevistado de turno no precisa presentación. Pero aún así, vale la pena conocerlo más a fondo. Rufo,como todos conocen a Rafael Winter, nacido el  20/11/54, es Licenciado en Ciencias Históricas de la Facultad de Humanidades . M.A. en Judaísmo Contemporáneo de la Universidad Hebrea de Jerusalem y especializado en Educación Judía para la Diáspora. Actualmente-desde el 2008- es  Docente en la Escuela Integral e Integrante de COPREDI (Comisión de Prensa y Difusión del Comité Central Israelita), miembro de la Directiva del  Centro Recordatorio del Holocausto y miembro de la Confraternidad Judeo-Cristiana. Es conferencista de la Cátedra de Judaísmo de la Universidad Católica del Uruguay.  Y cuando le preguntamos cómo resumiría todo en una frase, responde sin titubear: “Por sobre todo…Un judío uruguayo”.

 

P: Rufo, vos sos un infaltable en una serie como esta sobre figuras que han aportado y continúan aportando a la colectividad judía uruguaya. ¿Qué te parecer ser parte de esta cobertura?

R: En primer lugar, Ana y por sobre todo gracias a vos por darme la oportunidad de expresarme a través del Semanario Hebreo. Aprovecho a decir que tu tarea es ¡inconmensurable, encomiable, brillante! Espero poder seguir aportando a la colectividad judía uruguaya desde la educación y desde las instituciones. En lo personal es un gran honor ser parte de esta cobertura.

P: Mil gracias por tus palabras Rufo. Uno puede analizar en qué cada uno aporta a la comunidad en la que vive. Yo te identifico con la educación judía. ¿Estás de acuerdo con que eso es tu principal distintivo?

R: Sí. Si bien participo de distintas instituciones y he participado de algunas que no son de la comunidad judía, la educación judía -estamos en la misma desde hace más de 40 años, cuando comencé en el querido, inolvidable Instituto Ariel- es mi principal distintivo. Agrego que también la tarea de moré (docente) de Bar Mitzvah es, tal como la entiendo, esencialmente una tarea educativa.

Un pre Seder en el Instiuto Ariel

 

P: En realidad Rufo, creo que lo de educación va más allá de tu trabajo como docente ¿verdad?

R: Efectivamente. Tal como yo la entiendo desde siempre, la educación va más allá de la tarea docente. La educación en mi opinión tiene que ver no solamente con el ámbito académico, el ámbito judaico -sin duda fundamental- sino también con lo que yo llamo «la Universidad de la vida». El diario vivir. El haber ido de chico a escuela pública (otros tiempos, es cierto) y el haber ido a tnuá, movimiento juvenil dentro de la colectividad judía,  me ayudó mucho a entender la educación en ese sentido, integral, además por supuesto, de la educación recibida en el hogar, en mi caso: la base de todo.

 

El camino recorrido en la educación judía comunitaria

P: Contame por favor de tu trayectoria. Enseñaste muchos años en el Instituto Ariel, ahora estás en la Integral. Esto, aparte del tema de la preparación de jovencitos para Bar Mitzvá.

R: En el querido Instituto Ariel en el año 1980, una época muy especial y difícil del  país. Comencé con una generación increíble de 3º liceo. En 1983 el Ariel me envió a hacer un M.A. en la Universidad Hebrea de Jerusalem (Merkaz Melton) y volví en abril de 1986. En el Ariel fui docente en la Secundaria, Coordinador del área de hebreo, Coordinador de actividades, hasta su cierre en el 2007. ¡Qué tiempos aquellos! Desde el 2008, estoy como docente en la Escuela Integral, lo que es un gran  honor para mi. Si bien me jubilé este año, deseo y quiero continuar trabajando hasta que me den las fuerzas, si D’os quiere.

No olvido un lindo pasaje que tuve por el Instituto Yavne en 1992. Edith Blaustein era la directora. Y en cuanto a mi tarea como moré de Bar Mitzvah, también comencé en el año 1980. Y sigo hasta hoy, especialmente en el marco de la NCI, mi comunidad a la que le debo todo.

