Día histórico
El último Día del Patrimonio del Museo de la Shoá de Uruguay en la calle Canelones en la Comunidad Israelita del Uruguay
Cada Día del Patrimonio nos trae sensaciones y emociones fuertes, pero este 8 de octubre fue especialmente sensible, porque además de percibir el entusiasmo, la avidez por saber y el respeto de la gente al transitar por el Museo, haciendo la fila sin necesidad de solicitar silencio, -lo cual se repite cada año a pesar del volumen importante de personas que acuden a visitarnos- este año tuvo un ingrediente muy especial: fue la última vez que celebramos el Día del Patrimonio en la Comunidad Israelita del Uruguay en la calle Canelones. Van a mudarse y debemos hacerlo nosotros también. Probablemente también haya sido la última vez en la que se utilizó este salón para un gran evento. Fue una digna despedida. A fin de año hay que entregar la Kehilá vacía y eso es inexorable. Luego deberemos crear un nuevo Museo y nos mudaremos a la nueva sede de esta comunidad.
Tenemos fe de que habrá nuevas alegrías pero ya no más allí. Y esa nostalgia se acentuó porque fue un día aciago, un día después de la guerra terrorista y traicionera de Hamas que dejó tantas vidas truncas y tanto horror y muerte en su camino. A pesar de todo abrimos el Museo y nos tragamos nuestro dolor porque se debe ir siempre para adelante, sin temor.
En realidad, me di cuenta el mismo día, que era un día histórico para recordar. Ya no se podrá describir al magnífico candelabro que emula al Muro de los Lamentos, sobre el Aaron Hakodesh (el arca) donde en tantas ocasiones habitaron los libros de la Torá. Ese majestuoso salón con sillas forradas en color púrpura que fueron testigos de tantos eventos por unos 35 años, alegres, tristes, solemnes, donde hubo discursos de glorias de nuestra colectividad que ya pasaron a otro plano. Toda esa emoción la viví el último día porque no me había percatado que era la última vez y confieso me puse nostalgiosa, porque entre esas glorias estaban los sobrevivientes de la Shoá que antes colmaban el templo y la mayoría ya no están. Es otra era y habrá que aggiornarse. Todo eso pasó por mi mente. Vendrá mucho trabajo y lo sacaremos adelante.
Pero la despedida fue gloriosa porque se hizo con un panel de lujo. Los mencionaré en el orden en el cual disertaron y con apenas alguno de sus títulos porque mencionar todas sus distinciones nos tomaría todo el artículo: Prof. Andrés Vartabedian, Ing. Mag. Roberto Cyjón, Prof. Tit. Dra. Rosa Zytner, Arq. Fernando Aguirre Fresnedo, Prof. Mag. Andrea Blanqué y quien suscribe como Moderadora. Hubo al finalizar participaciones muy interesantes como la de Mónica Packer contando sobre su padre Shimy Packer (Z”L) quien sobrevivió la Shoá y fue un querido integrante del CRHU
El título del panel emulando parte del nombre de nuestro grupo fue: Shoá. Memoria y Dignidad: un viaje especial a Polonia, acompañado por imágenes impactantes.
Se recorrió el viaje sin poder cubrirlo por ser absolutamente imposible en tan corto lapso, pero dieron un pantallazo general y en algunos aspectos tocando lo más profundo de nuestras fibras. Cada ponencia tenía su punto alto y era imposible ceñirse al tiempo acotado al que habíamos quedado, habría sido una herejía cortarlos. Cada uno tenía para compartir tantos conocimientos y con tanta visión. Un privilegio tenerlos.
Tampoco se pueden hacer las cosas bien si la organización no fluye. Y para ello, contamos con los hermanos Trenchi, Ronald y Alejandro filmando todo y cuidando detalles sobre temas eléctricos para lo cual tomo la ocasión para agradecer también a la gente de la Kehilá, quienes además auspiciaron el evento.
Quedamos felices con las visitas guiadas; el interés y el respeto de los visitantes florecía frente a la idoneidad de nuestros guías didácticos que siempre con ganas y pasión los ilustraban como experimentados profesores que han estudiado Shoá – Holocausto en infinidad de cursos en Uruguay y también en Jerusalem a nivel terciario: Andrés Serralta, Gisela Spinola, Silvia Facal, Fabiana Corcino, Sandra Veinstein y quien suscribe. Agradecemos a voluntarios como Bruno Ortiz y Daniel Lautaro. Nuestros anfitriones de lujo Mónica Packer, Sergio Dodel y Jaime Zarucki.
Organizadores del evento Sandra Veinstein y quien suscribe.
La evaluación es que valen la pena todos los esfuerzos si se puede llegar a algunas personas para que reflexionen sobre la importancia de la memoria y de no discriminar y creemos que les ocurrió a varios. Resistieron estoicamente ser parte de grupos muy numerosos puesto que había mucha gente queriendo ser parte.
La Kehilá dejó muchos libros de obsequio, los cuales fueron tomados gustosamente por el público y algunos de Shoá para nuestra Biblioteca. Amamos nuestra tarea y ese es el secreto por el cual la gente vuelve y nos recomienda y por qué no decirlo, estamos orgullosos de nuestra misión clara y hermosa por la cual luchamos con amor.-