Por Ana Jerozolimski desde Cracovia. Publicado en Semanario Hebreo el 5 de mayo de 2016. Cuando estas líneas sean publicadas, estaremos caminando desde Auschwitz a Birkenau o quizás ya hayamos llegado a la zona de los crematorios de Birkenau, donde se lleva a cabo la tradicional ceremonia recordatoria de Iom Hashoá- en la Marcha por la Vida.

Fuente: Israel Winicki Generalmente cuando se habla de los criminales de guerra nazis, se piensa en seres brutales salidos, quizás, de los últimos círculos del Infierno. Energúmenos armados de látigos y pistolas, sedientos de sangre. Y si se ve la biografía de muchos de ellos, se ve que surgieron de las clases más bajas e incultas de la sociedad.

Fuente: El País, Comité Central Israelita  Días atrás fue publicado el llamado de Fuecys (Federación Uruguaya de Empleados de Comercio y Servicios) exhortando a no consumir productos israelíes, con el objetivo de apoyar la causa palestina.

En primer lugar es un título que tiene limitada sus ediciones en español, por lo que es difícil adquirirlo tanto en nuestro país como en fronteras cercanas. Si se llega a las librerías la respuesta será indefectiblemente la misma: “no está,  imposible conseguirlo”.  Entonces se  intenta por otros caminos como la compra por internet al viejo continente. Esta última acción conlleva

Por el Dr. Julio María Sanguinetti. Publicado en el Correo de los Viernes. Pasan los días y aunque la sociedad uruguaya ha reaccionado ante el asesinato de David Fremd con la debida sensibilidad, sigue siendo más que necesario que nunca reflexionar sobre el mal generalizado que hay detrás del episodio y que no es otro que el prejuicio antijudío (“antisemita”,

POR PROF. ANDRÉS SERRALTA – CENTRO RECORDATORIO DEL HOLOCAUSTO A medida que se fue acercan­do la fecha del cincuentenario del Genocidio Armenio, las diferentes comunidades de la diáspora arme­nia esparcidas por el mundo –en buena medida a consecuencia del genocidio- incrementaron su acti­vidad en sus respectivos países de acogida. Su objetivo fue lograr que los estados que habitaban recono­cieran el