Hoy en día, comparto la preparación de los Bnei Mitzvah con el joven y excelente Jazan (cantor litúrgico), Moré (docente) y Baal Tokea (que domina el toque del Shofar), Jagay Alfasa. En su momento alumno mío. Privilegio compartir con él la preparación de los niños.

Mi primer alumno de Bar Mitzvah fue Daniel Jaitov, febrero de 1981. Recuerdo que le tocó la parashá Terumá, o sea que ese era el capítulo de la Torá que correspondía leer el sábado de su Bar Mitzvah.  Su padre Dr. Raul Jaitov fue Presidente del Ariel, también de la NCI, si no estoy equivocado también en su momento del Vaad Hajinuj y hoy están todos ellos en Israel, desde hace años. ¡Qué recuerdos!

P: Y vos te acordás de todos los detalles ¿Es vocación? ¿Un trabajo interesante? ¿La realización de un sueño? 

R: La educación -ya sea docente, ya sea moré de Bar Mitzvah- es mucho más que «un trabajo interesante». Es vocación, por supuesto, pero es amor por el judaísmo, por la tradición, historia, cultura judía e Israel. Es identidad. Es Shamor vezajor: cuidar y recordar. Valores. Amor por los niños. Educación, más que «información» es «formación». La educación es para mí la necesidad de trasmitir a los niños, de una manera tradicional y plural, los valores del judaísmo que yo entiendo y a través de ellos intentar formar un ser humano sensible, solidario, reflexivo y auto-crítico.

P: ¿Cómo llegaste a esto?

R: Llegué a la educación judía a través de un Seminario de Morim (docentes) que comenzó a funcionar por el año 1976 o 77 en la Pnimiá (lo que hoy es Bait Jadash, NCI).El Director de dicho Seminario era el Prof. Shaúl Ben Azar, y tuve docentes como Jana Levin(Z’L) y el Prof. Manuel Tenembaum (Z’L) y también Braja Szylkowski , hasta los 120. Docentes de primer nivel, de los cuales uno aprendía no solo por sus enormes conocimientos sino por lo que ellos significaban como seres humanos. Ejemplos…

P: Pero como ya dijiste antes, hay otros elementos que influyen en ello.

R: Por supuesto. Por sobre todo la educación del hogar y mi experiencia tnuati (en el movimiento juvenil, que era educación no formal pero educación al fin) me influyeron y ayudaron mucho. En cuanto a moré de Bar Mitzvah, tuve un gran ejemplo, una inspiración. A mi gran moré de Bar Mitzvah, el Jazán Jose Wahrmann de la NCI (jazán en los tiempos que mi papá era el rabino) le debo muchísimo. Y aquí estoy, eternamente agradecido.

Considero la tarea educativa en todos sus aspectos como un regalo del destino.

 

Singulares desafíos

P: ¿Cuál es el mayor desafío de enseñar en una escuela judía?

R: Hay desafíos que son comunes a cualquier escuela, en cualquier época. Pero hay desafíos que dependen de la escuela y la época. Por ejemplo, el Ariel en época de dictadura. Y hoy estamos en una época en la cual la tecnología es cada vez más fundamental. Hay que considerar varios factores: los alumnos (lo más importante), los padres, el personal docente, la filosofía del colegio, los objetivos de la escuela. Quizás el desafío sea tratar de armonizar todos esos factores, buscar un equilibrio entre ellos.

Por sobre todo, uno debe QUERER lo que hace y a los niños, tener sus principios y convicciones y obviamente tratar de que los mismos armonicen con los objetivos de la escuela. Y los factores arriba mencionados. No es fácil. Siempre he tratado de » no vender el rico patrimonio…al (bajo) precio de la necesidad». Es decir: ser fiel a mis principios, que se basan en un judaísmo humanista, tradicional, inclusivo y pluralista.

