Una presentación de despedida. Andre Vasconcelos, el adventista que se acercó a la colectividad judía uruguaya.

Una presentación de despedida. Andre Vasconcelos, el adventista que se acercó a la colectividad judía uruguaya.
29 diciembre, 2015 administrador

Por Ana Jerozolimski. Publicado en Semanario Hebreo el 23 de Diciembre de 2015.

Andre Vasconcelos (Brasil, 23), es teólogo de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Se halla en proceso para ser Pastor. Dentro de pocos días regresa a su país, tras once meses en Uruguay, donde participó en un proyecto especial de cooperación y voluntariado, que lo acercó mucho a la colectividad judía uruguaya.Trabajó en el Centro Recordatorio del Holocausto y en dicho marco, conoció más a los judíos y aprendió sobre su relación con el mundo gentil. Nos reunimos recientemente con Andre en el edificio de la Kehilá, ya que allí funciona el Centro Recordatorio. De la “sección fotográfica” llena de símbolos, pasamos a un café cercano a conversar. Este es un resumen del conceptuoso resultado.

 

Andre, creo que lo central es comenzar preguntándote qué te trajo a Uruguay.

Hay un programa en la iglesia adventista que se llama adventist volunteer, como un intercambio que la iglesia hace entre sus instituciones. Por ejemplo, yo fui invitado por la división sudamericana para venir acá a trabajar a una comunidad adventista, pero tengo amigos que están en India, en Ankara (Turquía), en las Islas Marshall, cada uno trabajando en instituciones para ayudar a fortalecer, trabajar en la comunidad.

Y estás también trabajando como voluntario en el Centro Recordatorio del Holocausto, instancia justamente por la que aquí estamos conversando. Pero antes de entrar en detalles al respecto, te preguntaría si acaso hay algo especial en la visión de la Iglesia Adventista respecto al pueblo judío.

Sí, por supuesto. Yo justamente vine para trabajar en un proyecto de diálogo entre judíos y adventistas. Alrededor del mundo nosotros tenemos muchas comunidades, la de Montevideo se llama Bet Bnei Tzion y es un proyecto de diálogo que empezó en 1992 a partir de una conferencia general de los Adventistas del Séptimo Día, donde se decidió que nosotros deberíamos empezar un trabajo de diálogo justamente demostrando nuestro aprecio y cariño por el pueblo judío. Siempre tuvimos mucho respeto muy grande, desde el principio, desde nuestros pioneros. Incluso una de las personas que prendieron las velas en la inauguración del centro recordatorio de Washington fue un adventista representando a los Justos entre las Naciones, Johan Weidner, que fue líder de la “holandesa parisina”, una ruta de escape en el periodo de la shoá. Él llevaba gente desde Holanda hasta Suiza y salvó a entre 800 y 1000 judíos.

¿Cuándo tú llegaste en el proyecto este de diálogo con la colectividad judía, ya de entrada pensabas en entrar en contacto con el Centro Recordatorio?

Sí, bueno. Yo llamé a Rita Vinocur porque tenía interés en ese contacto, me presenté, le hablé del trabajo acá. Empecé a hacer algunos trabajos para el Centro Recordatorio, nos hicimos muy amigos y ella me fue involucrando más como guía, también participando del Día del Patrimonio y otras cosas. Te diría que fue algo muy especial porque muchas veces nosotros queríamos hacer un diálogo pero simplemente teórico…

Eso te iba a decir, esto es muy práctico.

Sí, yo creo que es importante el diálogo teórico, se empieza por ahí, pero no se puede quedar ahí. Si uno no tiene un contacto personal, si no demuestra personalmente que tiene interés por el otro, que es importante para uno, que se quiere demostrar el aprecio, falta algo. Se tiene que demostrar en la práctica.

Creo que eso ha sido bueno de las dos partes, tanto recibiendo a judíos en nuestra comunidad como nosotros yendo hacia allí. Por ejemplo, estuve en la despedida del rabino Ariel Kleiner en la Nueva Congregación Israelita, creo que eso es algo importante eso de que uno pueda visitar el lugar de culto del otro.

LA CERCANÍA CON LA COLECTIVIDAD

¿Cómo te sentiste recibido en la colectividad, más allá del trato personal con Rita?

En realidad un contacto lleva al otro, terminé haciendo muchas amistades con muchos judíos de acá. Conocí a gente en la Kehilá, comprando jalá en Jabad, participé de la cátedra de judaísmo también en la Universidad Católica… Un contacto te lleva a otro. Siempre que puedo también voy a las actividades de la confraternidad judeocristiana.

