Querida amiga:

Me he tomado un cierto tiempo para «decantar» todo lo que viví el martes pasado.

Creo que de esta manera puedo aquilatar mejor este acontecimiento, en la infinita dimensión que tiene para la comunidad judía del Uruguay y para todos los uruguayos en general.

Me fascinó tu estado de emoción, tan grande como cuando nace un hijo, en este caso uno muy especial, porque representaba el sentir de mucha, mucha gente.

Me sentí muy identificada contigo, porque aquellas personas que somos responsables cargamos sobre nuestras espaldas ese peso, más allá de que nos lo impongan o no.

El martes descargaste esa pesada mochila, que a su vez implicaba responsabilidad, deber cumplido y sentimientos de reminiscencia por los que no estaban en cuerpo, porque sé que todos los sobrevivientes estaban en espíritu, y muy especialmente Ana Vinocur, convalidando la actuación tuya y de ese equipo de gente que permitió la concreción de la biblioteca de la Shoá.

Todo estuvo perfecto: desde las anécdotas tan interesantes del presidente del Centro, las palabras del Ministro, tan simples y a la vez cargadas de tanto realismo, el enfoque globalizador del vicepresidente, tus palabras, pura emoción y sentimiento y las canciones de Sharon, que tanto disfruté. Cuando la felicité me dijo:- Pero vos ya las habías escuchado, refiriéndose al día de la nominación de la Escuela. Por cierto que lo recordaba, pero en aquella oportunidad yo era la anfitriona y debía atender a muchas otras cosas al mismo tiempo,el martes sólo disfruté las canciones.

GRACIAS POR PERMITIRME PARTICIPAR DE ESTE EVENTO QUE QUEDARÁ COMO UN HITO EN LA HISTORIA DE LA COMUNIDAD URUGUAYA!