Por Prof. Rita Vinocur. Publicado en Semanario Hebreo el 25 de Octubre de 2018.
Hace casi 20 días que mi hermano Víctor Vinocur, bendita sea su memoria, dejó el plano físico y cuando eso ocurre, hay muchas maneras de homenajear a un ser querido.
Después de la primera semana de duelo (shivá) quise cumplir con lo pactado respecto a las visitas al Museo de la Shoá de Uruguay puesto que son actividades que van más allá de todo, porque hacerlo es como un mandamiento. En esta ocasión la primera clase luego de este hecho tan luctuoso para mí y para toda la familia fue la organizada para el Liceo Médanos de Solymar junto a la Prof. Johana Martínez.
Hay algo en estas clases que es sagrado porque cada una de ellas implica tratar de llegar a las mentes y corazones de estudiantes para ser parte en su formación y educación sobre lo ocurrido en la Shoá.
Agradezco mucho el apoyo inmediato de mis amigas las docentes Sandra Veinstein y Dinorah Polakof por si flaqueaba en la tarea al estar de duelo y a nuestra nueva y apreciada Bibliotecaria Silvina Cattáneo quien está cumpliendo su función mucho más allá de lo que la misma involucra. Es hermoso sentir que en una institución como el Centro Recordatorio del Holocausto, la gente siempre se compromete.
Y llegaron casi 50 personas.
Y esta primera actividad decidí dedicarla en homenaje a mi hermano Víctor, porque me pareció que para alguien tan trabajador, tan activo como él, tan luchador, que también fue docente en música, era honrarlo.
Y así fue.
Le comenté a la Prof. Johana Martínez y a los demás docentes que asistieron y a todos los alumnos que mi hermano había fallecido y que la clase sería en su honor.
Les pedí un minuto de silencio y de pie por Víctor y en ese grupo enorme se sintió un gran respeto y solemnidad.
Y de pronto me hizo sentir bien. Con esta tarea hay que seguir, sentir el efecto de la transmisión es para quien lo realiza de alguna manera terapéutico inclusive en las peores circunstancias. Es juntar fuerzas para intentar acordarse de los momentos buenos que tuvo mi hermano con la familia. Como cuando llegaba a su casa cantando, y era más feliz cuando iba a las lecciones sobre Torá.
Ese fue el primer homenaje.