Por Dinorah Polakof
Un nuevo aporte testimonial incrementó el acervo de nuestra biblioteca. De reciente edición, No se olvida lo vivido, relata la intensa vida de Larissa Lara Mogilewski Inwentarz.
El libro cuenta con el prólogo del Lic. Rafael Winter (Rufo) quien con buen tino expresa: Cada relato suma. Cada relato aporta. Cada testimonio adiciona a la memoria en detrimento del olvido.
En su conjunto nos encontramos ante un libro autobiográfico que a lo largo de siete capítulos, va deshilvanando las peripecias de la familia. La protagonista, Lara, comienza contando sus orígenes: nació en Rusia, ex Unión Soviética, en la ciudad de Járkov. A partir de una primera infancia feliz y plena de afectos y holguras, resalta el clima cultural en el que se crió.
Acerca de su fe religiosa, Lara afirma identificarse como “rusa” desconociendo sus orígenes judíos. Más adelante comprendería de persecuciones y acosos por su condición de judía. Bajo el comienzo de la Segunda Guerra Mundial su padre es trasladado y alejado del reconfortante domicilio. La niña y su madre deben establecerse en el hogar de los abuelos paternos. Entre Odesa y Járkov discurre el espíritu aventurero que, de no ser por las sombras beligerantes, jamás hubiese cambiado el destino feliz idealizado por la pequeña.
La entrada de los nazis a su país, sus nefastas consecuencias traducidas como hambre, dolor, muerte; ocupan buena parte de la narración. La judeofobia atraviesa las páginas cual hilo entramado, tejiendo y destejiendo, a modo de sello y nuevas aperturas.
Cuando su madre y ella misma se enteran de que su padre ya no volverá, se les comunica que desapareció en la guerra, ellas se encontraban en Uzbekistán. La niña va a la escuela y crece en un ambiente de rechazo. Sin embargo, la mamá de Lara encuentra ahí mismo un buen compañero con quien se vuelve a casar. El padrastro es confidente y tutor, amable en casa y combatiente afuera. Al finalizar la guerra Symcha Inwentarz decide sacar, con la ayuda del Joint y la Cruz Roja, a pequeños huérfanos y trasladarlos en principio a Polonia. Al poco tiempo, vuelven a viajar y llegan a Francia donde se instalan en una casa compartida con refugiados. Durante buena parte de su viaje, los padres se hacen cargo de los más pequeños, los preparan para emigrar a Palestina donde se estaba forjando el Estado judío. Mientras tanto, les brindan educación y alimentación.
La enfermedad pasajera de la madre impide que suban al barco junto a los niños. Sin embargo, y a pesar de tantos infortunios, Lara fue beneficiada con caminos alternativos.
La emigración la condujo a Uruguay, país que la acogió y donde logró trazar su propio entorno familiar. El 27 de diciembre de 1948 desciende del barco que había partido de Lyon para recomenzar una nueva vida. Se define sionista y bendecida.
La sugerencia de la lectura de este libro compete al público juvenil y adulto. Resulta atractivo el compendio de documentos fotográficos en su versión intacta así como las postales y tarjetas de época. Es imprescindible destacar la colaboración de Silvina Inés Cattáneo para la concreción del libro quien de forma voluntaria y oficiosa ha hecho posible que este testimonio viera la luz.
Mogilewski Inwentarz, Larissa Lara
No se olvida lo vivido. 1ª edición
Maldonado, Uruguay. Botella al Mar, 2016
ISBN 978-9974-703-78-0