¿Te preocupas de presentarte? Es que no alcanza con que estés, es bueno que la gente sepa que estuviste y quién sos.

Sí, creo que sí. Eso es incluso gracioso, porque la repercusión es más grande de lo que imaginaba. El otro día con un profesor judío en un ómnibus hablando de ir a visitar una institución, y le dije: “Ah, tengo que llevar mi documentación por la cuestión de seguridad. No sé si sabes, yo no soy judío”, y él me respondió: “No, ya te conozco, tú eres el adventista, todos te conocen”. Y era una persona con la que nunca había hablado. Ahora mismo un poquito antes de encontrarnos una señora también me dijo: “Ah, tú eres el adventista que estaba el Día del Patrimonio”. Eso va teniendo repercusión también.

Un conocido me dijo una vez que lo dejaba pasmado siempre la importancia que tiene para los judíos cuando un no judío les expresa su apoyo, “se ve que son muy sufridos”, me dijo. Primero que hay una memoria muy grande cuando alguien apoya, y también hay consciencia de que no todos son así, entonces se aprecia mucho. ¿Sentís que se da una importancia especial a que alguien no judío se acerque, se interese?

Sí, yo puedo hablar de mi recepción acá y fui muy aceptado, hice amistades. Incluso en mi cumpleaños en octubre estuvieron varios judíos en mi casa, cantaron la canción de cumpleaños en hebreo para mí, me regalaron una Birkat habait, una Bendición para la Casa.Así que te diría que sí, que me recibieron muy bien.

Y creo que hay algo de fondo: el proyecto acá no demuestra solo mi interés sino el de la institución, incluso el secretario de la Unión Uruguaya, que se llama Jim Galvão, estuvo también en la Kehilá e hizo una visita en el Centro Recordatorio, evaluando mi trabajo pero también demostrando interés por conocer y por establecer ese diálogo.

APRENDER SOBRE LA SHOÁ

Aparte del tema de datos históricos, que uno siempre aprende, para ser guía en el Centro Recordatorio me supongo que tuviste que recibir cierta preparación, ¿no?

Sí, por supuesto.

¿Te sorprendiste un poco de lo que aprendiste?

La verdad que sí, puedo decir que aprendí mucho, no sólo a nivel histórico. Es que uno puede conocer de la Shoá a través de los libros, pero hacerlo conociendo personalmente a sobrevivientes y escuchando sus testimonios, o a hijos de sobrevivientes , es otra cosa. El impacto emocional es mucho más grande, no es solamente la historia en un libro, es la historia de una familia, de una persona, de otra persona que se convirtió en su amiga…

Tienes los ojos humedecidos mientras me dices esto…

…Sí… la verdad que sí.

¿Por qué? ¿Qué significa para tí esto que aprendiste?

Esto lo voy a llevar por toda la vida. Uno solo puede entender qué representa la Shoá para un judío cuando se vive, porque el mundo cristiano, la sociedad occidental en general, no entiende. Incluso ese es uno de los objetivos de nuestro trabajo, quebrar ese antisemitismo presente en el mundo cristiano también. Nuestro objetivo es justamente que ese aprecio que nosotros tenemos por el pueblo judío, lo tengan también otros grupos religiosos cristianos.

Bueno, mucho ha cambiado para bien en la actitud cristiana hacia Israel..sin duda en lo que se refiere al enfoque de la Iglesia Católica. Recordemos que acabamos de celebrar el quincuagésimo aniversario de la Nostra Aetate, toda una revolución en este aspecto.

Es cierto. Y es muy importante concientizar a todos los cristianos. Incluso Rita fue a dar charlas a nuestra comunidad sobre la shoá y había invitados de otras iglesias también participando allí. Eso es muy bueno.

Inclusive sin llegar al punto del antisemitismo , hay no judíos que dicen “Ah, los judíos siempre al final llegan al Holocausto”, como si se lo usara indebidamente..¿cómo lo ves tú?

Creo que si fuera cualquier otro que hubiera pasado por la misma experiencia, actuaría igual. Eso es una marca que no va a desaparecer jamás, es una impresión que marcó a todo el pueblo. Preguntale a los armenios si se olvidaron del genocidio, no se olvidan porque es una marca en la historia, en su pensamiento.

Hay gente que no puede entender por qué ese énfasis tan grande de los judíos con el Holocausto , simplemente porque no fueron ellos quienes lo vivieron. Te doy un ejemplo que creo que ilustra el signifcado. Di una charla en la colectividad, en la Escuela Integral y me impresionó que cuando les pregunté quién tenía o había tenido un pariente cercano que vivió la Shoa de alguna manera -fallecido, sobreviviente, o que tuviera que huir- prácticamente la mitad de los chicos levantaron la mano. Es mucha gente. Eso deja una impresión fuerte.

