A 81 años del comienzo de la Operación Barbarrosa, un libro repasa la realidad judía en el ejército soviético
Por Dr. Israel Jamitovsky
Se cumplieron en estos días, 81 años de la invasión nazi a la Unión Soviética de entonces conocida como Operación Barbarossa. La oportunidad se presta para abordar la razón por la cual durante mucho tiempo, el Holocausto y el Heroísmo de los judíos en la Unión Soviética de entonces fueron prácticamente olvidados o relegados a un segundo plano, salvo en las pequeñas comunidades de judíos comunistas.
Como es sabido, la antedicha invasión causó el asesinato de casi 2.500.000 judíos en el espacio de la Unión Soviética. Recuérdese que antes de la Conferencia de Wannsee a comienzos de 1942 en la cual el nazismo resolvió la solución final al tópico judío y del funcionamiento de las cámaras de gas en Auschwitz, fueron asesinados en este espacio más de 1.000.000 judíos, la mayoría fusilados y tales efectos me permito invocar entre otras, las matanzas perpetradas en Punar (Lituania) y Baby Iar (Ucrania).
Pero hubo algo más y hoy configura una capítulo memorable de la historia judía moderna. Me refiero a la participación judía en el Ejército Rojo. La Profesora Catherine Meridall, historiadora de la Universidad de Londres, aborda en su libro «La Guerra de Iván» la vida de los combatientes soviéticos y señala que si bien formalmente todos los soldados estaban en un plano de igualdad, el antisemitismo afloró en distintos espacios del ejército rojo. Aún así, los judíos no se amilanaron e incluso hubieron casos de quienes ocultaron su identidad judía y de esa manera poder participar en la lucha, todo lo cual posibilitó mas tarde, calibrar en toda su dimensión la participación judía en el ejército rojo.
Más aún, a medida que se conocieron los guarismos del Holocausto, los judíos sintieron la necesidad de demostrar a sus colegas gentiles que los judíos no se equiparan al rebaño conducido a la matanza. De ahí que se ofrecieron a servir y ejecutar tareas de enorme riesgo.
En el año 2009 en compañía de mi esposa y un pequeño grupo israelí, efectuamos un interesantísimo periplo a Moscú y a San Petersburgo. En esta ciudad, en el servicio religioso del sábado de mañana celebrado en la hermosa sinagoga de la ciudad, aprovechando mi conocimiento básico del idioma ídish, departí con tres feligreses locales de avanzada edad. A los tres les formulé la misma pregunta: ¿dónde estuvieron en la última guerra mundial? Los tres respondieron que sirvieron en el ejército rojo, incluso uno de ellos había sido herido. No fueron los únicos. Medio millón de judíos combatieron en el ejército rojo desplegando valor y coraje.120.000 cayeron en la confrontación bélica en tanto que 80.000 cayeron prisioneros y posteriormente fueron asesinados por los nazis.
El rol de la mujer judía combatiente en el ejército rojo fue por momentos épico. Solamente y título de ejemplo, cabe invocar el caso de la aviadora judía Lydia Litvyak que derribó 12 aviones germánicos. Mucho tiempo después de finalizada la guerra, se supo del caso de Sofía Golovinskaya Zijrovna quien durante el sitio a Leningrado y contando con 40 años de edad, perteneció a una unidad encargada de ubicar y desactivar minas y materiales explosivos. En este contexto, Sofía neutralizó 750 minas, por todo lo cual se hizo acreedora a cinco medallas, falleciendo en el año 2005 a la edad de 96 años.
La contribución judía al ejército soviético fue enorme. Sirvieron 300 generales, 160.000 judíos se hicieron acreedores a distintos reconocimientos y entre este colectivo, 150 de ellos al prestigioso título de «Héroe de la Unión Soviética». Mas aún, el historiador israelí Prof. Simja Goldin señala que una vez finalizada la contienda bélica cuando los soviéticos se apercibieron del enorme número de judíos que se hicieron acreedores a condecoraciones, resolvieron limitar su número ante el temor de las eventuales secuelas que un reconocimiento de esta índole y dimensión podría acarrear en la propia Unión Soviética.
La participación judía fue igualmente gravitante en otros espacios menos conocido del quehacer bélico soviético. La compañía Mig erigida en 1939 y fabricante hasta nuestros días de los aviones Mig de combate, fue erigida por dos socios, uno de los cuales era judío. Se trata del Ingeniero Aeronáutico Mijail Gurwitz.
En los días que precedieron a la Operación Barbarossa,el Comisario de Armamentos de la Unión Soviética era Boris Vannikov. De condición judía, ante la eventual invasión nazi a la Unión Soviética, elaboró un plan que incluía el traslado de cientos de establecimientos militares de las zonas de Ucrania y Bielorussia hacia áreas interiores de la Unión Soviética.Al tomar notoriedad su plan y dos semanas previo al inicio de las hostilidades, las autoridades soviéticas lo detienen y torturan, acusándolo de ser espía alemán.
Al comenzar la Operación Barbarosa, Stalin solicitó de Vannikov formular sus recomendaciones por escrito y una vez recibidas al igual que José el Justo en el texto bíblico, Stalin no sólo dispuso su liberación sino que lo designó Vice Ministro de Armamentos. Cuando Vannikov es liberado, impartió la orden inmediata de trasladar 200 establecimientos de la industria militar soviética a los Montes Urales y zonas interiores de la Unión Soviética, alejándolas del fuego y asedio nazis. Algunos de estos establecimientos comenzaron a funcionar cuando ni siquiera poseían techo. Historiadores militares estiman que parte importante del triunfo soviético en este espacio se debió al plan de Vannikov, no en vano fue la primera persona en las URSS que se hizo acreedora por tercera vez al título de Héroe del Quehacer Socialista.
EL SILENCIO DE TANTOS AÑOS
¿Cómo explicar todo este silencio de tantos años? Las causas son diversas.El silenció que caracterizó en los primeros años a todos los sobrevivientes del Holocausto, la guerra fría, el rechazo terminante al modelo soviético, la prohibición de practicar libremente una vida judía en la Unión Soviética impidió rastrear sus raíces históricas incluida la época nazi, la larga lucha desplegada por el judaísmo soviético por migrar de la URSS a los que cabe agregar la postura hostil de la Unión Soviética hacia el Estado de Israel suministrando armamento de gran volumen a países árabes que a la sazón abogaban abiertamente su destrucción. Aún así, cabe recordar porque es de estricta justicia histórica, que todo el bloque soviético desempeño un rol importante en el nacimiento de Israel.
Con el desmembramiento de la Unión Soviética y la presencia de aproximadamente 1.000.000 de judíos soviéticos que se radican en Israel a partir de los años 90 del siglo anterior, fue posible igualmente acceder a los pertinentes archivos así como valiosos testimonios directos y de tal modo, calibrar en su real dimensión este capítulo importante de la historia judía incluido el rol que desempeñaron los judíos en las diferentes organizaciones de partisanos de este espacio
Aunque tardíamente, Israel no olvida este memorable capítulo de la vida judía moderna y por decisión gubernamental, al igual que en la Federación Rusa, cada 9 de mayo -día que marcó la derrota definitiva del nazismo- celebra y recuerda este evento en distintos espacios de su sociedad, incluida una sesión especial de su parlamento.-