En homenaje a los héroes que arriesgaron sus vidas para salvar judíos. Con Lekë Rezniqi, nieto del primer kosovar albanés reconocido como “Justo entre las Naciones”.

En homenaje a los héroes que arriesgaron sus vidas para salvar judíos. Con Lekë Rezniqi, nieto del primer kosovar albanés reconocido como “Justo entre las Naciones”.
6 agosto, 2018 administrador

Por Ana Jerozolimski. Publicado en Semanario Hebreo el 12 de Abril de 2018.

Conocemos de cerca a hijos y nietos de los sobrevivientes de la Shoá que viven entre nosotros. Sabemos de la tristeza por lo que sus mayores perdieron y de la felicidad de saber que pudieron seguir adelante y comenzar una nueva vida. En muchos casos, gracias a no judíos que arriesgaron la suya para salvarlos. Pero conocemos menos a los descendientes de los salvadores, quienes no necesariamente reciben reconocimiento de su entorno, pero pueden andar por la vida con el orgullo de saber que sus antepasados honraron su nombre con su actitud.

Lekë Rezniqi, kosovar albanés, es uno de ellos. Es el bisnieto de Arsllan Mustafa Rezniqi, el primer albano kosovar reconocido por Yad Vashem como “Justo entre las Naciones”. Se desempeña hoy como Secretario de la Asociación de Amistad Kosova- Israel “Dr. Haim Abravanel”. Es farmacólogo de profesión y trabaja como periodista, productor e informativista en “Kohavision”, una televisora nacional privada.

Su familia es de origen musulmán pero Leke recalca que el comportamiento de su bisabuelo nada tuvo que ver con consideraciones religiosas sino con su propia actitud humana y con lo que consideraba eran los valores centrales de su comunidad y nación.

Leke vive hoy en Prishtina, la capital de la República de Kosova, y nos comenta que su país aún no ha sido reconocido ni por Uruguay ni por Israel.
Debemos señalar que escribimos “Kosova” y no “Kosovo” como se acostumbra en español, ya que cuando le comentamos al respecto Leke nos explicó que los ocupantes serbios les llamaban “Kosovo”, mientras que para ellos, el nombre de su país termina en “a”,
Su familia está compuesta por sus padres Adnan y Nergize, su hermano Redon y su hermana Rina. La familia es propietaria de una imprenta y un estudio gráfico.

Y no menos importante es contar que su alma está unida a la de la uruguaya Dinah Spitalnik Konforti, cuya madre- a la que Leke llama “tía Ivetta”- y abuelos, fueron salvados por el bisabuelo de Leke en los oscuros años de la Segunda Guerra Mundial.

A Dinah ya hemos tenido la oportunidad de entrevistarla sobre su apasionante novela “Escape de los Balcanes. La valiente saga de la familia Konforti Kohen durante el Holocausto”. Ahora, el relato de Leke.

P: ¿Qué debe contarse para honrar la memoria de tus an­cestros que actuaron con tanta valentía en la Segunda Guerra Mundial, salvando a judíos? Resumamos qué hicieron.

R: Te diré que la narrativa de la Resistencia albano kosovar a los Nazis comenzó de hecho con mi bisabuelo Arsllan (Mus­tafa) Rezniqi. Él era un mer­cader en Gjakova, Kosovo, que luego se mudó a la ciudad de Deçan. Ya en 1931 se mantenía trabajando como comerciante en Albania, Macedonia, Tur­quía y Grecia, y sus principales colegas eran judíos de Skopje, Macedonia y de Thessaloni­ki en Grecia. Entre ellos los principales eran David Koen y Rafael Natan. En 1939, en la víspera de la Segunda Guerra mundial, cuando estaba claro que sus vidas corrían peligro por el ascenso del nazismo en Europa, David Koen, Rafael Natan y otro colega, Solomon Konforti, pidieron ayuda a mi bisabuelo. Le pidieron ir a vivir con nuestra familia en Deçan, preguntaron si mi familia po­dría facilitarles alojamiento y darles seguridad.