¿Qué impresión te causa oír directamente las historias de los sobrevivientes? Porque uno a veces sabe por lo que pasaron y se pregunta cómo siguen viviendo, cómo apostaron a la vida.

A mí me impacta muchísimo, yo leí el libro de Chil Raijman que estuvo en Treblinka. Me impactó muchísimo. Después Rita me contó que él siempre que se encontraba con alguien hablaba de la hermana, que no se podía perdonar por haberla dejado morir con hambre, porque ellos tenían un trocito de pan y un poco antes de llegar a Treblinka ella le pidió el pan pero él no sabía para dónde iban, por cuánto tiempo y si no lo iban a necesitar, y le dijo que no, que lo iban a guardar para tener comida después, pero cuando llegaron allí él fue enseguida enviado a un lado y ella para el otro, él fue separado a las piezas y ella derecho a la cámara de gas. Él jamás se perdonó, me contó Rita, haberla dejado morir con hambre, por no haberle dado el pan. La culpa que sienten los sobrevivientes por sobrevivir y porque sólo ellos sobrevivieron, es muy fuerte.

ANTE LOS SOBREVIVIENTES

El testimonio de Chil Raijman es impactante, como tantos otros. Recordemos, logró salvarse de Treblinka, participando en el levantamiento en el campo, y luego de la guerra llegó a Uruguay. Murió hace unos años. El Proyecto Shoá, en el que jóvenes educadores hacen un gran trabajo enseñando todo esto por todo Uruguay, distribuyen su libro. Andre, tú has servido de guía en el Centro Recordatorio en visitas de escuelas no judías, ¿qué impresión te llevas?

Me llama la atención que claramente hay dos tipos de personas, las que son muy sensibles y las que parece que no se sienten muy afectadas. Lo que pasa en todas las visitas es que siempre hay algún chico que sale llorando, incluso en la última visita a una maestra también le pasó. La idea no es impactar a la gente con imágenes fuertes y lo demás, no hago ese sensacionalismo, sólo hablo, les muestro las piezas, cuento la historia de cada pieza, y aún así algunas personas se impactan.

Creo que más me llama la atención la pregunta que hacen: por qué los nazis hicieron eso. Es una buena pregunta pero es muy capciosa, muy difícil de contestar. Yo creo que es como escribió Zygmunt Bauman en su libro “Modernidad y Holocausto”, que dice que los elementos que hicieron posible el Holocausto en el período de la Alemania nazi aún siguen sin haber sido cambiados en el período de la modernidad. Dice que a partir de esa perspectiva el Holocausto aún es totalmente posible en nuestro contexto. Él es judío, escribió el libro sobre sociología y la shoá haciendo un análisis no solamente histórico, y yo creo en eso, que potencialmente es posible que acontezca cualquier cosa. La shoá no fue el último genocidio, después estuvo el de Ruanda y todo lo demás, eso puede volver a pasar, quizás no de la misma manera, pero puede volver a pasar. Si no hacemos un trabajo de concientización, de divulgación, de preservar la memoria de los sobrevivientes, de educar a las nuevas generaciones… Las escuelas [que visitan el centro] son de chicos de 12 a 16 o 17 años, la mayoría, y es un momento propicio para hablar y concientizar sobre el tema. Recordemos que puede haber distintas formas de intolerancia, no sólo hacia el judío sino también a alguien por el color de la piel, por las religiones, por el homosexualismo… Hay otras formas de intolerancia, quizás no solamente el antisemitismo, y creo que la shoá ese el ejemplo más claro de racismo en la historia, no hay ningún evento que se pueda comparar. Creo que esa es una lección no solamente de respeto a los judíos sino también para una sociedad más tolerante.

¿Algo que quieras agregar Andre para terminar esta entrevista que tanto me ha enseñado?

Creo que nosotros, adventistas y judíos, tenemos mucho para aprender unos de los otros. Tenemos mucho en común, como la observancia de las leyes de sábado y de salud, el respeto a y estudio de la Torá…Lo o más importante acá es que deberíamos hacer un esfuerzo mutuo en el dialogo. Tenemos que respetar las diferencias y aprender unos con los otros, creo que eso es muy importante. Yo he aprendido mucho y espero haber sumado en algo.

Estoy segura que sí. Muchas gracias por tu tiempo.

A ti.

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