Para mí un desafío es, además,  buscar un equilibrio entre cuidar el judaísmo (sin duda) sin encerrarse en una burbuja…

P: ¿Tenés un secreto sobre cómo relacionarte con los alumnos? O sea…¿cómo hacer posible la cercanía sin que se crucen límites? ¿Cómo inspirar confianza sin que los alumnos sean confianzudos y pierdan respeto?

R: Va en cada uno. No hay secretos. Lo fundamental es respetar al alumno, quererlo, comprenderlo, ser auténtico. Escucharlo. No ponerse nunca en un plano superior. Sin duda:  también demarcar los límites. Obvio que también depende del alumno, de la educación por él recibida, de su entorno y de otros factores. En cuanto a las clases, sin dejar de lado la temática principal, intentar que las mismas sean interesantes, actuales y participativas para el alumno. Y por supuesto: predicar con el ejemplo…

Niñez y juventud

P: ¿Cómo eras vos como alumno? Me imagino que no necesariamente un buen maestro siempre quería estudiar cuando estaba del otro lado de la clase…¿no?

R: A decir verdad: fui un buen alumno -nada del otro mundo, bueno- en la Escuela Chile (me marcó para siempre esa escuela y para bien!) un alumno aceptable en el Liceo Rodó y en bachillerato (en mi época, Preparatorios) y un buen estudiante en aquellos años difíciles de la Facultad de Humanidades. Quizás cueste creerlo – o no- pero en segundo de liceo por ejemplo, nos mandábamos algunas travesuras propias de la edad y si mal no recuerdo, mi papá tuvo que venir alguna vez al liceo a «sacar la cara» por mí (vamos a decir la verdad: a justificar lo injustificable ). Estudiaba lo necesario. En la etapa en la cual estudié más y obtuve mejores resultados sin duda fue en la Facultad.

 P:¿Cómo fue tu juventud Rufo? Creo que nunca hablamos de esa etapa de tu vida.

R: Una etapa feliz. Mi querida familia (incluyo abuelos). La NCI a la cual me vinculé desde chico. La Escuela Religiosa de la NCI y el Maestro Fritz Neumann (Z’L), un grande. La querida Escuela Chile. Luego el Liceo Rodó. El barrio Sur. Los amigos, algunos -como mi gran amigo Michel- los cuales conservo hasta hoy. Desde muy temprano mi pasión -nunca fanatismo- por el fútbol (inculcada por mis hermanos) por Nacional y la Celeste. Mi afición por otros deportes. Otros tiempos. Mi afición por la música. Me gustaba y aún me gusta escucharla. Y cantar. El cine. Mi afición por la lectura. Los inolvidables veranos en Atlántida jugando a la pelota y al futbolito con mis hermanos. No había celular. No había computadora… no había wasapp…»éramos felices y no lo sabíamos»…

 

Mi visión judaica de la vida y de la religión

P: Creciste en una casa muy respetuosa de la religión y la tradición judías, hijo del Gran Rabino Fritz Winter (z”l) y la tan querida Rabanit Hanna(z»l) fallecida meses atrás. ¿Pero te definirías como una persona religiosa, observante?

Rufo y su mamá la rabanit Hana Winter, de bendita memoria
El papá de Rufo, el Gran Rabino Fritz Winter de bendita memoria

 

R: A mis padres les debo todo. Judaísmo, valores, tolerancia, amor al conocimiento judío y general, todo. Por otra parte, ambos fueron genuinos exponentes del judaísmo alemán, cuya herencia hay que preservar. Mi padre, un GRANDE y mi mamá: un ÁNGEL caído del cielo que hace unos meses volvió al cielo…También les debo mucho, pero mucho a mis hermanos: Heriberto y Rabino Fredy.

¿Qué se entiende por «religioso»? El que asesinó a Rabin cumplía con muchísimas mitzvot de la Torá pero «se olvidó» de cumplir «Amarás a tu prójimo» y «No asesinarás».

P: Qué importante esta aclaración que hacés, que no es mera semántica por cierto.

R: ¿ A ese engendro se le puede considerar «religioso»? El gran filósofo judío Martin Buber no era observante. Sin embargo, yo lo consideraría como religioso: creyente y humanista.

