Elie Wiesel (Z’’L) La pluma más contundente, la voz de Auschwitz que resonó más fuerte

Elie Wiesel (Z’’L) La pluma más contundente, la voz de Auschwitz que resonó más fuerte
7 julio, 2016 administrador

Por Lic. Rafael (Rufo) Winter. Publicado en Semanario Hebreo el 7 de julio de 2016.

Honda consternación ha causado el fallecimiento de Elie Wiesel, sobreviviente, gran escritor; una de las figuras más prominentes, emblemáticas, del mundo judío; gran personalidad de la humanidad también.

 

Su deceso se produjo a la edad de 87 años.

Nació en Sighet, Hungría (actual Rumania) en 1928. En los terribles años de la Shoá fue deportado al campo de exterminio de Auschwitz junto con su familia en 1944.

El estuvo allí. En el medio del infierno.

Lo tatuaron en el brazo izquierdo: el número A-7713.

Su madre y hermana menor murieron en las cámaras de gas.

«En Auschwitz no sólo murió el hombre sino también la idea de hombre…el propio corazón del mundo fue incinerado en Auschwitz» expresó alguna vez.

Elie Wiesel fue luego deportado a Buchenwald junto a su papá quien murió allí.

Elie finalmente fue liberado.

Unos cuantos años después comenzó a escribir y obviamente su temática más significativa fue la Shoá (aunque posteriormente escribió sobre otros temas también).

Entre muchas obras, ensayos y novelas destaca la “ Trilogía de la Noche “ que incluyen “La Noche”, “El Alba” y “El Día”.

A través del relato de sus propias experiencias en el infierno, al mismo tiempo que describía el horror, cuestionó especialmente el silencio: el de buena parte del mundo, el de los aliados y el de… D”os.

“El principio, el fin: todos los caminos del mundo, todo el clamor de la humanidad llevan hacia ese lugar maldito. He aquí el reino de la noche, donde se oculta el rostro de D”os y un cielo en llamas se convierte en el cementerio de un pueblo evaporado” escribía Wiesel.

Recuerdo haber leído un artículo de su autoría-en relación a Iom Kipur-con el sugestivo título de “El Día sin Perdón”.

Probablemente una de las más claras definiciones de lo que le ocurrió a los judíos durante la Shoah-en realidad, de lo que fue la Shoah- la dio Elie Wiesel mismo: «No todas las víctimas fueron judíos. Pero todos los judíos fueron víctimas».

El recuerdo de la Shoá no lo abandonó nunca.

Seguramente por eso, su humanismo trascendió mucho más allá, comprometiéndose con la defensa de los Derechos Humanos en general, manifestándose contra el racismo y la discriminación. Solamente a modo de ejemplo: condenó duramente, públicamente, la guerra que en nombre de la “limpieza étnica” -en realidad genocidio- tuvo lugar en la Península Balcánica y específicamente en Bosnia en la década del noventa del siglo pasado.

Por su lucha en favor de los Derechos Humanos es que obtuvo el merecido galardón, el más importante de su vida: el premio Nobel de la Paz.

Además de otras condecoraciones muy significativas.

Gracias -entre otros- a los esfuerzos de Wiesel, Rumania -que tuvo un papel muy poco digno (por decirlo de manera eufemística) durante los años de la Shoá- proclamó un Día Internacional de la Shoá aún antes que la Asamblea General de las Naciones Unidas lo declarase en noviembre del año 2005.

Elie Wiesel estuvo en Uruguay y tuvo un encuentro con integrantes del Centro Recordatorio del Holocausto de aquellos años. Enrique Bergazyn (Z”L) era el Presidente de la Institución y Jacobo Polakiewicz ( hasta los 120) era el Presidente del Jeder Hazikaron, que así se le llamaba al Museo del Centro Recordatorio en aquellos años.

Rita Vinocur seguramente podrá recordar con más claridad y dar más detalles de dicha memorable visita.

Elie Wiesel (Z”L) pasó a la inmortalidad.

En el recuerdo queda un digno judío, un personaje excepcional, un escritor excepcional, quien fue de aquellos que más hizo, escribió y expresó para que el mundo sepa, sea conciente del horror.

Y no olvide.

La memoria esta y estará siempre íntimamente asociada a Elie Wiesel.

Se secó su pluma. Su voz, la más clara y potente de Auschwitz, se calló.

Pero a través de lo que fue su vida y su obra, el eco de su voz resonará para siempre. 

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