Mi bisabuelo trajo a Koen, Natan y Konforti y sus fami­lias a su hogar en 1940. Luego, cuando Yugoslvavia capituló ante los Nazis en 1941, mi bis­abuelo continuó escondiéndo­los y eventualmente los ayudó a huir a Albania. O sea que mi bisabuelo no se limitó a refu­giar y proteger a esas familias, sino que también contrató a un profesor , Beqir Kastrati, para que vaya a su casa en forma clandestina a enseñar a los ni­ños.

Se supo sobre el santuario de la familia Rezniqi por lo cual otras familias judías se acer­caron a pedir ayuda y en poco tiempo, 40 familias judías de Macedonia, Bulgaria y Serbia, hallaron refugio en nuestra casa, a veces por unos días, a veces durante meses, hasta que mi familia lograba organizarles un viaje seguro a Albania.

A fin de camuflar su presen­cia, a todas las familias judías les dieron atuendos albaneses tradicionales. Los residentes de Deçan sabían que Arsllan y su esposa, mi bisabuela Fatime Stavileci Rezniqi, estaban es­condiendo judíos, pero ningu­no de ellos lo reveló nunca ante la policía nazi que patrullaba la zona.

P: Nobleza y valentía dignas de destacar. Leke ¿cómo vives tú este capítulo en la historia de tu familia? ¿Es algo que supiste desde siempre?

R: Yo estoy muy orgulloso de cómo actuó y de lo que hizo mi abuelo durante la Segunda Guerra Mundial.

Cuando era chico, esa parte de la historia familiar se escon­día como un secreto que no se compartía con los niños. Pero siempre recuerdo una frase muy sencilla que me habían di­cho: Padre Arsllan tenía algu­nos amigos Judíos. Nada más. Al crecer yo, después de los cambios en Kosovo, mi abuelo Mustafá, hijo de Arsllan, me explicó en detalles qué había hecho su padre y quiénes eran los Konforti.

Es una parte importante de la historia de nuestra familia, de la cual estamos muy orgu­llosos. Te diré más: para mí, eso es un ejemplo de BESA, el código de honor albanés, que define cómo un ser humano tiene que actuar, sin que im­porte el riesgo que corra o las consecuencias para sí mismo o su familia.

P: Este no es un capítulo de la historia sobre el que se sabe mucho…

R: Tengo que decirte aquí que lo que aún no se ha regis­trado de esta historia es el rol que los albaneses que se halla­ban fuera de la nación sobera­na de Albania, especialmente en Kosova ocupada por los nazis, jugaron en ese rescate. Las fuerzas comunistas en Al­bania y en la ex Yugoslavia de la posguerra lo ocultaron. En Kosova, la supresión de la in­formación también se cruzó con un siglo de dominio eslavo sobre la mayoría albanesa en la población, lo cual derivó en la representación deformada de su historia y su cultura.

O sea que las memorias de experiencias de primera mano, fotos, artefactos y algunos re­gistros escritos, circularon por canales privados, entre familiares y amigos de confianza, y recién ahora están siendo guardados para la posteridad. Recién a mediados de la dé­cada pasada este esfuerzo co­menzó de modo organizado para reconstruir a través del relato oral el papel esencial que los albaneses kosovares tuvieron en la salvación de ju­díos al ocultarlos de los nazis y facilitarles un pasaje seguro a Albania.

P: ¿Tus antepasados son con­siderados héroes en Kosova?

R: Lamento decir que no. La realidad es que Kosova no ha hecho nada aún para honrar a quienes rescataron judíos. No sólo a mi bisabuelo sino a nin­gún otro.

CUESTIÓN DE ELECCIÓN

P: ¿Cómo describirías a los miembros de tu familia que ayudaron a salvar ju­díos en aquellos años? Quizás gente común y corriente, sim­plemente buenos seres huma­nos, que en el momento clave, supieron mostrar su grande­za y actuaron como héroes.

R: A pesar de que co­menzamos a hablar libre­mente de este tema recién después de la guerra de 1999, simplemente porque antes no nos sentíamos se­guros de mencionarlo, me resulta sencillo describir­los. O mejor dicho, expli­car por qué actuaron tal cual lo hicieron: porque era lo correcto. De eso se trata lo que en Albania se conoce como un fenóme­no único que ya mencioné: “Besa”, que es la máxima promesa que puede hacer un albanés. Significa que uno jamás debe traicionar la palabra que ha dado. Los judíos eran “huéspedes” y no eran considerados en absoluto “extranjeros”.