Están aquellos que «A D’os rogando y con el mazo dando.» Y hay otros, ateos o seculares o agnósticos que cumplen con los principios sociales y éticos del judaísmo. Para el judaísmo que yo entiendo, lo principal es la acción: ¡la buena acción!

Religioso y observante no es necesariamente lo mismo.

En lo personal, hoy día no me defino. Si tuviera que hacerlo, diría: quizás más religioso que observante. Un poco cuestionador quizás. Pero prefiero definirme simplemente como «un judío». Uno más del minian… (el mínimo de 10 hombres necesario en el judaísmo para poder rezar en comunidad).

 

Con la NCI, en comunidad

P: ¿Tu condición de miembro de la NCI es “sólo” legado de tus padres, del hecho que tu papá era el Rav de la comunidad, o necesariamente es resultado de tu propia concepción de mundo? En realidad… lo planteo y me digo a mí misma que las dos cosas pueden ir juntas, derivan una de la otra

R: Obviamente al ser mi papá Rav de la NCI, mi comunidad desde chico fue la NCI.  De todas maneras, hoy día y desde hace mucho tiempo, mi condición de miembro de la NCI es resultado de mi propia concepción de judaísmo: tradición y cambio, halajá dinámica, pluralismo religioso, inclusivo, humanismo, obviamente plena identificación con Israel. Es el judaísmo masortí con el cual me siento plenamente identificado. Mas allá de que en el judaísmo masortí hay lógicos matices, como los hay en la reforma, y los hay en la ortodoxia también. Las corrientes en el judaísmo no son monolíticas.

P: ¿Cuáles son a tu criterio las fortalezas de la colectividad judía uruguaya? ¿Y qué quisieras cambiar?

R: Es una colectividad plural, aunque no todos sus integrantes lo sean. Es una colectividad desde siempre muy sionista. Es una colectividad en la cual la vida institucional judía es muy rica. Es una colectividad solidaria con judíos y no judíos por igual.  Es una colectividad en la cual las comunidades, escuelas, las tnuot (movimiento juveniles) e instituciones en general, desde el Comité Central Israelita, que cumple una gran labor, «hacia abajo», realizan una labor muy importante. Incluyo nuestro ejemplar Hogar Israelita de la tercera edad.

¿Que quisiera cambiar? Que haya más respeto y tolerancia entre algunas de las instituciones del ishuv. Y que el judaísmo de todos y cada uno sea respetado.

P: ¿Qué es lo que más te gusta de lo que hacés?

R:  Si te referís a mis tareas comunitarias, lo que más me sigue gustando, apasionando más bien, es enseñar a los niños en el Integral y mi tarea como moré de Bar Mitzvah.  Vivir la experiencia educativa es fascinante. Pero también me gusta mucho participar de la vida institucional (aunque en los últimos años, lamentablemente, dedicándole menos tiempo del que quisiera). El Gran Centro Recordatorio del Holocausto (Con Rita Vinocur y un equipo excepcional) la Confraternidad Judeo-Cristiana, COPREDI. Las tareas que hacen, cada una en su ámbito, es extraordinaria.

Me gusta escribir artículos y dar charlas cuando se presenta la ocasión. Experiencias muy lindas he tenido en ese sentido en la Cátedra de Judaísmo de la Universidad Católica (la última charla fue en el contexto de 1700 años del judaísmo alemán), en la

Años atrás, una de las clases de Rufo, escuchando el relato de Isaac Borojovich, sobreviente de la Shoá

 

Judío y uruguayo, todo junto, en una sola identidad

P: ¿Cómo vivís la combinación entre tu condición judía y tu condición de uruguayo? ¿En qué se nutren mutuamente?

R: No es una identidad o la otra, sino que es una identidad Y la otra. Parafraseando el libro del gran Nahum Bergstein (Z’L), «Judío: una experiencia uruguaya». La educación judía recibida en el hogar y la comunidad y al mismo tiempo haber ido a escuela pública , me lo facilitaron. Así como el barrio y la «Universidad de la calle». Perfecta armonía entre mi condición judía y mi condición de uruguayo. Es que -por lo menos para mí- no puede ser de otra manera.

P: Has sido miembro de la Comisión Honoraria contra el Racismo, el Antisemitismo y otras formas de Discriminación. ¿Dirías que fue la actividad más destacada que desplegaste en la sociedad civil, o sea más allá de la colectividad judía?

R: El haber integrado dicha Comisión me aportó muchísimo -en lo personal intenté aportar también- y recuerdo ese período de 2013 a 2017 como uno de los más enriquecedores de mi vida. Me di cuenta (por si alguna duda había) que habemos varios que nos encontramos en el mismo «barco» de los discriminados, aunque no siempre hacemos causa común como debiéramos. Valoré aún más la importancia de los Derechos Humanos y su importancia en la educación. En la Comisión Honoraria conocí a varias personas entre las cuales Julio Cessano, Martha Giménez, Alicia Saura entre otros, grandes valores. Con los dos primeros seguimos teniendo contacto hasta hoy. Todo lo que se haga en favor de los DDHH, la democracia y contra la discriminación en cualquiera de sus formas, es una tarea sagrada que no admite descanso. Y es muy importante no politizar dicha tarea.

Rufo y Julio Cessano

Un resumen con tono personal

P: ¿Tenés sueños que aún  quisieras concretar?

R: Soy realista en cuanto a los sueños. Tengo sueños y aspiraciones. Personales y más generales. En lo personal, mi sueño es seguir trabajando como docente-aun en mi condición de jubilado- hasta «que me den las fuerzas». Otro sueño: hacer un libro sobre mis padres (Z’L), viejo anhelo postergado pero que espero llegará. Otro sueño: seguir aportando en la medida de mis posibilidades a la vida institucional judía y a la sociedad de este país. Otro sueño: larga vida a mis queridos hermanos, a sus respectivas familias, a mis amigos, una larga vida a mi comunidad de la NCI que está cumpliendo sus 85 años, al ishuv (la colectividad) uruguayo en general. ¡A la Escuela Integral que el próximo año cumple 60 años!

Y por supuesto, lo mejor para Uruguay y para Israel, siempre bajo el «paraguas» de los DDHH, la democracia y la justicia social.

P: ¿Dirías que estás viviendo la vida que planeabas o hay algo que harías diferente?

R: En buena medida el hombre es el arquitecto de su propio destino. Aunque hay cosas que no dependen de nosotros. Sin duda que hay cosas personales que -mirando hacia atrás- si tuviera algunos años menos, intentaría hacerlas distintas. Y mejor. Y por otro lado, diría que, al día de hoy, hay aspectos de mi vida y trayectoria que han sido y son más fructíferas de lo que los hubiera planeado.

P: ¿Algo más que quieras agregar?

R: Mi reconocimiento a todos aquellos que se dedican en cuerpo y alma a la tarea educativa. Sean quienes sean, provengan de donde provengan. ¡A todos!

Y finalmente agradecerte Ana, por este espacio que gentilmente me has brindado. Desearte lo mejor a vos en todos los aspectos. Salud en primer lugar. Felicitarte por tu nietita. Nuestro querido Jero (Z’L) debe estar muy orgulloso de vos, esté donde esté. Muy orgulloso. Y todos nosotros muy orgullosos de Ana Jerozolimski y de lo que representa para el judaísmo uruguayo. Y que el 5782 comience y continúe de la mejor manera ¡para Uruguay, Israel y para toda la humanidad!

Y aunque esta entrevista se publica ya pasado Iom Kipur, ya que la estamos realizando antes, evidentemente, no puedo dejar de desear ¡Gmar jatima tova!

P: Mil gracias Rufo por tus palabras tan generosas. Te deseo lo mejor. Que puedas cumplir tus sueños y que siempre quede alguno por cumplir, que te empuje con energía a seguir viviendo con entusiasmo. Gmar Jatima Tova también para vos y todos aquellos a los que querés.

R:Muchas gracias Ana.-