P: Creo que es bastante obvio que los Nazis no ha­brían sido tan exitosos en la implementación de sus pla­nes, si no hubieran contado con tantos colaboradores. ¿Crees que es solamente una cuestión de actitud el decidir si uno se convierte en colabo­rador o salvador?

R: En lo que a nuestra na­ción respecta, como ya he di­cho, hay aquí una cuestión cul­tural , una promesa al máximo nivel. Nuestra nación ha estado bajo distintas ocupaciones du­rante siglos y creo que hubo aquí también un sentido de empatía. La idea era que cuan­do un amigo o un invitado está en riesgo y solicita ayuda, de­bes prometerle (Besa), que lo protegerás, aunque para ello tengas que sacrificar a tu propia familia.

LO PEOR

P: ¿Cómo explicar, a tu criterio, por qué es importante co­nocer lo ocurrido en la Shoa?

R: Debe recordarse siempre el Holocausto. Yo pertenez­co a un país que ha sufrido diversos elementos propios de un holocausto: matanzas, masacres, discriminación depor­tación, campamentos de refugiados y mucho más. Fue un intento de genocidio. Creo que la humanidad siempre debe recordar el Holocausto a fin de que eventos como ese no ocurran nunca más. Pero lamentablemente, somos testigos del hecho que el mundo no ha aprendido las lecciones y si­gue habiendo barbaridades en distintas partes del mundo.

P: Solemos decir que la Shoa fue única, pero que ello no sig­nifica que no haya otras tragedias terribles e inclusive otros genocidios. ¿Cómo ubicarías a la Shoa en la línea del tiempo a lo largo de la historia?

R: Fue el evento más terrible en la historia moderna y debe ser recordado , jamás olvidado Hay lecciones que de­bemos aprender de ello , para las generaciones venideras.

LA RELACIÓN CON ISRAEL

P: Tú eres el Secretario de la Asociación Kosova-Israel. ¿Por qué?¿Qué te une a Israel?

R: Amo a Israel. He estado allí ya muchas veces y tengo la intención de volver a ir. La asociación se enfoca en el fortale­cimiento de la amistad entre los dos pueblos. Tenemos muchas cosas en común, en nuestra historia y en muchas tradiciones.

“ENCUENTRO HISTÓRICO”

P: Leke, como tú ya sabes, he publicado entrevistas con Dinah Spitalnik sobre la sal­vación de tu familia gracias a tu bisabuelo. La gratitud de su parte por ello, tiene una nueva dimensión desde que ustedes se conocen personalmente. ¿Cómo vives tú esta relación?

R: ¡Qué bueno si pudiera compartir contar todo aquí! Son muchas emociones. En el 2011 encontré a Dinah a través de las redes sociales, le mandé un mensaje y ella me contestó. Quedamos en ha­blar por teléfono, tomando en cuenta las cinco horas de diferencia entre Uruguay y Kosova. Hablamos en inglés. Fue un día de gran emoción para mí. Al fin estaba hablan­do con alguien de la familia Konforti. Pregunté por la tía Iveta. Dinah me dijo que su mamá no habla inglés sino solo español y hebreo. Dije que no hay problema, que yo hablo un poco de español. Y ahí apareció la Tía Ivetta, hablándome y hablándome en español…y yo entendí todo. Ella recordaba todo lo ocurri­do, a los miembros de la fami­lia, los nombres de cada uno de ellos. Para mí, fue como un sueño hecho realidad. Estaba hablando con Ivetta, la pequeña hija de Solomon, sobre la que había oído tan­tas historias desde que yo era pequeño.

Y luego, en el 2015, Dinah vino de visita a Kosova, algo muy emotivo para mí. Yo lo llamé “reunión histórica”. Ja­más olvidaré el día en que ella llegó al aeropuerto. Finalmen­te, los descendientes de las dos familias, que habían estado se­paradas durante siete décadas, se estaban encontrando. Libres y felices. Dinah y yo. Pasamos estupendo juntos. Y queda­mos en que nuestro próximo encuentro sería en Uruguay. Abriguemos la esperanza de que así sea.

P: Algo me dice que lo logra­rán. Gracias Leke por tu tiempo y por este relato tan emocionan­te.

R: Gracias a ti por el interés.